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Estacionales y caprichosas, pero tremendamente bellas. Las cascadas de Salamanca son un espectáculo natural si las lluvias han sido generosas. La mayor parte se encuentran en las Arribes del Duero, pero también tenemos algunos bonitos saltos en las sierras de Francia, Quilamas y Candelario. Desde el ‘amazónico’ Pozo de los Humos, pasando por la cascada ‘reversible’ del Pozo Airón hasta llegar al bucólico chorro de Las Batuecas. Acompáñanos en este viaje apasionante por las mejores cascadas de Salamanca
Nadie puede sucumbir a su hechizo. Da lo mismo que seas más o menos amante de la naturaleza. Es un fenómeno que fascina por igual. No hace distinciones. La imperfección convertida en un espectáculo de inigualable belleza. Porque una cascada no deja de ser un prodigio imperfecto. El terreno se quiebra al paso de un río o un arroyo y la caída, más o menos prolongada, nos regala un salto donde la bendita agua desata su furia. Un sonido en ocasiones atronador. En otras, suave y melodioso. Hablamos de las cascadas. ‘Gigantes’ dormidos que necesitan de la imprescindible lluvia para mostrar su mejor cara. Las precipitaciones son el zapato de cristal de la Cenicienta. El beso del príncipe a la Bella Durmiente. La gasolina de un coche que ruge e impone.
La provincia de Salamanca es rica en cascadas. Todas ellas están a la sombra de la más popular y grandiosa, el Pozo de los Humos. Una caída de 50 metros en el parque natural Arribes del Duero donde la fuerza de agua genera una película de niebla que se asemeja al humo. Pero las cascadas en Salamanca no se reducen al furioso pozo. Gran parte de ellas se ubican en territorio arribereño, pero también encontramos otras en las sierras de Francia, Quilamas y Candelario. Un recorrido por la diversidad geográfica de una provincia fascinante y donde la naturaleza todavía conserva ese espíritu virginal que por desgracia se ha perdido en otros lares.
La diversidad de una provincia reflejada en la ruta por las cascadas de Salamanca
Rehenes de unas lluvias que no siempre aparecen como desearíamos, las cascadas de Salamanca pueden aparecer en lugares accesibles, pero también en otros escondidos y solo al alcance de los senderistas más aventureros. Es la magia de la naturaleza, que es impredecible. De norte a sur vamos a hacer un viaje por estos fenómenos que se suman a los muchos atractivos que posee una provincia con mucho que descubrir.
Pozo de los Humos (Pereña de la Ribera y Masueco. Arribes del Duero)
Es la ‘madre’ de todas las cascadas en Salamanca. Un salto de agua ‘amazónico’ a este lado del Atlántico. Uno de los mayores espectáculos naturales a los que se puede asistir en la península ibérica. Cuando el caudal del río Uces es generoso, este salto de 50 metros se convierte en una impetuosa exhibición que se puede admirarse desde dos puntos de vista. Desde la localidad de Pereña de la Ribera sale una pista que lleva hasta el mejor mirador del Pozo de los Humos. Lo tendremos justo ante nuestros ojos para adivinar el hechizo de la cascada. Desde allí es posible bajar hasta la misma base, pero solo fuera de la temporada de anidación de aves que se prolonga entre febrero y septiembre.
Como si fueran las cataratas del Iguazú que se pueden contemplar desde la vertiente argentina y la brasileña, el Pozo de los Humos también cuenta con la posibilidad de disfrutarlo de cerca. Sintiendo esas partículas de agua que generan la ‘humareda’ que da nombre a la cascada. Eso se logra desde Masueco. Del pueblo sale un camino que podremos hacer en coche y que concluye en un aparcamiento. Despojados del vehículo, bajaremos por un empinado sendero (3 kilómetros ida y vuelta) hasta llegar a las pasarelas y miradores que muestran la belleza de la que sin duda es la mejor cascada de Salamanca.
Pozo Airón (Pereña de la Ribera. Arribes del Duero)
Desde Pereña de la Ribera también se llega a la que hemos bautizado como la cascada “reversible” de Salamanca. Tiene la peculiaridad de que podemos pasar detrás de la cortina de agua gracias a una oquedad en la roca granítica. Si queremos visitar el Pozo Airón caminando desde Pereña recorreremos 5,6 kilómetros ida y vuelta.
