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La última ‘reserva’ de Europa. La naturaleza más pura y exuberante que se niega a caer presa de la masificación y de la voracidad del turismo incontrolado. Así son las Azores. Un paraíso. Nueve perlas verdes diseminadas en mitad del inmenso Atlántico. A caballo entre Europa y América. Gracias a los dos viajes que hemos realizado al archipiélago podemos decir sin tapujos que nos hemos enamorado perdidamente de ellas. En ambas escapadas, la isla de São Miguel ha estado en el itinerario. Es la más grande y también la más visitada. Pero no por ello pierde un ápice de encanto. Cráteres volcánicos cubiertos de vegetación, lagunas de colores imposibles, cascadas, flores en los arcenes, infinitos miradores, aguas termales, prados donde las vacas pueden darse atracones diarios… Vamos a hacer un viaje por todo lo que ver en São Miguel en un recorrido apasionante. Haciendo paradas en lugares más propios de otras latitudes. Sin embargo, el paraíso está a la vuelta de la esquina. Bienvenidos.
Cómo llegar a São Miguel
Recalamos por primera vez en São Miguel durante cinco días dentro de un viaje a las Azores que también nos llevó a Terceira durante otros tres. Después de años en los que viajar a las Azores estaba al alcance de unos pocos, la entrada de Ryanair en las conexiones entre la península y el archipiélago democratizaron la situación. El turismo ha comenzado a llegar, pero de manera ordenada. Hablamos de un destino que, afortunadamente, no a atrae a los que solo buscan sol y playa. Además, la infraestructura hotelera ha sabido respetar el medio sin ocasionar los destrozos que se pueden apreciar en algunas ciudades de la costa mediterránea, por ejemplo.
São Miguel es la isla mejor comunicada de todo el archipiélago. Desde España es posible reservar vuelos directos en verano con la aerolínea portuguesa TAP. La opción más económica es optar por Ryanair, pero para ello solo se pueden elegir los aeropuertos de Oporto y Lisboa. Por su cercanía con Salamanca, nosotros partimos desde la capital del Douro. La duración del vuelo es de dos horas y media aproximadamente.
Para llegar a São Miguel desde cualquier otro punto del archipiélago azoriano existen numerosas frecuencias aéreas de la mano de Sata de Azores Airlines y también vía marítima con la naviera Atlanticoline. Esta última opción es recomendable para viajar entre islas cercanas, ya que el precio de los billetes es muy ajustado.
La importancia de un buen seguro de viaje
Para viajar a las Azores y maravillarse con todo lo que ver en São Miguel no hay que olvidar contratar previamente un seguro de viaje. Estamos en Europa y la tarjeta sanitaria europea nos garantiza asistencia en cualquier centro médico. Pero un seguro de viaje va más allá. Robos, pérdidas de equipaje, gastos de cancelación, problemas legales… No hace falta viajar a Asia o África para contratar una póliza de este tipo. Es necesaria siempre. Desde que comenzamos a recorrer el mundo confiamos en Iati, una compañía española especializada en viajes y con la siempre hemos tenido una experiencia muy buena. Si contratas tu seguro de viaje a través de este enlace te beneficiarás de un cinco por ciento de descuento por ser nuestro lector.
Cómo moverse por São Miguel
Un coche de alquiler es la única forma realista de recorrer todo lo que ver en São Miguel. De otra forma sería imposible llegar a la cantidad de rincones con encanto que ofrece. Y mucho más si tenemos en cuenta que São Miguel es la isla de los miradores. Cada pocos kilómetros aparece uno en cualquier carretera. Y la tentación de detenerse suele ser irrefrenable. Un vehículo otorga esa libertad para ir planificando la ruta sobre la marcha.
