El edén existe y está en Azores. Qué ver en la isla de Flores

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Si hay un lugar que se asemeje al edén del que nos habla la Biblia o la Yanna del Corán, hay que buscarlo en la isla de Flores. La más occidental de las nueve que forman el archipiélago de las Azores es un paraíso verde y azul repleto de cascadas que se abren paso entre la floresta, antiguas calderas volcánicas convertidas en lagos, fajanas con magníficas piscinas naturales, senderos de cuento y profundas gargantas. Flores es la naturaleza sin maquillajes. A pecho descubierto. Un lugar imprescindible para todo aquel que se declare amante de este lugar llamado mundo. Por estas razones y muchas más vamos a repasar todo lo que ver en Flores fruto de nuestro viaje a la isla durante una semana. No os lo perdáis


Las palabras se quedan muy cortas cuando llega el momento de definir a la isla de Flores. Podemos decir sin miedo a equivocarnos que es uno de los lugares más bellos y salvajes que hemos visto en todo el mundo. Un argumento compartido con todos aquellos que han pisado este confín de Europa y además han tenido una climatología más o menos benévola. Flores es la isla que mejor define la esencia de las Azores. Los primeros pobladores portugueses que llegaron al archipiélago atlántico hace casi 600 años seguramente se encontraron en todas las islas con el paisaje que se aprecia en el Morro Alto de Flores. El enclave donde mejor se ha conservado la flora autóctona de unos pedazos de tierra forjados por la furia de los volcanes.

Poço da Ribeira do Ferreiro que ver en Flores
Poço da Ribeira do Ferreiro

Visitamos Flores durante el tercer viaje que hicimos a las Azores. Le dedicamos una semana al completo que, a pesar del reducido tamaño de la isla, no se hizo ni mucho menos larga. Eso no quiere decir que lo esencial no se pueda visitar en tres días (lo mínimo imprescindible). Pero si además se quiere practicar senderismo, barranquismo o incluso submarinismo, es fundamental tomárselo con calma.


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Antes de pasar a desgranar esta guía con todo lo que ver en Flores es necesario aportar algunos datos que ayudan a situar la isla. Es la más occidental de las Azores y por tanto la porción de tierra habitada más al oeste de Europa si exceptuamos las islas francesas y holandesas en el Caribe. En sus 141 kilómetros cuadrados viven unas 4.000 personas, repartidas en su mayoría en sus dos municipios: Santa Cruz das Flores y Lajes das Flores. Fue descubierta en 1452 por Diogo de Teive y su hijo João de Teive y desde entonces hasta ahora el respeto a la diversidad paisajística de la isla ha sido absoluto y su principal reclamo para los que buscan un viaje más auténtico. 

Poço do Bacalahau
Poço do Bacalahau

Consejos prácticos para visitar la isla de Flores

Antes de preparar el viaje a Flores es fundamental tener en cuenta una serie de claves. El principal consejo es organizarlo todo con mucha antelación ya que la oferta de alojamientos y vehículos de alquiler es limitada.

Cómo llegar a la isla de Flores

Avión. Es la opción más rápida para llegar a Flores. Desde principios de este siglo, la isla cuenta con un aeropuerto en Santa Cruz das Flores que parte en dos a esta ciudad. La fajana en la que está asentada permitió su construcción y facilitó la tarea del viajero. La única compañía que vuela hasta Flores es Sata (Azores Airlines). No hay vuelos directos desde Lisboa, Oporto o Faro, por lo que hay que viajar en primer lugar a otra isla de las Azores: São Miguel, Terceira, Corvo o Faial. Nosotros volamos de Lisboa a São Miguel con Ryanair y posteriormente tomamos el avión a Flores al día siguiente. De esta forma pudimos pasar unas horas en la mayor isla de las Azores que, aunque ya habíamos visitado en otras ocasiones, siempre apetece regresar. Los vuelos de Sata a Flores, como el resto que se realizan entren las islas, suelen tener un precio fijo que ronda los 80 euros por trayecto.

Aeropuerto de Flores
Aeropuerto de Flores

Barco. Otra opción para llegar a la isla de Flores es usar uno de los ferris de la compañía Atlanticoline, la encargada de hacer los trayectos de este tipo en las Azores. Existen conexiones con las islas de São Jorge, Pico, Faial y Corvo.

Alquilar coche en Flores

A la hora de hacer un recorrido por todo lo que ver en Flores resulta fundamental alquilar un vehículo. Es la forma más rápida y cómoda de ir parando en los diferentes miradores y desplazarse a los puntos más representativos de la isla. En Flores además se conduce muy bien. No hay grandes elevaciones como sí sucede en São Miguel y São Jorge y, como ocurre en el resto de las Azores, las carreteras se encuentran en muy buen estado. Nosotros alquilamos un coche con la compañía Ilha Verde. Se trata de una empresa local que opera en todo el archipiélago y que ofrece precios muy competitivos. La oficina de Ilha Verde en Flores está en el propio aeropuerto y resulta muy sencillo y rápido recoger el coche y comenzar a disfrutar de este pequeño paraíso atlántico.

Nuestro coche de Ilha Verde en Flores
Nuestro coche de Ilha Verde en Flores

Seguro de viaje

Hay que desterrar completamente la idea de que para viajar por Europa no es necesario un seguro de viaje. Incluso aunque tengamos al día la Tarjeta Sanitaria Europa, existen una serie de atenciones hospitalarias que solo están cubiertas con una buena póliza. Se además vamos a hacer senderismo y otros deportes de aventura, como es el caso de Flores, la contratación se hace todavía más necesaria. Y eso por no hablar de posibles pérdidas de equipaje, robos, retrasos, desplazamiento de familiares por una enfermedad, etc. Nosotros siempre que viajamos contratamos alguno de los seguros de Iati. En este caso es suficiente con el básico, que podéis contratar en este enlace con un descuento del 5 por ciento por ser nuestro lector.

