Ruta del vino de Pico, los caldos más volcánicos en Azores

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Cuando las islas Azores emergieron del Atlántico por las erupciones de sus volcanes, la lava se fue solidificando y la lluvia y el sol pusieron el resto. Sobre las nueve islas que forman el archipiélago fueron creciendo especies de lo más diverso que las convirtieron en las perlas verdes del Atlántico. Los primeros pobladores de la isla de Faial, muchos de ellos nobles procedentes de Flandes, descubrieron que en la cercana isla de Pico las vides crecían fácilmente y daban una uva de gran calidad. La tierra volcánica les aportaba los nutrientes necesarios y las condiciones meteorológicas hacían el resto. Eso sí, para protegerlas del fuerte viento que azota en Pico y de la perjudicial brisa marina, había que tirar de imaginación. Las tierras donde cultivaron las vides, se convirtieron en una especie de tablero de ajedrez. Una cuadrícula perfecta donde cada casilla está separada de la vecina con un muro de piedra volcánica negra que contrasta con el verde de la vid. Para que la planta no toque el suelo y se queme, otro pedazo de roca la eleva.

Paisaje vitícola de la isla de Pico
Paisaje vitícola de la isla de Pico

Durante años el vino Pico se consumía en las Azores y servía para que los barcos que hacían escala en el archipiélago rumbo a América se aprovisionaran. Pero llegó el olvido y con el abandono progresivo de las islas por la actividad sísmica, también se desatendieron los viñedos. Sin embargo, hace unas décadas se volvió a recuperar una actividad que tenía un gran potencial. El paisaje vitícola del norte de Pico está declarado Patrimonio de la Humanidad y sus vinos, especialmente los blancos, son apreciados en medio mundo. Estadounidenses, canadienses, rusos y hasta japoneses beben los caldos de esta pequeña isla cuyos habitantes consumen solo una pequeñísima parte de su vino. El resto, se marcha afuera como lo hacía antaño en aquellos barcos que cruzaban el océano. Descubrir esta cultura fue una de las actividades que realizamos durante nuestro viaje a Pico.

Cómo hacer la ruta del vino de Pico, un imprescindible en las Azores

Visitar la isla de Pico y no adentrarse en su cultura vinícola es un pecado. Es como ir a La Rioja o a la Ribera del Duero y pasar olímpicamente de sus caldos. La mejor forma de hacerlo es con un ‘tour’ guiado que te permita descubrir todas las vertientes de esta cultura. Nosotros lo hicimos con la empresa Futurismo, a la que ya conocíamos después de haber hecho con ellos la actividad de avistamiento de ballenas en Sao Miguel un año antes. De la mano de Jennifer, acudimos en primer lugar a ver el origen de todo. El paisaje vitícola que cautiva y ya es una de las imágenes más representativas de la isla de Pico junto con su montaña, la cima más alta de Portugal.

Uno de los vinos blancos de Pico
Uno de los vinos blancos de Pico

Paisaje vitícola declarado Patrimonio de la Humanidad

Era octubre y las vides descansaban después de haber dado su producción de ese año. La vendimia es en agosto y septiembre. Como ocurría hace décadas, muchos propietarios siguen residiendo en la vecina Faial y desembarcan en Pico para hacerla. Se trata de cepas que no están cultivas en espaldera como ocurre en el Douro, sino directamente sobre la roca. Son plantas aparentemente frágiles, muy diferentes a las viejas y gruesas que podemos ver en La Rioja o Ribera del Duero. En Pico los productores las renuevan cada veinte o treinta años aunque existen algunas que son centenarias.

Ese paisaje tan característico se completa con una arquitectura también propia. Por un lado tenemos las casas solariegas de los propietarios de las viñas, elegantes, de dos o tres pisos y construidas al modo tradicional con la piedra volcánica. Pero también se conservan otras más pequeñas y modestas donde residían los vendimiadores. Era una forma de no tener que ir y volver continuamente a sus lugares de residencia y así permanecer allí de continuo mientras se prolongaba esta actividad.

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Visita a la única cooperativa de la isla

La siguiente vertiente es la producción. Y nada mejor que acudir a la única cooperativa vinícola de la isla de Pico. Agrupa a unos 300 pequeños productores, aunque cada vez hay más bodegas propias e incluso se está construyendo un complejo de ecoturismo junto al aeropuerto de la mano de uno de los bodegueros más potentes de la isla. La cooperativa es un buen lugar para conocer el proceso de elaboración del vino de Pico. Aunque la mayoría de la uva que se cultiva es de la variedad Verdelho, también existen uvas Arinto dos Açores y Terrantez do Pico. Las tres producen blancos potentes, profundos y muy aromáticos. Nada que ver con los suaves y afrutados de Rueda, por ejemplo. También se introdujo hace décadas la uva Isabelina procedente de América, pero la imposibilidad de exportar ese vino a Europa hizo que se perdiera. El vino de Pico es mayoritariamente blanco. El auténtico y genuino. Pero existen viñas de uva merlot que producen también tinto en la isla.