Aunque operan numerosas compañías, nos decantamos por Autatlantis para alquilar coche en São Miguel durante nuestro segundo viaje a la isla. En primer lugar porque es una empresa local que trabaja por el desarrollo de las Azores y de la que leímos unas referencias inmejorables. Además, cuenta con una flota de vehículos renovada y unos precios muy ajustados. Nos dieron todo tipo de facilidades y la experiencia fue excelente. La recogida del vehículo la realizamos en el aeropuerto Juan Pablo II de São Miguel, una instalación moderna, pequeña y muy cómoda ubicada a solo cinco kilómetros de la capital, Ponta Delgada.
Hoteles en São Miguel
São Miguel se puede recorrer pernoctando en un único lugar. No es necesario ir moviéndose, al contrario de lo que ocurre en islas más extensas como Sicilia o Cerdeña, por poner un par de ejemplos. Fruto de nuestras dos visitas, os hacemos dos recomendaciones de hoteles muy diferentes, pero en los que vivimos una estancia muy grata.
Santa Barbara Eco-Beach Resort
Puede ser, sin miedo a equivocarnos, el hotel más exclusivo y singular que hemos visitado en nuestros años viajando por el mundo. Santa Barbara Eco-Beach Resort es un capricho que representa a la perfección la forma de entender el turismo en las Azores. Un complejo ecológico que prácticamente se mimetiza con el entorno, pero que no sacrifica ni un ápice el lujo y la grandeza de los pequeños detalles. Un alojamiento ideal para parejas y familias que busquen darse un capricho junto al Atlántico y disfrutando al mismo tiempo de las vistas de las montañas verdes de São Miguel.
Rodrigo y João son los creadores de este sueño ubicado en Ribeira Grande, al norte de la isla y perfectamente comunicado. El complejo se divide en villas de diferentes tamaños y estudios levantados con materiales como madera y corcho. Ninguno tiene más de una altura, lo que hace que el impacto visual sea mínimo. El interior es un auténtico sueño. En el caso de los estudios, la opción más ‘modesta’, poseen un dormitorio de película integrado en una estancia con sala de estar, una pequeña cocina que permanece oculta tras un armario y un gran ventanal ofrece unas vistas únicas de las montañas. Aunque este tipo de habitaciones son las más pequeñas, gozan en su terraza con acceso directo a un jacuzzi para relajarse en cualquier época del año. Además, el hotel cuenta con piscina de agua salada y comunicación con el océano.
Todos y cada uno de los materiales que están empleados tienen un origen sostenible. Desde el bambú que separa las terrazas de las habitaciones, pasando por el tronco que sirve como mesa, hasta el lavabo elaborado con materiales reciclados. Una clara apuesta por el medio ambiente y por el paisaje privilegiado de las Azores. Los desayunos se sirven en el restaurante que posee el hotel y están repletos de productos locales y naturales de primera calidad. Obviamente estamos hablando de un alojamiento con un precio superior a la media de los hoteles de São Miguel, pero que merece la pena para darse un antojo o elegirlo como destino de una luna de miel o un viaje romántico.
Santa Barbara Eco-Beach Resort se encuentra a solo 15 kilómetros del aeropuerto y más cerca todavía de algunos de los principales atractivos de la isla como el Lagoa do Fogo (7 kilómetros).
VIP Executive Azores Hotel
El hotel VIP Executive Azores se ubica en la capital de la isla, Ponta Delgada, pero en una zona más alejada del casco histórico y por lo tanto más tranquila. Es un concepto totalmente diferente al del Santa Barbara Eco-Beach Resort, pero con una fantástica relación calidad precio. Un hotel urbano que sirve igualmente para recorrer São Miguel ya que su ubicación en la capital es idónea para desplazarse en un día hasta cualquier punto de la isla. Las habitaciones son amplias y modernas, posee una piscina exterior y una interior ideal para relajarse cuando se viaja a las Azores fuera del verano como fue nuestro caso. El desayuno es variado y de calidad y el trato, impecable.