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Mejor época para visitar Flores

El inmenso verde que lucen las islas Azores no es fruto de la causalidad, sino de una climatología muy especial donde abundan las precipitaciones y las temperaturas rondan entre los 20 grados de máxima y los 14 de mínima. En ningún momento del año está garantizado el buen tiempo, aunque habrá más posibilidades de encontrarlo entre mayo y septiembre. Esto tiene la desventaja de que julio y agosto son los meses con mayor turismo, aunque los que brindarán más opciones de darnos un chapuzón en las bonitas piscinas naturales que hay en la isla.

Arcoíris en Flores
Arcoíris en Flores

Nosotros visitamos Flores la última semana de septiembre y nos podemos considerar muy afortunados. Durante los siete días que permanecimos hubo un par de jornadas lluviosas y el resto lució el sol de una forma insólita. Con el astro rey luciendo sin oposición es muy difícil que otro lugar del mundo iguale el hechizo cautivador de Flores en enclaves como el poço da Ribeira do Ferreiro donde sientes que te encuentras en lo más parecido al edén.

La climatología es muy cambiante. En un mismo día puedes pasar frío, calor, enfundarte el chubasquero o acabar en manga corta y bañador. No solo eso. A la vez puede lucir el sol en la costa y que una densa niebla cubra la zona central de la isla mientras no para de llover. Como las distancias son muy cortas es cuestión de ir buscando la eterna primavera salvo que una borrasca lo cubra todo y se cierre la noche en aguas. 

¿Dónde alojarse en la isla de Flores?

La oferta de alojamientos en la isla de Flores es muy reducida, por lo que el primer consejo es reservar con bastante antelación, especialmente si se viaja en los meses de verano. Para nuestro gusto, el lugar más bello para pernoctar en Flores es Fajã Grande, en el oeste de la isla. Desde aquí se puede ver el último sol de Europa cada tarde, por un lado y las cascadas que se desprenden desde el Morro Alto, por el otro. Una mezcla de azul y verde hechizante.

Aldeia da Cuada

En Fajã Grande dividimos nuestra estancia en dos alojamientos que tienen los mismos propietarios pero que ofrecen un concepto totalmente diferente. La primera noche la hicimos en Aldeia da Cuada, un complejo de turismo rural que tiene una apasionante historia detrás. Cuada era una aldea con algo más de veintena de casas y un centenar de habitantes, la mayoría tejedores. En 1980 fue abandonada completamente por culpa de la emigración. Al igual que ha ocurrido en muchas de las islas Azores, gran parte de sus habitantes tuvieron que abandonar su tierra buscando una vida mejor en Estados Unidos y Canadá, mayoritariamente. Los padres de Carlota, la actual propietaria del alojamiento, se resistieron a ese abandono y recuperaron la aldea para el turismo. Compraron cada una de las viviendas buscando en las Américas a los descendientes de sus propietarios. Hoy Aldeia da Cuada es un complejo de doce casas que llevan el nombre de sus primeros dueños como homenaje a su historia de vida. Cada una de ellas ha sido decorada al estilo tradicional con loza, mantas o muebles que nos recuerdan a aquella época. Un maravilloso viaje en el tiempo para los que busquen un contacto total con el medio rural más auténtico desconectando de todo (solo hay conexión wifi en recepción).

Nuestra casa de Aldeia da Cuada
Nuestra casa de Aldeia da Cuada
Habitación de Aldeia da Cuada
Habitación de Aldeia da Cuada

Aldeia da Cuada tiene también un interesante restaurante donde es posible degustar exquisitos platos de carne y pescado con un aire tradicional. Allí mismo se ofrecen los desayunos. Haz clic aquí para reservar en Aldeia da Cuada.

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Villas do Mar

El resto de nuestra estancia en Flores la pasamos en Villas do Mar, un complejo de modernos apartamentos ubicados en primera línea de costa en Fajã Grande. El emplazamiento es inmejorable para disfrutar cada tarde del último atardecer de Europa.

Existen villas de dos y tres dormitorios. Nosotros estuvimos en la más grande, ideal para familias completas e incluso para un grupo de seis amigos. Este apartamento posee además una zona con barbacoa y un enorme salón con chimenea con grandes ventanales desde donde se ve el Atlántico, el islote de Monchique y la cascada del poço do Bacalhau.

Nuestra habitación en Villas do Mar
Nuestra habitación en Villas do Mar
Terraza de Villas do Mar
Terraza de Villas do Mar

La decoración y el mobiliario están muy cuidados y prima el buen gusto y la comodidad. Dan ganas de quedarse a vivir para siempre en uno de estos apartamentos que poseen cocina equipada y agradables terrazas. Fajã Grande tiene además un par de tiendas para hacer la compra y varios restaurantes interesantes de los que hablaremos más adelante. Haz clic aquí para reservar en Villas do Mar.

Vistas desde nuestro salón de Villas do Mar
Vistas desde nuestro salón de Villas do Mar
Cocina de Villas do Mar
Cocina de Villas do Mar

Qué ver en Flores. Guía completa con los imprescindibles

Un viaje a lo más parecido a lo que entendemos por paraíso. Una isla para amantes de la naturaleza más auténtica. Eso sí, absténganse los que buscan grandes playas de arena fina. De eso no hay, pero ni falta que hace. Flores es una isla vertical para practicar el senderismo y detenerse en los interminables miradores que hay en sus carreteras. Una porción de tierra para saborear a fuego lento. Sin prisas. Contemplando lo que aparece delante de nuestros ojos y frotándolos de vez en cuando para cerciorarse de que es algo real. Un último aviso. Aunque impacten, las imágenes que acompañan esta guía no se acercan ni de lejos a lo que depara una realidad aplastante y abrumadoramente bella. Pasen y disfruten.

En este recorrido por todo lo que ver en Flores vamos a empezar por el oeste de la isla, para seguir en el sentido opuesto a las agujas del relejo por el sur, este y finalmente el norte. Todo lo que proponemos lo vimos e hicimos en un viaje de una semana, pero al final del post haremos varias propuestas para los que acudan tres y cinco días.