Otra opción es avanzar con el coche hasta que la pista se convierte en sendero. De esta forma haremos solo 2,2. El Pozo Airón es una caída de agua de 20 metros en el arroyo de Los Cuernos, que metros más adelante desemboca en el Duero. Una cascada limpia y majestuosa en un entorno dominado por la roca granítica y la vegetación.
Cascada del Pinero o Cola de Caballo (Masueco. Arribes del Duero)
Además del Pozo Airón, en esta lista de las mejores cascadas de Salamanca hay que sumar otra que también tiene ese carácter “reversible”. Se trata de la cascada del Pinero o Cola de Caballo. Para llegar hasta ella existe la opción de hacer una ruta de senderismo de casi 12 kilómetros que baja hasta el Pozo de los Humos y después alcanza la cascada del Pinero. Si preferimos llegar en coche, tomaremos la pista que baja hasta la playa del Rostro y que sale de Corporario, pedanía situada entre Masueco y Aldeadávila de la Ribera. En el primer cruce giraremos a la derecha y continuaremos hasta que la pista acaba en una explanada. El resto del trayecto (2 kilómetros ida y vuelta) lo haremos caminando por un sendero que llega hasta la misma cascada. Disfrutaremos de una perspectiva completa de una caída de unos 15 metros en el arroyo de la Puente que no suele ser muy generosa en cuanto a agua se refiere. Con ayuda de una serie de cuerdas y cadenas en el sendero, se puede caminar por detrás de la cortina de agua y obtener instantáneas de gran belleza.
Cascada de Remolino (Aldeadávila de la Ribera. Arribes del Duero)
Solo una cascada podía poner la guinda perfecta al delicioso pastel de pasear por los senderos que se asoman al cañón del río Duero. Caminos que fueron transitados en otros tiempos por agricultores, ganaderos y contrabandistas. En Aldedávila de la Ribera, donde las Arribes del Duero alcanzan una mayor profundidad, existen varias rutas de senderismo que se convierten en un recorrido por un interminable balcón donde del río no se pierde en ningún momento de vista. Cuando parece imposible juntar tanta belleza, aparece la cascada de Remolino. Veinte metros de caída de agua en el arroyo Valdelosmaderos de Remolino que desemboca poco después den el Duero.
Se puede llegar a ella haciendo una ruta por esos mencionados senderos o, por el contrario, bajar con el coche por una pista desde Aldeadávila hasta el mirador de Rupurupay, una de las mejores atalayas de las Arribes del Duero. Desde allí descenderemos por un sendero (2 kilómetros ida y vuelta) que nos llevará hasta la cascada. Con precaución es posible descender por las rocas en dirección a la orilla Duero para apreciar que en realidad la cascada nos regala dos saltos antes de desembocar en el río.
Cachón de Camaces (Hinojosa de Duero. Arribes del Duero)
Ha quedado claro que las Arribes son mucho más que la vista del Duero encajonado. Sus cascadas son otro de los grandes atractivos de un parque natural infravalorado y desconocido para muchos. En la vertiente más oculta de las Arribes encontramos el cachón de Camaces. Técnicamente no es una cascada, ya que un cachón suele definir a un chorro de agua que cae desde poca altura y que forma espuma. El de Camaces, que se llama así porque se nutre del río del mismo nombre, lo encontramos en la serpenteante carretera que une Hinojosa de Duero y Lumbrales con Saucelle y su Salto a través del puerto de la Molinera. Se encuentra al pie de la vía, con un mirador perfectamente habilitado para asomarnos a una caída de agua que, en época de lluvias, es espectacular. Lo peor de todo es que la vista desde el mirador no es frontal, sino ligeramente escorada.
Cachón de Carranzo (Saucelle. Arribes del Duero)
Si después de contemplar el cachón de Camaces avanzamos por la carretera del puerto de la Molinera en dirección a Saucelle, cruzaremos primero un puente sobre el Huebra y más adelante otro sobre el arroyo de la Ribera de las Casas. Junto a este último, y escalando unos metros a la izquierda del puente con mucha precaución, contemplamos otro interesante cachón que lleva el nombre de Carranzo o Carranzos. Se trata de una caída de agua de unos quince metros que aparece después de que el arroyo vaya encajonado entre grandes rocas graníticas.
La foto que mostramos de esta cascada la obtuvimos con el dron, ya que en un día lluvioso fue complicado ascender para verla de cerca.