Una de sus ventajas es que se encuentra a solo un kilómetro del aeropuerto. Por este motivo es una alternativa interesante para pasar una última noche en São Miguel antes de tomar el vuelo de regreso. O por ejemplo, si la estancia en la isla se limita simplemente a una escala para posteriormente viajar a otro punto del archipiélago azoriano.
¿Cuántos días son necesarios para visitar São Miguel?
São Miguel es una isla que tiene alicientes más que suficientes para recorrerla con calma durante una semana. Si además el viaje tiene el objetivo de hacer gran parte de sus rutas de senderismo, la estancia se podría alargar más aún. En nuestro caso pasamos cinco días y en ese tiempo visitamos los principales puntos de interés que ver en São Miguel e hicimos dos rutas de senderismo. Quedaron cosas en el tintero, pero esperemos que haya más oportunidades de seguir escudriñando sus encantos.
Qué ver en São Miguel en cinco días
São Miguel es totalmente diferente a lo que hayas visto hasta el momento. Asegura José Luis de Juan, en un fantástico reportaje sobre las Azores publicado en el suplemento ‘El Viajero’ de ‘El País’, que São Miguel “despliega todo el verdor brillante de la costa irlandesa”. La zona de Furnas, donde la tierra está humeante, le recordaba a la isla Sur de Nueva Zelanda (a nosotros también nos trae recuerdos de Islandia). Incluso las plantaciones de té, le trasladaban a la mismísima Hawái. Además de todas esas similitudes, São Miguel tiene una marcada personalidad propia. Parajes únicos y arrebatadores como el Lagoa do Fogo o los lagos de Sete Cidades. Una ciudad con aires coloniales como Ponta Delgada. Una gastronomía contundente y excelsa donde los productos del mar y la tierra se dan la mano. Y otro buen puñado de sorpresas para ir descubriendo sin prisa. Con la tranquilidad que irradian los habitantes de São Miguel.
Lagos de Sete Cidades
Si tuviéramos que quedarnos con una única imagen de São Miguel, esa sería de los lagos de Sete Cidades. Se trata de un paisaje protegido incluido dentro de la lista de las siete maravillas naturales de Portugal. Se sitúa en el extremo noroeste de la isla y está formado por dos lagos, uno azul y otro verde, separados por un estrecho paso y rodeados de un paisaje de una frondosidad apabullante. Su origen se remonta a 1445 cuando tuvo lugar la erupción del volcán de Sete Cidades. Aunque la tradición popular nos habla de un germen más romántico: las lágrimas derramadas por un pastor y una princesa que vivían un amor prohibido.
Sea como fuere, resulta imprescindible gozar con la vista que nos regalan los lagos desde dos de los miradores que hay en la carretera que pone rumbo al sur de la isla. El más popular es el de la Vista do Rei, llamado allí porque cautivó al rey don Carlos y su esposa Amelia allá por 1901. Aunque a menos altura, no se queda para atrás el mirador Cerrado das Freiras, donde las hortensias que lo decoran de forma natural ponen la nota de color a cada una de las imágenes que tomamos. Esa ilusión óptica que permite ver a uno de ellos verde y al otro azul solo es posible en días soleados. Nosotros tuvimos mala suerte en ese aspecto, pero eso no impidió que se convirtiera en una de las imágenes mejor grabadas en la retina de nuestro viaje a las Azores.
Lagoa do Fogo
Vivir un atardecer en el Lagoa do Fogo es una de esas experiencias mágicas que hacer en São Miguel. Nosotros lo teníamos fácil, ya que está a solo siete kilómetros del Santa Barbara Eco-Beach Resort. Además tuvimos la suerte de presenciarlo en los dos viajes que hicimos a la isla y con la fortuna añadida de ver el lago totalmente despejado.
Su tonalidad verde es magnética y, si a eso le sumamos que está abrigado por un tapiz de laurisilva, la postal es de auténtica excepción. El mejor lugar para contemplarlo es el mirador da Barrosa. Es el segundo de los dos que permiten ver la Lagoa do Fogo, pero el primero es más frecuentado porque cuenta con un amplio aparcamiento. Este lago ocupa el cráter de un volcán extinto que se formó tras la erupción de 1563.