Poço da Ribeira do Ferreiro

Si hay un lugar que resume a la perfección el carácter salvaje y casi bucólico de Flores ese es el poço da Ribeira do Ferreiro. Su imagen ilustra este post y cualquier postal de la isla. De hecho, durante nuestro viaje de una semana en Flores acudimos hasta tres veces para contemplar esta perfecta recreación del jardín del edén.

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Poço da Ribeira do Ferreiro
Poço da Ribeira do Ferreiro

Pero las emociones comienzan antes de llegar a esta sucesión de cascadas que se deslizan por los verdes acantilados. El paseo de algo menos de un kilómetro que lleva desde la carretera que conduce a Fajã Grande hasta el poço da Ribeira do Ferreiro ya es un espectáculo. Un tupido bosque donde apenas penetran los rayos del sol nos guía rumbo al paraíso con el sonido del agua como banda sonora. Hay que tener precaución, ya que el empedrado del sendero en algunos puntos es un tanto resbaladizo. Para ello siempre es bueno ayudarse de las varas de bambú que encontraremos en cualquier punto de la isla si las restricciones de equipaje han impedido llevar unos bastones de senderismo.

El poço da Ribeira do Ferreiro recibe este nombre por sus aguas ferruginosas. Se trata de un naciente que configura la cascada principal, la situada a la izquierda visto de frente. El resto de las caídas de agua son filtraciones de las lagunas situadas en el Morro Alto de la isla y de las que más tarde hablaremos. Todas ellas crean una pequeña laguna en la que está prohibido el baño y donde es habitual ver garzas y otras aves. Si tenemos la suerte de visitarlo en solitario, la sensación de estar en otro planeta se hace más evidente. Si alguien quiere conocer el verdadero de la palabra belleza que acuda al poço da Ribeira do Ferreiro.

Poço do Bacalhau

Los verdes acantilados de más de 400 metros de altura donde se encuentra el poço da Ribeira do Ferreiro se prolongan hacia el norte dejando es sus bases varias fajanas. Tal y como aprendimos con la erupción del volcán de La Palma, se trata de coladas de lava que se adentran en el mar y crean terrenos planos muy fértiles y donde se suelen asentar poblaciones. Ese desnivel propicia la presencia de cascadas, como la del poço do Bacalhau.

Poço do Bacalhau
Poço do Bacalhau

Su acceso es muy sencillo y apenas hay que caminar 300 metros por el sendero que parte de la carretera que une Fajã Grande con la Ponta da Fajã. Estamos ante una de las mayores cascadas de Portugal con sus 140 metros de altura. Recibe este nombre porque la caída del agua se asemeja a un bacalao seco. Lo bueno es que en su base nos podemos dar un chapuzón. En el riachuelo que forma y que avanza hacia el mar es habitual ver anguilas.

Piscinas naturales de Fajã Grande

Habíamos comentado anteriormente que Fajã Grande nos parecía el lugar más adecuado para alojarse en la isla por la belleza de su entorno. Además, cuenta con dos zonas de baño muy interesantes. Una de ellas se ubica junto al alojamiento Villas do Mar y el camping. La colada volcánica ha formado unos recovecos en los que, con ayuda de los accesos que se han construido, es posible darse un chapuzón en las aguas cristalinas y calmadas del Atlántico. Es un lugar ideal para hacer esnórquel. Eso sí, con precaución porque, al igual que sucede en otros puntos de la isla, suelen hacer acto de presencia las peligrosas carabelas portuguesas. Nosotros no vimos ninguna en el agua, pero sí varias en algunas playas de Flores.

Piscinas naturales de Fajã Grande
Piscinas naturales de Fajã Grande

Al norte de Fajã Grande, junto al restaurante Papadiamantis, hay otra zona de baño. Este punto es ideal para contemplar el último atardecer de Europa mientras los rayos de sol iluminan los acantilados verdes donde se encuentra la cascada del poço do Bacalhau.

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Último atardecer de Europa en Fajã Grande
Último atardecer de Europa en Fajã Grande

Mirador do Portal

Volvemos sobre nuestros pasos para ascender hasta el mirador con mayúsculas que ver en Flores. Son muchas las atalayas que hay en la isla azoriana, pero ésta se lleva la palma por la inigualable belleza de todo lo que muestra. El mirador do Portal se encuentra al inicio de la carretera que desciende hasta Mosteiro. Subidos a su vértice geodésico gozaremos con una panorámica muy completa de Fajã Grande y la vecina Fajãzinha, y con las cascadas del Poço da Ribeira do Ferreiro y Ribeira Grande a nuestra derecha. Una masa verde con formas armónicas que contrasta con la inmensidad azul del Atlántico y el último pedazo de tierra de Europa, el islote de Monchique.

Mirador do Portal
Mirador do Portal

Mirador Craveiro Lopes

A poco más de dos kilómetros del mirador do Portal, al pie de la carretera ER1, tenemos otra de las atalayas más imponentes que ver en Flores. El mirador Craveiro Lopes se levanta sobre las quebradas boscosas donde se encajan las cascadas del Poço da Ribeira do Ferreiro y Ribeira Grande. Otro espectáculo de colores verdes y azules para contemplar con sosiego.

Mirador Craveiro Lopes
Mirador Craveiro Lopes

Rocha dos Bordões

Antes de adentrarnos en el nuboso y casi idílico centro de la isla, volvemos sobre nuestros pasos para descender por la carretera ER1 a otra de esas sorpresas que depara Flores. Como isla volcánica que es, no podían faltar las columnas de basalto formadas por el enfriamiento abrupto de la lava que contemplamos en otros lugares del mundo como Islandia y a Calzada del Gigante de Irlanda. En este caso, al pie de la carretera aparece un órgano natural Rocha dos Bordões que ejecuta una sinfonía de lo más melodiosa.  A pocos metros de allí y también junto a la vía, está la pequeña cascada da Ribeira do Fundão.