Cata en la cooperativa ruta del vino de Pico
Cata en la cooperativa de Pico

Cata en una bodega tradicional

Después de disfrutar de una cata de los diferentes vinos de Pico en la cooperativa, era obligatorio acudir a una bodega tradicional y lo hicimos en una de las que más y mejor está trabajando la promoción del vino de Pico. A Buraca es una bodega familiar ubicada en Santo Antonio. Además de producir y vender vinos y licores ha querido ir un paso más allá. Cuentan con un restaurante, actividades de degustación y un museo etnográfico en el que han acumulado artilugios de todo tipo de sus antepasados. Herramientas, aperos de labranza, objetos de la cocina… En ellos se aprecia cómo las gentes de Pico tuvieron que echarle imaginación para construir, mayoritariamente con madera, sus propias herramientas. El hierro escaseaba y resultaba muy caro traerlo de fuera. La cata en A Buraca la realizamos acompañada de queso de la isla y un pan típico que más bien parecía un bollo dulce. Todo ello en una pequeña bodega cuidada hasta el más mínimo detalle y con una esencia tradicional que cautivaba.

Museo etnográfico de A Buraca
Museo etnográfico de A Buraca
Cata en A Buraca ruta del vino de pico
Cata en A Buraca

Alambique en Cachorro, la localidad más vinícola de Pico

La última pata de este banco son los licores, producidos a partir del aguardiente que se obtiene de la pulpa de la uva. Junto al aeropuerto de Pico, en la localidad de Cachorro, visitamos un alambique municipal. En una cochera, un grupo de hombres compartía charla sobre una mesa mientras veían la televisión. Había restos de viandas. Había que estar pendientes de un proceso de elaboración tradicional que ha permanecido inmutable con el paso de los años. Mientras la producción del vino se ha ido perfeccionando hasta incorporar los últimos avances tecnológicos, aquel alambique de Cachorro se había quedado estancado. Podíamos haber entrado cincuenta años antes que estaría prácticamente igual. Quizás cambiaríamos la televisión en color por una en blanco y negro, pero poco más. El fuego calentaba el ambiente y el aguardiente iba llenando grandes barreños a un ritmo endiablado. Un método que a nosotros nos resulta muy familiar, ya que en la Sierra de Francia salmantina son muchos los lugareños que en sus casas tienen esta forma tradicional de elaborar este licor. Sin ir más lejos cuando hicimos la ruta de la cascada de Jigareo en San Miguel de Valero visitamos uno de ellos.

Alambique municipal de Cachorro
Alambique municipal de Cachorro

Con un chupito de aguardiente que nos levanto el ánimo nos despedimos no sin antes dar un pequeño paseo por Cachorro. Es una de las localidades que mejor conserva esa tradición vinícola de Pico. Sus casas nobles, las de los vendimiadores, y hasta un curioso pozo en mitad del pueblo donde se recogía el agua de lluvia teniendo cuidado de no excavar demasiado ya que de lo contrario aparecía el agua del mar que se encuentra a unos metros. En ese Atlántico furibundo era complicado construir un puerto para sacar el vino en las barricas. Por eso la imaginación volvió al poder y surgieron los ‘rola pipas’. En el espacio que quedaba abierto entre las rocas volcánicas se construyó una pequeña rampa de cemento para que los barriles rodaran y llegaran al océano para ser cargados en los barcos.

Pozo y vivienda tradicional en Cachorro
Pozo y vivienda tradicional en Cachorro
'Rola pipas' de Cachorro
‘Rola pipas’ de Cachorro

Con el sonido del Atlántico golpeando con fuerza la costa de cachorro donde el agua ha ido horadando la roca volcánica, concluimos este tour por la cultura del vino de Pico. Ilustrativo por todo lo que vimos y por las certeras explicaciones de Jennifer, una guía de lujo. Una simpática alemana que ha acabado en Azores trabajando en lo que realmente le gusta. Futurismo nos volvió a dejar con un gran sabor de boca y nos permitió conocer un poco más la esencia de estas islas Azores de las que estamos completamente enamorados.

Pablo Montes y Estefanía Casillas
Pablo Montes y Estefanía Casillas
Periodista e Ingeniera Agrícola. Viajeros

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