Caldeira Velha
El mismo día que visitamos la Lagoa do Fogo hicimos lo propio con la Caldeira Velha, ya que están separadas solo por cinco kilómetros. Se trata de un complejo termal natural de aguas ferruginosas que tiene en su cascada su imagen más conocida. Las diferentes zonas de baño se encuentran envueltas en una variada y frondosa laurisilva que parece trasladarnos al trópico.
La entrada para visitar simplemente el jardín cuesta 3 euros, pero si nos queremos dar un baño tiene un precio de 8 euros. Sinceramente la experiencia es más visual que sensorial. O, lo que es lo mismo, la visita a la Caldeira Velha merece la pena para disfrutar del paisaje, pero no tanto por lo placentero del baño. Para esto último nos quedamos con el parque Terra Nostra y con la Poça da Dona Beija, de las que hablaremos a continuación en este post con todo lo que ver en São Miguel.
Furnas
Una perpetua nebulosa y un profundo olor a sulfuro nos reciben a nuestra llegada a Furnas. Es uno de los rincones más singulares que visitar en São Miguel. En este inmenso valle la tierra está en constante ebullición. Ese calor que llega de las entrañas del suelo no impide que la vegetación vuelva a dejar claro que São Miguel es la isla verde de las Azores.
Una buena prueba de ello es la vista de la Lagoa das Furnas. La mejor panorámica la tendremos desde el mirador del Pico do Ferro. Pero también deberemos bajar a pie de lago para recorrer las ‘caldeiras’ donde se elabora el famoso cocido de Furnas. Un guiso similar al que conocemos en España, pero que tiene la particularidad de cocinarse en grandes ollas que se introducen en los agujeros humeantes de la tierra. El calor del suelo sirve de fogón para elaborar un plato delicioso que se puede probar en cualquiera de los restaurantes de la localidad.
Furnas es una ciudad termal y hay varios lugares donde sumergirnos en esas aguas cálidas y ferruginosas, con aspecto de pútridas, pero que otorgan una inmensa sensación de bienestar. Nosotros acudimos a los dos centros termales más populares de Furnas. Uno es la Poça da Dona Beija (4 euros la entrada, más 1 con taquilla). El complejo está compuesto por diferentes piscinas con diversas propiedades y temperaturas. A diferencia de la Caldeira Velha, todas las pozas son artificiales, pero las instalaciones están cuidadas al máximo.
El otro centro termal es el parque Terra Nostra, uno de los lugares imprescindibles que ver en São Miguel (8 euros). Además de contar con una inmensa piscina de agua termal donde sumergirse hasta el cuello a 40 grados de temperatura, estamos ante uno de los jardines botánicos más espectaculares de toda Europa. 2.000 especies arbóreas pueblan un espacio único.
Ponta da Ferraia
Siguiendo con esa vertiente termal de la isla de São Miguel no nos podemos olvidar de la Ponta da Ferraia. Una relativamente reciente erupción volcánica ha dibujado en la roca formas imposibles y ha sido capaz de calentar las frías aguas del Atlántico. Sus propiedades se vienen disfrutando desde el siglo XVI.
La zona cuenta con un balneario con hotel y restaurante, pero el baño más auténtico lo encontraremos un poco más adelante. Siguiendo un pequeño sendero señalizado llegaremos a la cala termal de Ponta de Ferraia. Uno de los pocos lugares del mundo donde el agua del mar es capaz de calentarse gracias a una corrientes subterráneas que elevan su temperatura hasta los 28 grados. Hay que tener precaución en días de mucho, oleaje que además coincide con un menor ‘efecto termal’ debido al movimiento constante el agua.