Rocha dos Bordões
Rocha dos Bordões

Las siete lagunas de Flores

Viajamos al centro de la isla. Son apenas un puñado de kilómetros, pero el más que probable cambio de climatología dará la impresión de haber viajado durante horas a otras latitudes. Es una de las grandezas de Flores. A pie de costa puede lucir el sol mas brillante, mientras en el corazón de esta perla verde la niebla y la lluvia pueden ser las protagonistas. Vamos a hacer un recorrido por sus siete lagunas asentadas en antiguas calderas volcánicas. Lo ideal es gozar de algunos rayos del astro rey para contemplar sus vivos y hechizantes colores.

Lagunas Rasa y Funda

Muy cerca del miradouro Craveiro Lopes parte una pista asfaltada que nos deja en apenas cuatro minutos en el mirador de las lagunas Rasa y Funda. La primera, pequeña y ovalada y, la segunda, muy encajada y oscura gracias a sus 22 metros de profundidad. El entorno, rodeado de helechos y brezos es absolutamente magnético.

Laguna Funda
Laguna Funda
Laguna Rasa
Laguna Rasa

Lagunas Negra y Comprida

Una pista de tierra que sale de la carretera ER 2-2ª lleva, en apenas unos metros, hasta el mirador de las lagunas Rasa y Funda. Es uno los lugares más fascinantes que ver en Flores ya que, desde un mismo punto, se obtiene una imagen de las dos lagunas separadas por una porción de terreno de solo 15 metros. La laguna Comprida es especialmente hermosa por su estrechez y por cómo se hunde en el terreno intensamente verde. Tiene 17 metros de profundidad. La Negra recibe este nombre porque su profundidad (108 metros) hace que su tonalidad se vuelva más oscura.

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Lagunas Negra y Comprida
Lagunas Negra y Comprida

Lagunas Seca y Branca

La carretera de los Ferros Velhos, que une el centro (ER 2-2ª) con el norte de la isla (ER 1-2ª), representa un viaje en el tiempo a lo se encontraron los primeros pobladores, no solo de Flores, sino de todas las Azores. Luis, un taxista que nos llevó desde Ponta Delgada a Fajã Grande tras una ruta de senderismo de la que más adelante hablaremos, nos lo corroboró. “Es el lugar donde mejor se mantiene la flora autóctona del archipiélago”. Nacido en Angola, vivió en Tomar durante décadas hasta que se trasladó a Flores en busca de la paz que solo esta isla es capaz de dar.

Laguna Seca
Laguna Seca
Laguna Branca
Laguna Branca

En mitad de este paisaje donde destaca el endémico cedro-do-mato o cedro-das-ilhas, aparecen como de la nada las lagunas Seca y Branca. La primera solo tiene agua después de varias jornadas lluviosas, ya que de lo contrario actúa como una esponja que la engulle en cuestión de horas. Poco después se localiza la laguna Branca, de solo dos metros de profundidad y con un intenso color verde gracias a los líquenes.

Laguna de Lomba

La nómina de siete lagunas que ver en Flores se completa con la de Lomba, la más oriental. Se llega a través de una pista asfaltada que parte junto a la capilla de Nossa Senhora das Flores, ubicada al pie de la carretera ER 2-2ª. Tiene 15 metros de profundidad y está llena de algas, ranas y peces. Incluso es posible pescar truchas con una licencia que cuesta menos de tres euros. El escenario en días despejados es bucólicos con las hortensias adornando el perímetro y las vacas pastando en los prados contiguos.

Laguna Lomba
Laguna Lomba

Lajes das Flores

Es la segunda localidad más poblada de la isla de Flores después de Santa Cruz. Lajes das Flores presume de tener un activo puerto que en 2019 quedó seriamente dañado por el paso del huracán Lorenzo. Durante nuestra visita en 2022 seguían en marcha las labores de reconstrucción, que obligaban a desviar a Santa Cruz los principales buques que llegan a la isla.

Puerta del barco RMS Slavonia
Puerta del barco RMS Slavonia
Lajes das Flores
Lajes das Flores

Lajes das Flores también lleva muy a gala ser el concelho más  occidental de Europa. Un panel lo destaca en la entrada a la villa. Merece la pena parar en su faro y entrar en la iglesia de Nossa Senhora do Rosário, en cuyo interior se conserva una de las puertas del barco RMS Slavonia, que naufragó en 1909 en Flores. Se da la circunstancia de que la naviera propietaria de este barco era la misma que la del Titanic, que vivió idéntica suerte solo tres años después. La diferencia es que todos los ocupantes del RMS Slavonia pudieron ser rescatados con vida.

Faro de Lajes das Flores
Faro de Lajes das Flores

Junto al puerto de Lajes das Flores se encuentra la pequeña playa de Calheta. Además, al este de la localidad parte la bonita ruta de senderismo de la Fajã de Lopo Vaz de la que más adelante hablaremos.

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Mirador del Pico da Casinha

Ponemos rumbo a Santa Cruz das Flores para explorar el este y norte de la isla. Antes conviene hacer parada en el mirador del Pico da Casinha, ubicado al pie de la carretera ER 2-2ª. Desde aquí se aprecian las ondulaciones del terreno del norte de Flores, los corredores de magma y las chimeneas e incluso, en días claros, la silueta de la isla de Corvo. El mirador se denomina así porque justo detrás está el pico da Casinha, originado por un cono volcánico.

Mirador del Pico da Casinha
Mirador del Pico da Casinha

Mirador del Monte das Cruces

Antes de descender a la fajana donde se asienta Santa Cruz das Flores, conviene desviarse hasta el mirador del Monte das Cruces. Es la mejor atalaya para contemplar la localidad y su aeropuerto, que divide en dos el casco urbano y que solo se puede flanquear por los extremos.  Se trata de una ubicación cuanto menos curiosa, pero que al parecer fue la única viable ya que Santa Cruz es la única zona libre de nieblas de toda la isla.

