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Ruta de los chiviteros de Torregamones y el mirador del Bolo la Torta (Arribes del Duero. Zamora). Dificultad: Baja. Distancia: 16 kilómetros (circular). Duración: 3 horas y 30 minutos aproximadamente
Una de las rutas más atractivas que hacer en los Arribes del Duero zamoranos es la de los chiviteros de Torregamones, magníficas construcciones pastoriles donde se guardaban a los cabritos para no fueran pisados por las cabras o atacados por los depredadores. Pero esta ruta propone además la visita a uno de los miradores más bellos de esta vertiente del cañón del Duero, el Bolo la Torta. ¡Acompáñanos!
En Torregamones hace mucho tiempo que no esperan a nadie. No es de extrañar que uno de sus vecinos se sorprenda al vernos aparcar el coche en su puerta para hacer una ruta por el entorno de la localidad. “Al menos me llevo una alegría”, asegura con ganas de charla. Su lamento nos resulta familiar. Lo hemos escuchado en muchas de nuestras visitas a las Arribes (o los Arribes como se denominan en Zamora). Es la desazón que provoca el olvido y el éxodo. Si en la vertiente salmantina es evidente, en la zamorana resulta apabullante. Es injusto que una tierra tan fértil y con tanto potencial turístico esté absolutamente desamparada. En Torregamones ya solo aspiran a ver pasar a los coches que cada fin de semana acuden a Miranda do Douro a hacer compras y a comer en bacalao. Sin embargo, nosotros queremos poner nuestro granito de arena pera que esta localidad sea algo más que un cartel en la carretera. Porque en ella podemos hacer uno de los itinerarios senderistas más interesantes y atractivos de los Arribes. Se trata de la ruta de los Chiviteros de Torregamones y el mirador del Bolo la Torta.
Cómo hacer la ruta de los chiviteros de Torregamones
Torregamones es una pequeña localidad zamorana de poco más de 250 habitantes situada muy cerca de la frontera de Portugal. De hecho es la última localidad que veremos aparecer a nuestra derecha antes de enfilar el descenso a la presa de Miranda do Douro. Torregamones está a solo un cuarto de hora de Bermillo de Sayago y a 40 minutos de la capital zamorana.
La ruta de los chiviteros de Torregamones es un trazado sencillo y sin apenas desnivel que se prolonga a lo largo de 16 kilómetros. Además de contemplar estos corrales donde se refugiaban los cabritos, la ruta nos propone otras visitas atractivas como el mirador del Bolo la Torta, la pequeña cueva del paraje de la Palla de Valcuevo y una serie de antiguos molinos harineros que se movían gracias al agua del arroyo de las Azureras. Y todo ello en un entorno típicamente arribereño con los pequeños cercados para el ganado, los alcornocales, los matorrales bajos y el paisaje granítico.
Siguiendo las balizas blancas y amarillas
Salimos de la localidad de Torregamones siguiendo las marcas blancas y amarillas que nos acompañarán en este primer tramo de la ruta de los chiviteros. Muy pronto veremos un panel informativo sobre el Fuerte Nuevo de Torregamones, una de las construcciones más curiosas que ver en las Arribes del Duero. Data del siglo XVII, tiene planta triangular y se sitúa justo enfrente de Miranda do Douro. Pero este lugar será objetivo de otra ruta, aunque este primer tramo es común.
Caminamos por una pista amplia y cómoda rodeados de pequeñas huertas y fincas que se entremezclan con alcornocales. Estamos en una tierra eminentemente ganadera, aunque desgraciadamente ya son pocas las cabezas que pastan en ella. La importancia que tuvo esta actividad se hace evidente al advertir la presencia de unos grandes abrevaderos de piedra junto a una pequeña charca.
Aparcamiento y bifurcación
Los primeros 4,5 kilómetros de la ruta son de lo más favorable. Un paseo por el característico paisaje de los Arribes que anticipa la llegada del cañón del Duero. Llegamos a un aparcamiento empleado por las personas que optan por acudir directamente a los chiviteros sin hacer la ruta al copleto. Entre las construcciones pastoriles y este punto hay un par de kilómetros, por lo que esta opción puede resultar interesante para los que tengan dificultades para caminar muchos kilómetros.
Poco después veremos una bifurcación que indica, por un lado, nuestra ruta de los chiviteros y del mirador del Bolo la Torta y, por otro, el Fuerte Nuevo y Miranda do Douro. Hemos dicho que esta construcción será objetivo de otra ruta, por lo que seguiremos adelante sin perder de vista las marcas blancas y amarillas. La ruta de los chiviteros de Torregamones pertenece a la red ‘Senderos con leyenda’. Es un proyecto que ha señalizado diferente itinerarios del parque natural tanto en su vertiente zamorana como salmantina y que trata de acercar las leyendas y las tradiciones presentes en esta comarca.
Rumbo a los chiviteros
Mientras vemos al fondo la silueta de Miranda do Douro, avanzamos rumbo a los chiviteros de Torregamones. La pista se estrecha, pero continúa siendo absolutamente cómoda. Los excrementos de las ovejas y los restos de su lana en los cercados nos recuerdan que el pastoreo resiste estoico en esta comarca. Una garantía de conservación del monte ya que, como se suele decir, las ovejas son los mejores y más efectivos agentes forestales.