Vila Franca do Campo
Esta tranquila localidad costera fue la antigua capital de las Azores, pero el devastador terremoto de 1522 la dejó casi herida de muerte y cedió a Ponta Delgada ese honor. Tras aquella tragedia, Vila Franca do Campo renació de sus cenizas y ahora tiene un paseo por sus callejuelas.
Nosotros además subimos hasta la ermita Nossa Senhora da Paz (a 2,5 kilómetros del centro del pueblo), un templo que es lugar de peregrinaje y que cuenta con una escalera zigzagueante que nos recuerda al Bom Jesús de Braga, pero a pequeña escala. Como ocurre con muchas ermitas, detrás se encuentra una leyenda protagonizada por unos pastores que encontraron en ese lugar la imagen de una Virgen. El templo es además un magnífico mirador de la costa y del símbolo de Vila Franca do Campo, su islote.
Se trata del cráter de un antiguo volcán convertido en un islote con una laguna interior comunicada con el océano. Un paraíso para disfrutar del baño en aguas cristalinas que además está catalogado como reserva natural. Se puede visitar entre los meses de junio y septiembre gracias a un servicio de ferri (5 euros ida y vuelta) que sale cada hora desde el puerto de Vila Franca do Campo.
Plantaciones de té
Las islas Azores representan un viaje a paisajes que nada tienen que ver con Europa, pero sin salir de Europa. Un ejemplo son las plantaciones de té de São Miguel, las únicas que existen en el Viejo Continente. Aunque desde la carretera EN1 junto a la localidad de São Brás podemos ver la armoniosa disposición de estas plantas que llegaron en el siglo XIX, también es posible visitar la centenaria fábrica de Gorreana y conocer cómo se produce el té azoriano (en portugués se denomina chá).
Ribeira dos Caldeirões
En una isla tan natural y virginal como São Miguel puede parecer innecesario acudir a parajes donde ha intervenido la mano del hombre. Nada más lejos de la realidad. La Ribeira dos Caldeirões es un buen ejemplo. Conocimos de su existencia gracias a las recomendaciones de nuestras compañeras de “La Gran Escapada” y no nos decepcionó ni un ápice. Estamos ante un parque donde se han recuperado antiguos molinos con toda su estructura y que posee varias cascadas rodeadas de una frondosa vegetación autóctona. Es un lugar ideal para acudir en familia y caminar tranquilamente por unos senderos donde el sonido del agua está continuamente presente.
Ponta Delgada
Es la capital de São Miguel y del archipiélago de las Azores. Una ciudad tranquila y apacible con aires coloniales donde sus principales monumentos mezclan el negro de la roca volcánica y el blanco de la cal. Un paseo de un par de horas será suficiente para conocer su casco histórico al que accederemos por las Portas da Cidade, formadas por tres arcos que marcaban la entrada a la ciudad.
La igreja de São Sebastião es el templo principal. Aúna características del gótico tardío con elementos barrocos y manuelinos. La igreja de São Pedro, con su recargado y dorado altar barroco; la de São José;el agradable jardim Padre Sena Freitas con las vistas del azulado Palácio da Conceição; y el forte São Brás, el mejor ejemplo de arquitectura militar de la isla, son otras de las visitas que hacer en Ponta Delgada.
Faro de Arnel
Las costas oeste y este de São Miguel contrastan profundamente. La primera es más turística, con mejores carreteras gracias a su cercanía con la capital, Pontal Delgada. Sin embargo, al este, la carretera EN1 que rodea la isla se estrecha y se complica. Subidas y bajadas entre curvas y más curvas dibujan un recorrido apasionante y menos transitado. En este trayecto nos encontramos con pequeñas joyas como el faro de Arnel, uno de los más bellos y fotogénicos no solo de Azores, sino de Portugal. Con sus 15 metros de altura es el más antiguo del archipiélago. Un consejo, no es conveniente intentar bajar hasta el faro en coche. Mejor dicho, bajar puede ser más o menos asequible, pero otra cosa es subir. La pista asfaltada más empinada que jamás hayamos visto es la que comunica la carretera EN1 con el faro. Mejor hacerlo caminando y ahorrarnos disgustos.