Mirador del Monte das Cruces
Mirador del Monte das Cruces

Santa Cruz das Flores

Comparte denominación con otras capitales isleñas como Santa Cruz de Tenerife o Santa Cruz de la Palma. Con sus 1.800 habitantes es la capital de la isla. Pero no esperéis una ciudad con toda clase de servicios. Santa Cruz das Flores no deja de ser un pueblecito donde, eso sí, se puede encontrar de todo, peor a pequeña escala. Tiene un supermercado más o menos grande llamado centro comercial Floratlântico donde las estanterías estarán llenas o no en función de si el barco que trae los alimentos a la isla ha llegado a tiempo o se ha retrasado. También tiene bancos, alojamientos, un buen puñado de restaurantes de los que más adelante hablaremos e incluso una pequeña tienda de ropa donde pudimos comprar una sudadera que habíamos olvidado meter en la maleta.

Iglesia Matriz de Santa Cruz das Flores
Iglesia Matriz de Santa Cruz das Flores

El día más desapacible que tuvimos durante nuestro viaje a Flores lo aprovechamos para visitar los dos interesantes museos con los que cuenta Santa Cruz. Uno es el Museo das Flores y se ubica en el barroco convento de São Boaventura. Es un espacio muy didáctico para conocer la historia, el carácter de la isla y las diferentes actividades económicas que se han desarrollado. Asimismo muestra restos del buque Slavonia (una ventana, un lavabo y un aparador), además de piezas de arte sacro y la bonita iglesia del convento.

Museo das Flores
Museo das Flores

El museo de la Fábrica da Baleia do Boqueirão se encuentra en el extremo norte de la localidad en lo que fue la factoría donde se procesaban las ballenas que se capturaban en la zona. Este arte de pesca que los azorianos aprendieron de los norteamericanos fue clave en su subsistencia. La fábrica abrió en 1944 y se cerró en 1981, fecha en la que fue cazada la última ballena. Se trata de un espacio similar al Museo dos Baleeiros de Lajes do Pico que visitamos durante nuestra estancia en la isla de Pico.

Fábrica da Baleia do Boqueirão
Fábrica da Baleia do Boqueirão

Existe un tercer museo que no visitamos. Lleva el nombre de Willem Van Der Hagen, colonizador de las Azores. Se trata de un edificio con un diseño original cuanto menos y que rompe con el resto de construcciones de la localidad. Alberga exposiciones temporales artísticas.

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La entrada a los dos museos de Santa Cruz das Flores tienen un precio simbólico de un euro.

La costa de Santa Cruz das Flores nos regala además dos interesantes zonas de baño como son la poça das Salemas, ubicada enfrente del hotel Ocidental, y las piscinas naturales de Santa Cruz das Flores, al lado del camping.

Piscinas Santa Cruz das Flores
Piscinas Santa Cruz das Flores

Fazenda de Santa Cruz

Tomamos dirección norte por la carretera ER 1-2ª, a nuestro juicio, la más bella de toda la isla. Una sucesión de curvas se adentran en un paisaje casi salvaje con una vegetación exuberante donde nacen pequeñas cascadas y aparecen miradores que se asoman a la costa para contemplar las mejores vistas de la vecina isla de Corvo.

La primera parada de este recorrido es la freguesia de Fazenda de Santa Cruz. A pesar de su reducido tamaño posee una monumental iglesia dedicada a la Nossa Senhora de Lurdes con dos torres gemelas y amplio atrio. Apenas 1,5 kilómetros hacia el interior se localiza la reserva forestal Luís Paulo Camacho. Es uno de los lugares más visitados por los florentinos para pasar una agradable jornada de asueto en sus merenderos rodeados de una frondosa vegetación y entre animales como pavos reales, gansos, faisanes y conejos.

Mirador dos Caimbros

Seguimos en dirección norte por la ER 1-2ª. Al pie de la carretera aparece el mirador dos Caimbros, desde donde se contempla la isla de Corvo y los escarpados acantilados de esta zona de la isla. Flores se va haciendo más abrupta y vertical, mientras pequeños islotes salpican la costa.

Mirador dos Caimbros
Mirador dos Caimbros

Alagoa

Una carretera que de momento no aparece en Google Maps y que parte a la derecha de la ER 1-2ª, desciende de manera vertiginosa hasta la bahía de Alagoa y su camping. Cuenta con una zona de merenderos y barbacoas con espacio para la acampada de forma gratuita. Un poco más abajo hay una playa de cantos rodados, no muy adecuada para el baño, pero sí para contemplar los pequeños islotes puntiagudos que convierten este punto en un lugar muy fotogénico que ver en Flores.

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Bahía de Alagoa
Bahía de Alagoa

Cedros y Ponta Ruiva

A medida que vamos superando curvas el escenario que nos rodea se vuelve más y más salvaje. Como paredes de esponja que abrigan la carretera, aparecen las turfeiras, uno de los ecosistemas más singulares que ver en Flores. Se trata de una masa vegetal que se asemeja al musgo que acumula ingentes cantidades de agua. Solamente hay que pasar la mano con suavidad por encima para comprobar la humedad que retiene y que es clave en la armonía natural de la isla.

Mirador do Ilhéu Furado
Mirador do Ilhéu Furado

Llegamos a Cedros, desde donde parte una bonita ruta de senderismo que llega hasta Ponta Ruiva. En esta última población se ubica el mirador do Ilhéu Furado, desde donde se contempla el islote del mismo nombre llamado así por la abertura circular que tiene. Junto a él, otra pequeña isla, la bautizada con el nombre de Alvaro Rodrigues.

Ponta Delgada

Cuando llegamos a Ponta Delgada tenemos la sensación de estar en uno de los confines del mundo. En cierto modo es así, ya que la carretera ER 1-2ª llega a su fin y ya no podemos continuar bordeando la isla de Flores. El trayecto hasta Fajã Grande por la cara oeste solo se puede hacer por un sendero del que hablaremos más adelante.