Cascada del Desgalgadero (Villarino de los Aires. Arribes del Duero)
Una de las cascadas de Salamanca más desconocidas es la del Desgalgadero en Villarino de los Aires. En esta localidad se puede hacer una ruta por las arribes que forma el Tormes antes de su desembocadura en el Duero y también contemplar el punto exacto donde se produce este desagüe, el paraje de Ambasaguas. Para llegar a la cascada del Desgalgadero hay que tomar la vía asfaltada que sale de Villarino en dirección al Teso de San Cristóbal. Después de recorrer 700 metros, y tras pasar un pequeño puente, tomaremos la pista que sale a mano derecha (en 2022 se ha señalizado con unos carteles de madera que indican el Desgalgadero). Continuaremos por ella alrededor de un kilómetro para desviarnos de nuevo a la derecha por un camino más estrecho. Unos metros más adelante junto a una parcela un olivar es posible dejar el coche y hacer el resto del camino andando (este es el track de la ruta).
Tan solo habrá que caminar un kilómetro para llegar hasta las cascada. Se trata de una caída de agua de unos 60 metros en el arroyo de la Ribera de Villarino que después vierte sus aguas en el Tormes. Para verla de cerca hay que cruzar con precaución el regato del Rebollar con precaución y ascender por la pendiente.
Cachón de la Diabla (Sobradillo. Arribes del Duero)
Otro cachón acaba con nuestro recorrido por las cascadas de Salamanca en las Arribes del Duero. Se trata del cachón de la Diabla, en la localidad de Sobradillo. Los más andarines pueden hacer esta ruta de 15,6 kilómetros que pasa por esta cascada y por otra denominada el cachón del Berrido, ambas en el río Morgáez. Además se ha señalizado recientemente.
Dado que los caminos del entorno de Sobradillo se han acondicionado por la concentración parcelaria, los que no quieran caminar pueden realizar en coche los cinco kilómetros que hay hasta el inicio del sendero del cachón de la Diabla. Solo tendrán que andar menos de un kilómetro por un una bonita vereda que va en paralelo al río Morgáez y que se asoma a este espectacular salto que es imprescindible visitar en época de lluvias. Las gentes de Sobradillo aseguran que el nombre de cachón de la Diabla le viene por una loba que criaba allí. Hay que fijarse en la marmita de gigante que hay en la roca granítica que está en el lugar donde el agua del río Morgáez comienza a deslizarse.
Cascada de El Chorro (La Alberca. Las Batuecas-Sierra de Francia)
El parque natural de Las Batuecas-Sierra de Francia tiene un magnetismo que cautiva al visitante. Sus bosques autóctonos de castaños y robles se mezclan con los cultivos de olivos, vides, frutales y cerezos que trabajan con esmero las gentes serranas. Sin embargo, este frondoso espacio natural por el que transitan ríos como el Alagón y el Francia y un sinfín de arroyos, no es demasiado prolífico en cuanto a cascadas se refiere. La más representativa es sin duda la del Chorro de las Batuecas. Una caída de agua de unos doce metros en el regato del Chorro poco antes de desembocar en el río Batuecas.
La ruta que lleva a la cascada es una de las más atractivas que se pueden hacer en el parque natural Las Batuecas-Sierra de Francia. Un itinerario de 10 kilómetros (ida y vuelta) que parte del Monasterio del Santo Desierto de San José de las Batuecas, pasa por las pinturas rupestres del canchal de las Cabras Pintas y se adentra en un paisaje de grandes canchales y vegetación autóctona que nos lleva a una cascada que cautiva por el entorno en el que está ubicada. La podemos contemplar desde su base, pero también ascender hasta su punto más alto. En este post tienes toda la información de la ruta del Chorro de las Batuecas.
Chorrera de Jigareo (Valero. Sierra de la Quilama)
Una de nuestras debilidades de la provincia de Salamanca es la sierra de la Quilama o las Quilamas, el enigmático y peculiar espacio natural que sirve como transición entre la dehesa del Campo Charro y la Sierra de Francia. En ella se localizan lugares repletos de misterio y leyenda de los que ya os hemos hablado en este blog como la Cueva de la Mora y el Castillo Viejo de Valero. Son dos de sus tres cumbres más simbólicas (la tercera es el Pico Cervero). Pero si nos adentramos en la vegetación de sus valles encontramos parajes casi irreales. Uno de ellos es la chorrera de Jigareo en el término de Valero. Su acceso es complicado por lo cerrado del sendero, pero tan solo tendremos que recorrer poco más de 4 kilómetros ida y vuelta como te explicamos en este post.