Al sur del faro de Arnel se encuentra dos de los miradores más espectaculares de la costa este, el de Ponta do Sossego y el de Ponta da Madrugada.
Avistamiento de cetáceos
Sería casi un delito viajar a las Azores y no participar en una travesía para avistar cetáceos. Por algo el archipiélago portugués es uno de los mejores lugares del mundo para ver ballenas. Las salidas más populares se organizan desde las islas de Pico y São Miguel. Nosotros confiamos en la empresa Futurismo, que se distingue por un absoluto respeto a los cetáceos y su hábitat. Eso se consigue no interrumpiendo su trayectoria ni, por supuesto, recurriendo al lanzamiento de comida para atraerlos. Navegas sin saber lo que te puedes encontrar y ahí radica la grandeza de la actividad.
Acompañados de un equipo de biólogos marinos, disfrutamos desde nuestro barco de ballenas azules, jorobadas, sardinheiras y también de numerosos delfines. Una experiencia fantástica que os contamos con todo detalle en este post.
Rutas de senderismo
El senderismo es uno de los principales motivos para visitar São Miguel. La isla cuenta con una treintena de senderos señalizados que hacen las delicias de los que disfrutamos caminando por la naturaleza.
Entre semejante abanico nos tuvimos que quedar con dos de esas rutas. Durante una mañana hicimos el sendero de los Moinhos da Ribeira Funda (3,3 kilómetros circulares) y lo unimos con el que llega hasta la praia da Viola. En total hicimos 7,2 kilómetros por un paisaje muy diverso. Primero por una zona boscosa donde predominan las criptomerias y donde están diseminados antiguos molinos que se nutren del arroyo que unos metros más adelante desemboca en el océano. Cuando alcanzamos la costa Atlántica, un desvío a la izquierda enlaza con el sendero de la praia da Viola que nos lleva a este arenal por exigentes subidas y bajadas. Deshacemos lo andado y volvemos a la ruta de los Moinhos da Ribeira Funda para regresar al pueblo de Ribeira por una pista.
Al día siguiente realizamos la ruta circular de las Caldeiras da Ribeira Grande y el Salto do Cabrito (8,5 kilómetros circulares). El recorrido parte de la zona termal de Ribeira Grande para llegar a una central hidroeléctrica y posteriormente avanzar hasta el Salto do Cabrito entre una frondosa vegetación que parece trasladarnos al trópico. El regreso es menos vistoso ya que se realiza por un tramo de pista asfaltada, otro de carretera y un camino sin demasiados alicientes.
Comer en São Miguel
Los productos del mar y el cocido de Furnas son la piedra angular de la gastronomía de São Miguel. Eso sin olvidarnos de los deliciosos quesos que se producen en la isla y el contundente y sabroso bolo levedo, un esponjoso panecillo elaborado con harina, huevos, leche, mantequilla y azúcar. Si algo nos gusta de Azores es que conserva esa apuesta por la cocina tradicional a precios reducidos de la que se hace gala en Portugal continental. En nuestras dos visitas descubrimos un buen puñado de restaurantes de lo más interesante.
Nos gustó especialmente O Américo de Barbosa, una pequeña tasca ubicada en la localidad de Mosteiros, al noroeste de la isla y muy cerca de los lagos de Sete Cidades. Deliciosas las lapas ‘grelhadas’ y el pulpo asado. Y todo ello a precios muy ajustados.
En Furnas no nos resistimos a la tentación de saborear su cocido en uno de los restaurantes más populares, O Miroma. También nos gustó el pescado fresco que se sirve en O Pescador, en la localidad de Rabo de Peixe. En el buen manejo culinario de los productos del mar también sobresalen Cantinho do Cais en São Brás y la ‘casa de pasto’ O Amaral en Porto Formoso.