Seguimos guiados por las marcas blancas y amarillas mientras el matorral bajo se va adueñando del paisaje y el olor a tomillo nos embriaga. Cruzamos un paso canadiense para inmediatamente después, en una intersección, tomar el sendero de la izquierda que se vuelve más estrecho y empedrado.
💡 ¿Qué son los chiviteros?
Sin darnos cuesta llegamos a los chiviteros de Torregamones, punto álgido de la ruta. No nos queda más remedio que quitarnos el sombrero ante el ingenio y el espíritu de supervivencia que tenían las gentes del medio rural. Valiéndose de las rocas graníticas que abundan en esta zona, Manuel A. San Antonio, vecino de Torregamones, levantó estos corrales para encerrar al rebaño por las noches. Dentro de los cercados construyó unas pequeñas casetas de piedra, con puerta de madera y techo de paja en la que guardaba a los cabritos. De esta forma evitaba que las cabras los aplastasen y, sobre todo, que no fueran atacados por depredadores como los zorros. Hasta hace pocos años Manuel guardó sus cabras en estos chiviteros que ahora se han mantenido y preservado como un formidable ejemplo de la arquitectura pastoril.
El cañón del Duero a nuestros pies
Dejamos atrás los chiviteros de Torregamones para ir en busca de nuestro próximo objetivo. Porque una ruta por los Arribes del Duero estaría huérfana si renunciamos a asomarnos a la grandeza del tajo que este río hace en la frontera entre España y Portugal. Dejamos a nuestra derecha en sendero señalizado como Camino de los Arrieros para comenzar a descender en dirección el mirador del Bolo la Torta por una vereda estrecha pero muy cómoda y bien conservada. Las indicaciones siguen siendo muy precisas y visibles, por lo que no tendremos ni el más mínimo de los problemas.
Llegamos a un punto donde dejamos el sendero principal y giramos a la izquierda para caminar los últimos metros que nos separan del mirador del Bolo la Torta. Entre matorral bajo, algún que otro alcornoque y bolos graníticos alcanzamos una de las mejores atalayas de las Arribes del Duero. Una gran roca que bien podría asemejarse a una torta (de ahí su nombre) y desde la que se contemplan los cortados del Duero, que en este punto se hacen extraordinariamente profundos. Al otro lado, Miranda do Douro, concretamente su freguesia de Vale de Águia. Tan solo hay que tomar asiento en la roca granítica y dejar pasar el tiempo. Sentirse pequeño ante semejante espectáculo natural que nunca deja de sorprendernos y cautivarnos por mucho que lo visitemos.
Paraje de la Palla de Valcuevo y regreso por la Senda del Duero y la ruta de los Molinos
Deshacemos lo andado para girar a la izquierda en dirección al paraje de la Palla de Valcuevo. De camino tendremos otra formidable vista del cañón del Duero. Ayudados por un cable descenderemos hasta esta pequeña cueva que sirvió de refugio para el ganado, pero también para guardar mercancías e incluso para el cobijo de pastores en momentos de apuro. Volvemos a caminar sobre nuestros pasos hasta el cruce que nos llevó hasta el mirador y la Palla de Valvuevo. Giraremos a la derecha para tomar el tramo más complicado del recorrido. No tanto por su desnivel, que es inapreciable, sino porque el sendero se pierde entre la maleza y cuesta seguirlo en algunos puntos. Afortunadamente no hay zarzas que compliquen el avance, por lo que tan solo es cuestión de orientación y de mirar el track de Wikiloc.
Después de apenas 600 metros alcanzaremos la Senda del Duero. Ya solo tocar girar a la derecha y regresar a Torregamones por otra cómoda pista balizada con los representativos colores blancos y rojos del GR. Si tomáramos la Senda del Duero en dirección opuesta llegaríamos a otro mirador de las Arribes del Duero. Hablamos de la atalaya de Peña Redonda, que visitamos en esta otra ruta que hicimos en la vecina localidad de Villardiegua de la Ribera.
Pero la ruta de los chiviteros de Torregamones todavía nos tiene reservada alguna sorpresa. Aprovechando las aguas cada vez más escasas del arroyo de las Azureras se levantan algunos molinos harineros. Al igual que ocurre en otras zonas de los Arribes zamoranos como Fariza, Mámoles, Villadepera y el mencionado Villardiegua de la Ribera, la presencia de estas construcciones es una constante. Algunas de ellas se han rehabilitado para mantener viva la memoria del pasado. El primer molino que veremos será el de los Lucies que nos obligará a desviarnos de la senda principal unos 500 metros. Posteriormente, y más cercanos a la pista, veremos los de los Domingos o las Foscas, el molino Matarranas y el molino Nuevo.
Este tramo está señalizado por el Ayuntamiento de Torregamones como la ruta de los Molinos. Y así, disfrutando con un paisaje repleto de alcornoques y que va vislumbrando los colores primaverales de los brezos, las retamas y las jaras, regresamos al punto de partida. Completamos 16 kilómetros apasionantes en uno de los rincones más desconocidos de las todavía desconocidas Arribes del Duero.