La chorrera de Jigareo es un salto de unos diez metros que aparece casi por sorpresa detrás de un estrecho pasillo rocoso que se ha ido erosionando por el continuo discurrir del agua. Una especie de cola de caballo que suministra agua al rio Quilamas.
Chorrera de Gancho Bermejo (Valero. Sierra de la Quilama)
La chorrera de Gancho Bermejo o de la Palla (por encontrarse en el arroyo del mismo nombre) es una pequeña caída de agua que desemboca en una poza donde bañarse en verano cuando el sol más aprieta es una auténtica gozada. Lo malo es que en la época estival no veremos la cascada en su momento álgido, pero el espacio natural en el que está enclavada siempre es digno de admirar.
Para llegar hasta ella existe la opción de hacer esta ruta de senderismo que parte de Valero y se adentra en el paisaje de la sierra de la Quilama. A un par de kilómetros de la carretera que une las Puentes del Alagón con Valero veremos desde las alturas la vista imponente de la chorrera de Gancho Bermejo. Los más acostumbrados a salir por la montaña pueden bajar con precaución por el paisaje rocoso y disfrutar de cerca de este espectáculo. El arroyo de la Palla se desliza por la quebrada roca granítica formando tres pequeños saltos, siendo el último el más espectacular.
Cascada de La Mangá (Candelario. Sierra de Béjar y Candelario)
En este recorrido por las cascadas de Salamanca sería una pena dejar fuera a otro de los grandes espacios naturales de la provincia, las sierras de Béjar y Candelario. Desgraciadamente los saltos de agua no abundan, pero hay que mencionar uno desconocido y modesto. Se trata de la cascada de La Mangá. Se encuentra a un par de kilómetros del casco urbano de Candelario por el camino señalizado con marcas verdes que parte del camping “5 Castaños”.
Después de caminar por un paisaje dominado por los castaños y los robles y que en otoño adquiere un mayor atractivo llegaremos a la zona de la cascada. Un pequeño salto de poco más de seis metros donde el agua se desliza sigilosa por la roca granítica. Cuando la visitamos, el intenso frío y el hecho de estar situada en una zona de umbría hizo que se crearan los denominados chupiteles o chupamieles, las estalactitas de hielo que daban un mayor atractivo a este pequeño salto de agua.
Hola, organizas más viaje en primavera?.
Me encantaría andar por Salamanca, no conozco ni la ciudad ni sus montes.
Gracias.
Hola Ana, gracias por visitar el blog. Lo sentimos pero nosotros no organizamos ni viajes ni excursiones. Solo subimos al blog nuestras experiencias viajeras. Pero te aconsejamos visitar Salamanca tanto sus cascadas, como otros enclaves naturales, pueblos de la Sierra y, por supuesto, la capital. Un saludo.
En Sobradillo os falto que ver un poquito mas abajo del cachon de la diabla el de el Berrido mas bonito
Muchas gracias Francisco Javier. Sí, el cachón del Berrido lo visitamos también, lo único que no encontramos el sendero para bajar hasta él y lo vimos a lo lejos e hicimos algunas fotos con el dron. Lo mencionamos en el artículo cuando hablamos del cachón de la Diabla. La verdad es que son espectaculares ambos. Saludos.
Pasada de cascadas, están un poco lejos para nosotros pero nunca se sabe abrazo para los dos y feliz año
Muchas gracias Fernando. En Galicia tampoco estáis mal de cascadas y seguro que también lucen estos días espectaculares. Ojalá también podáis visitar alguna de Salamanca. Un abrazo y muy feliz año también para vosotros.
Hola.
Se te ha olvidado en las cascadas de Salamanca la de la Garganta del Oso rn Candelario.
Si pones la Manga que es muy inferior en mi opinión en cuanto a paisaje, tamaño y belleza.
Pero seguid así, un aplauso de un seguidor.
Hola Javier, muchas gracias por tu comentario y por visitar el blog. La Garganta del Oso la conocemos bien y nos parece un paraje maravilloso, como bien dices mucho más bello que La Mangá. Pero técnicamente no sería una cascada, sino una garganta. El agua no cae desde una cierta altura, sino que se desliza a través de esa garganta. Por eso no la incluimos en una lista de cascadas y de hecho casi nadie la incluye. Esa es la única explicación, pero insistimos en que es un lugar fascinante. De hecho en el blog tenemos un artículo dedicado a su ruta. Muchas gracias y saludos.