Mirador de Ponta Delgada
Mirador de Ponta Delgada

Ponta Delgada tiene 500 habitantes y lo más interesante es lo que ofrece su entorno, con miradores como el de Ponta Delgada, enclavado junto a la carretera antes de bajar a la localidad. También es interesante el ubicado al lado del puerto en un merendero de reciente construcción. Al oeste se levanta el faro de Albarnaz, el más imponente que ver en Flores. No está abierto a las visitas, pero es un lugar magnífico para contemplar los acantilados de la isla.

Faro de Albarnaz
Faro de Albarnaz

Los mejores tours de turismo activo que hacer en Flores

Una isla como Flores es para recorrerla por libre en una ruta como la que hemos propuesto anteriormente, pero también para dejarse guiar por aquellos que la conocen en profundidad. En este capítulo hay una empresa que muestra como nadie la belleza inigualable de este paraíso. Se trata de Experience OC. Armando Rodrigues y su equipo reciben al viajero con la mejor de las sonrisas y transmiten la pasión que sienten por un lugar único que hay que saborear a cámara lenta. Con ellos realizamos dos de las actividades que proponen. Lo ideal es reservarlas con antelación, especialmente en temporada alta, aunque también se puede acudir a su oficina situada en Santa Cruz das Flores justo enfrente del aeropuerto.

Green Wonders

Se trata de un tour de siete horas de duración que recorre las principales maravillas verdes que ver en Flores. Nosotros lo hicimos de la mano de Francisco Pimentel, un formidable guía que nos ayudó a entender mucho mejor el origen de la isla, su flora y los secretos que esconde. Esta excursión es ideal tanto para los que van a visitar Flores pocos días, ya que en solo siete horas se pasa por sus principales puntos de interés. Pero también lo aconsejamos para los que estéis una semana o más para tener primero una visión de experto de cada rincón y posteriormente visitarlos por libre para tomar fotos y recrearse con más sosiego en cada uno de ellos.

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Green Wonders en Flores
Green Wonders en Flores

Las siete lagunas de flores, el poço da Ribeira do Ferreiro, el poco do Balcalhau, sus mejores miradores y la localidad de Lajes das Flores son algunas de las paradas de este tour de lo más completo con el que disfrutamos de lo lindo y conocimos más profundamente las peculiaridades de la isla de Flores.

Barranquismo

Lo practicamos por primera vez en 2018 Bled (Eslovenia) y desde entonces teníamos muchas ganas de volver a sentir la emoción del barranquismo. Por eso el viaje a la isla de Flores fue ideal para practicarlo. También de la mano de Experience OC y su guía Álvaro disfrutamos de una jornada inolvidable. No solo por la adrenalina que se suelta practicando barranquismo, sino por la belleza del cañón donde lo hicimos. Un lugar imposible de visitar de otra forma que no sea deslizarse por el agua que ha ido horadando la roca volcánica con formas imposibles.

Barranquismo en Flores
Barranquismo en Flores

Existen cuatro actividades diferentes de barranquismo: bautismo para novatos y tres niveles en función de la experiencia del viajero. Nosotros hicimos el primer nivel en Ponta Delgada, en la zona de Ilhéus. Un lugar mágico cubierto de una abundante vegetación que parece trasladarnos a la selva. La actividad es de lo más variada con saltos, momentos en los que deslizarse por la roca y otros de total relax dejándose llevar por la corriente.

Excursión a Corvo de un día

Al norte de Flores se encuentra la isla más pequeña del archipiélago de las Azores. Con sus 17 kilómetros cuadrados, Corvo es un pequeño paraíso al que merece la pena acudir en un día desde Flores. Nosotros lo teníamos todo previsto para hacerlo. Habíamos reservado una lancha con Atlânticoline, la naviera que realiza los trayectos entre las islas y con la que ya habíamos tenido una grata experiencia durante nuestro viaje a Pico, São Jorge y Faial. Pero todo nuestro gozo en un pozo. El día de la travesía amaneció con un oleaje imposible y una lluvia incesante. Nos quedamos con las ganas de haber ascendido hasta su Caldeirão. Una ruta de senderismo de unos diez kilómetros ida y vuelta que se puede iniciar en la capital de la isla, Vila do Corvo, y que llega hasta su inmensa y verde caldera volcánica donde se han formado varias lagunas.

Lancha para viajar a Corvo
Lancha para viajar a Corvo

Si se dispone de días suficientes, una buena opción es pasar una noche en Corvo. Eso sí conviene reservar con antelación ya que sus plazas hoteleras son muy reducidas. Además de la conexión de Atlânticoline, también es posible visitar Corvo en un día con Experience OC. Al margen de la belleza de esta isla, también resulta muy emocionante el viaje surcando las olas del Atlántico y en el que es muy habitual avisar cetáceos. 

Isla de Corvo desde Flores
Isla de Corvo desde Flores

Submarinismo

Otra asignatura pendiente durante nuestro viaje a Flores fue el submarinismo. Las condiciones del Atlántico en octubre no eran demasiado benévolas y, aunque teníamos previsto realizar esta actividad, nos quedamos con las ganas. Habíamos contactado previamente con la escuela de submarinismo Longitude 31ubicada en Lajes das Flores. Filipe Gomes nos atendió con mucha amabilidad y ojalá podamos regresar a la isla para sacarnos esta espina que quedó clavada.

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Las mejores rutas de senderismo que hacer en Flores

El senderismo es una de las principales razones para visitar las Azores y concretamente Flores. Al igual que sucede en todo el archipiélago, la isla cuenta con una atractiva red de senderos señalizados que hacen las delicias de todos aquellos que gozamos al máximo con las caminatas por la naturaleza. Durante nuestra estancia hicimos tres rutas. Aunque aconsejamos encarecidamente hacer las tres, si disponéis de poco tiempo hay una que no os podéis perder, la que une Fajã Grande con Ponta Delgada.