Hola, si vamos 13 días completos a San Miguel, da bien para recorrerla entera y ver todo? Gracias
Hola Borja. 13 días para recorrer todo lo que ver en Sao Miguel son más que suficientes. Eso sí, al ser una isla tan diversa podéis hacer planes diferentes para cada día sin problemas. Tiene un montón de rutas de senderismo y además un día podéis acercaros al islote de Vila Franca do Campo que en esta época de verano es ideal para darse un baño. Cierto es que lo imprescindible se ve en una semana pero si lo queréis tomar con un poquito más de calma y hacer varias rutas de senderismo, en esos 13 días vais a tener siempre planes que hacer. Saludos.
Hola Pablo y Estefanía,
Enhorabuena por el blog, muy práctico e interesante todo.
Tenéis o recomendáis algún mapa de google con puntos destacados y rutas de San Miguel?
Un saludo y gracias!
Paloma
Hola Paloma, muchas gracias por tu mensaje y por visitar el blog. No sé si te servirá de ayuda el mapa de Google que está en este post de qué ver en Sao Miguel. Al margen de este mapa, no encontramos ninguno más cuando buscamos información para el viaje. Eso sí, en la página web de Visit Azores tienes información de todas las rutas de senderismo con mapas de cada uno de los itinerarios. Esperemos haberte ayudado. Un saludo.
Hola Pablo y Estefanía,
Mil gracias por vuestro blog. Lo he encontrado hace muy poquito pero me encanta, muchísimas gracias por el tiempo y el mimo que le dedicáis. Es genial contar con recomendaciones tan buenas de vuestra propia experiencia!! Y de tantos lugares diferentes…!
Estamos barajando ir 4-5 días a finales de Septiembre a la Ilha de São Miguel, esperemos que no esté demasiado seco y podamos disfrutar de paisajes y rutas tan verdes como las que enseñáis, ya que siempre que leo sobre estas Islas, las recomendaciones son para Mayo y Junio…
¿Algo que creáis que merece mucho más la pena para esas fechas?
Un saludo y gracias de nuevo!!
Alba y Kras
Hola Alba, muchísimas gracias por tus palabras. Nos hace mucha ilusión que te parezca útil la información que ofrecemos. Lo hacemos con todo el cariño y lo importante es que ayude a otros viajeros. Aunque sea finales de septiembre y este año haya sido seco, lo normal es que São Miguel y el resto de islas de Azores no pierdan ese fantástico color verde. Las precipitaciones y la humedad que hay en todo el archipiélago hacen que todo el año luzcan ese manto. Puede que las cascadas estén con menos agua, pero eso nos pasó el año que fuimos y era final de la primavera. En cuanto si hay algo que merezca más la pena en esta época, no te diríamos nada en concreto. Ojalá que tengáis suerte con el tiempo y además de hacer todas esas visitas que repasamos en el post podáis también daros algún baño en el océano. Las recomendaciones de mayo y junio son perfectamente aplicables en septiembre en cuanto a rutas, miradores, las termas, etc. Además el avistamiento de ballenas también puede ser interesante en esa época. Disfrutar mucho del viaje y a la vuelta si os animáis nos compartís la experiencia en un comentario. Saludos.
Saludos, Estefanía y Pablo.
Vamos a ir a las Azores este verano, en julio. No sabía de qué modo transmitir mi agradecimiento a este excelente trabajo que hacéis.
La información contenida en vuestra página web nos ha sido de gran ayuda. O daría 5 estrellas si hubiera modo de hacerlo.
Gracias… y espero que sigáis viajando mucho tiempo más….
Muchas gracias por tu comentario Pedro. Nos hacen mucha ilusión tus palabras y para nosotros es un orgullo que esta información sea de utilidad a vuestros viajeros. Disfruta mucho de este viaje a unas islas son nuestra debilidad. Si tienes alguna pregunta no dudes en escribirnos ya que hace unos meses fuimos por tercera vez al archipiélago, esta vez a la isla de Flores. Un saludo afectuoso.