PR 01 FLO Fajã Grande-Ponta Delgada

Es la ruta de senderismo más espectacular que hacer en Flores. Sin ningún género de dudas. Se da la circunstancia de que casi la totalidad de la isla cuenta con una carretera que la rodea a modo de anillo. Sin embargo, el único tramo donde no existen ningún tipo de vía es precisamente el que separa Fajã Grande a Ponta Delgada, en el noroeste de la isla. Un territorio casi infranqueable y absolutamente salvaje donde es posible penetrar gracias a esta ruta de senderismo.

Ruta Fajã Grande-Ponta Delgada
Ruta Fajã Grande-Ponta Delgada

Es un itinerario lineal de diez kilómetros con casi 500 metros desnivel acumulado que resultaría muy cansado y exigente realizarlo en las dos direcciones. No nos queda más remedio que recurrir a un taxi. Podemos acudir con el coche a Ponta Delgada y que el taxi nos lleve hasta el inicio de la ruta o hacer la caminata y pedirlo en el destino. Nosotros optamos por la segunda opción. Un amable ganadero de Ponta Delgada se encargó de llamar a un taxista que nos recogió en el restaurante O Meireles. El precio del viaje no fue barato, 40 euros.

Aunque el comienzo oficial de la ruta es Fajã Grande, nosotros nos desplazamos en el coche hasta la Ponta da Fajã, el lugar donde acaba la carretera. Así nos ahorramos un par de kilómetros por asfalto. Junto a la iglesia de Nossa Senhora do Carmo comienza el sendero que rápidamente se adentra en un maravilloso marco cubierto de vegetación y que va ascendiendo poco a poco pegado a la línea de costa. Las vistas son sublimes, con la inmensidad del Atlántico y el islote de Monchique. Vadeando arroyos, adentrándonos en túneles vegetales y compartiendo espacio con las vacas, el sendero avanza hasta las inmediaciones del faro de Albarnaz, para alcanzar Ponta Delgada por una pista asfaltada. Una ruta de emociones fuertes, en la que hay que andar con precaución en algunos tramos por lo resbaladizo de las rocas. Consulta aquí el track de la ruta.

PR 03 FLO Fajã Grande-Miradouro das Lagoas

También desde Fajã Grande parte esta ruta lineal de 7 kilómetros y un desnivel acumulado de casi 700 metros que asciende desde la línea de costa por la pared verde que separa Fajã Grande de la zona donde se asientan cuatro de las lagunas que ver en Flores. Una caminata exigente por la subida de casi 600 metros en solo dos kilómetros, pero de una belleza desbordante.

La ruta oficial pasa por la cascada del poço do Bacalhau, pero nosotros lo omitimos ya que lo habíamos visitado previamente. Otro apunte, se aconseja empezar por el mirador de las lagunas y bajar hasta Fajã Grande para que el esfuerzo sea menor. Una vez en esta localidad, se puede coger un taxi para regresar al punto de origen. Pero como a nosotros nos van los retos y nos parece mucho más seguro subir que bajar, decidimos hacerla al revés.

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Ruta Fajã Grande-Miradouro das Lagoas
Ruta Fajã Grande-Miradouro das Lagoas

Es muy bella la ascensión, con unas visitas fabulosas de las fajanas de esta costa oeste de Flores. Después hay un tramo bastante anodino por pista hasta que se toma un sendero a la izquierda rodeado de la característica turfeira que pasa primero por la laguna Branca, posteriormente por la Seca y finalmente por la Negra y la Comprida.

Nosotros decidimos volver por la carretera a Fajã Grande (10 kilómetros). Una alternativa si no se quiere coger el taxi, aunque un poco pesada. Eso sí, en nuestro caso se hizo más corta ya que unas agradables ganaderas de la zona nos montaron en su coche y nos quitaron tres kilómetros de la ruta. Consulta aquí el track de la ruta.

PRC 04 FLO Fajã do Lopo Vaz

La tercera y última ruta que hicimos en Flores es la más corta y cómoda de todas ellas. Apenas cuatro kilómetros (ida y vuelta) entre las inmediaciones de Lajes das Flores y la Fajã do Lopo Vaz. Como su propio nombre indica se trata de una fajana que, en esta ocasión, se ha creado por los desprendimientos desde el acantilado.

Ruta de la Fajã do Lopo Vaz
Ruta de la Fajã do Lopo Vaz

La ruta comienza en un mirador provisto de un merendero para descender por unas escaleras de piedra entre brezos, fayas y bambú. Es un buen lugar para proveerse de un buen bastón de bambú que nos ayude en las rutas que hacer en Flores si, como fue nuestro caso, no es posible volar con unos bastones de senderismo. El sendero alcanza una bonita playa de cantos rodados. Nos quedamos con ganas de darnos un chapuzón, pero el oleaje era muy peligroso y además estaba repleta de carabelas portuguesas.

Un poco más delante de la playa hay plantaciones de plátanos y algunas propiedades privadas. El sendero se va cerrando por la vegetación y a la altura del kilómetro 1,8 toca darse la vuelta para regresar por el mismo itinerario. Consulta aquí el track de la ruta.

¿Dónde comer en Flores?

El pescado, algunos mariscos los quesos y la carne de ternera y cabrito copan la gastronomía de Flores. La isla cuenta con un buen puñado de interesantes restaurantes que tuvimos la oportunidad de visitar durante nuestro viaje. Es cierto que sus precios son más elevados que los que tienen otros puntos de las Azores como São Miguel y Terceira y, por supuesto, Portugal continental (entre 20 y 25 euros persona), pero merece la pena saborear la gastronomía isleña como un parte importante de la ruta por todo lo que ver en Flores.

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Aldeia da Cuada (Fajã Grande)

El alojamiento en el que pasamos la primera noche de nuestro viaje a Flores cuenta con un atractivo restaurante que es uno de los más sobresalientes para comer en Flores. Apenas tiene una decena de mesas en una pequeña cabaña de madera que mira al cielo estrellado azoriano. Arrancamos con unos quesos de las isla (6€) acompañados con tostas y una mermelada de pimientos muy interesante. Los precios de los principales son más elevados que la media de la isla, pero la preparación es muy cuidada y el producto, de primera calidad. Nos decantamos por un mero con una deliciosa salsa (27€) y un ‘wing steak’ de ternera en su punto (30€). Lo regamos con un vino blanco Farias de Pico (14€) que nos recordó a la fantástica ruta del vino que hicimos en aquella isla. Los postres, caseros. Muy buena experiencia gastronómica para darse un caprichito durante el viaje. Es imprescindible reservar.

Tabla de quesos de Aldeia da Cuada
Tabla de quesos de Aldeia da Cuada
Mero de Aldeia da Cuada
Mero de Aldeia da Cuada

O Moreão (Santa Cruz das Flores)

Es sin duda el restaurante más tradicional y auténtico en el que recalamos durante nuestro viaje a Flores. Está ubicado cerca del puerto  de Santa Cruz, y su aroma marinero impregna cada rincón de su pequeño comedor. Su propietaria es un auténtico torbellino con una vitalidad asombrosa. Tan pronto te canta la carta a la velocidad del viento como que interpreta un fado desde la cocina con su prodigiosa voz para animar la velada. Es bueno comenzar por unas sopas (2€) para continuar con unas lapas (15€) que fueron a la postre las más deliciosas que probamos en la isla. Lo ideal es dejarse aconsejar y pedir alguno de los pescados del día que rondan los 15-20€. A nosotros nos sirvió un delicioso filete de pez espada con un generoso acompañamiento de ensalada, verduras cocidas, patatas y yuca.

Pez espada de O Moreão
Pez espada de O Moreão

Restaurante Por-do-Sol (Fajazinha)

Al lado de Fajã Grande hay una fajana más pequeña con un puñado de casa que, como no podría ser de otra forma, se llama Fajazinha. Allí, pegado a la costa, se ubica el restaurante Por-do-Sol. Como su propio nombre indica es un lugar ideal para contemplar la despedida de los últimos rayos de sol de Europa antes de degustar sus platos tradicionales. Su aroma a auténtico es indudable. Eso sí, como si del 100 Montaditos se tratase, hay que rellenar en una hoja los platos que bebidas que uno desea. Arrancamos con unas sopas de verduras muy cargaditas y apetitosas (2€) para seguir con un cabrito al estilo de la casa (15€) que estaba muy bien guisado y acompañado de patatas cocidas. También pedimos un pescado del día (20€) que parecía ser atún. Los postres, interesantes. Y su propietaria, Nelia, una mujer muy particular, pero atenta.

Cabrito del restaurante Por-do-Sol
Cabrito del restaurante Por-do-Sol

Fora d’Horas (Santa Cruz das Flores)

Pequeño restaurante sin pretensiones ubicado cerca del aeropuerto de Flores. Es uno de los más económicos de la isla, y la calidad de sus platos es buena. Comenzamos por unas sopas (2€) con legumbres y guisantes, que fue de lo mejor del menú. Esta entrada es siempre un acierto seguro en Portugal continental, y por lo que vemos también en las Azores. Como plato del día tenían unos espaguetis con albóndigas (8€). Nada azoriano, pero apetitoso. Quisimos también probar algo de la carta y nos decantamos por unas lapas (15€), un molusco que nunca hemos dejado de probar en nuestros viajes a las Azores, pero también en Madeira y La Palma. Un pelín duras. Los postres, caseros y con buena nota. También elaboran pizzas.

Lapas de Fora d'Horas
Lapas de Fora d’Horas

Papadiamantis (Fajã Grande)

El Papadiamantis fue un carguero con bandera liberiana que partió del puerto estadounidense de Nueva Orleans y naufragó frente a las costas de Fajã Grande en 1965. Estaba cargado de cereal y afortunadamente sus 31 tripulantes sobrevivieron. La foto de todos ellos pisando tierra firme con el barco hundiéndose al fondo decora el comedor del restaurante que homenajea su historia. Papadiamantis está ubicado en un idílico y melancólico emplazamiento en Fajã Grande. Mirando fijamente al último sol de Europa. Fuimos al cenar tras disfrutar del atardecer y optamos por un pescado del día (15€) acompañado con patatas cocidas, cebolla y maíz. No estaba mal, pero nada que ver con una buena dorada o lubina de Furadouro o Espinho, por ejemplo. Pedimos también el bacalao al estilo de la casa (15,50€). Bien elaborado, pero el lomo era de peor calidad que otros muchos que hemos probado en Portugal continental. Más destacada fue la tabla de quesos de la isla que comimos de entrada (6€).

Pescado del día de Papadiamantis
Pescado del día de Papadiamantis

Maresia Restaurante (Fajã Grande)

Aunque acudimos con buenas referencias, la experiencia gastronómica en este particular restaurante pegado al océano en Fajã Grande fue buena sin más. Cierto es que el lugar es peculiar cuanto menos. Posee una terraza donde te mecen las olas del mar con un mobiliario original y diverso. En cuanto a la cocina, Jorge, su propietario, te avisa cuando llamas para reservar que te va a poner lo que tenga ese día. No hay carta ni menú. Algo que siempre suena bien, ya que es garantía de producto fresco y de cercanía. Comenzamos con un aceite de oliva delicioso para seguir con unos quesos de la isla, unos gambones a la plancha, salmón ahumado y finalizar con una rodaja de piña de São Miguel. Esta especie de menú tiene un precio de 25€ por persona. Un tanto elevado para las cantidades, pero Maresia al menos brinda una experiencia muy sensitiva. Era de noche, solamente contábamos con la iluminación de las velas, y la sensación de relax al son de la música ‘chill out’ fue máxima.

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Restaurante Maresia
Restaurante Maresia
Pablo Montes y Estefanía Casillas
Pablo Montes y Estefanía Casillas
Periodista e Ingeniera Agrícola. Viajeros

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