Si decimos que para degustar buen marisco no hace falta trasladarse a un lugar de costa, no descubrimos nada nuevo. Esto es una tranquilidad para los que tenemos la playa más cercana a tres horas en coche. Es cierto que comer en lugares como Galicia, Asturias, Cantabria o País Vasco es una experiencia de primer nivel, pero siempre se ha comentado que Madrid es el “mejor puerto de España”. Gran parte de los pescados y mariscos de mejor calidad acaban en la capital del reino. En Portugal nos ocurrió algo similar durante nuestra experiencia de comer en Figueira de Castelo Rodrigo. Cierto es que jamás hemos probado unas almejas como las de Aveiro o un pescado fresco como el de Furadouro, pero en esta villa lusa, situada a algo más de dos horas del Atlántico, degustamos un plato elaborado con marisco que recordaremos toda la vida. Su nombre es cataplana y, con todos los respetos, se podría decir que es la “paella” portuguesa.
Mi amigo Javier Hernández, en un blog ya desaparecido, hablaba de lugares que vale la pena visitar para zamparse un plato o para acudir a un determinado restaurante. Figueira de Castelo Rodrigo es un ejemplo de manual de esta filosofía. El esfuerzo de desplazarse hasta allí para meterse entre pecho y espalda la cataplana de marisco que sirven en el hotel-restaurante Estalagem Falcão de Mendonça es placentero. No hay duda.
Pero vayamos por partes. ¿Dónde está Figueira de Castelo Rodrigo? Se trata de una villa portuguesa enclavada cerca de la frontera con España y que dista 155 kilómetros de Salamanca y 182, de Zamora. No se encuentra de paso ni para viajar a Aveiro ni a Oporto, por lo que tienen que existir motivos de peso para acudir ex profeso hasta allí. El principal es la cataplana de marisco que podemos comer en Figueira de Castelo Rodrigo. Pero hay más. A seis kilómetros de esta localidad se alza en lo alto de un cerro la freguesia de Castelo Rodrigo, una de las Aldeas Históricas de Portugal y donde se realiza un viaje en el tiempo al Medievo. Además, junto a Figueira se encuentra el privilegiado mirador del alto de la Sierra de Marofa y la curiosa reserva de Faia Brava. Por si fuera poco, a 22 kilómetros está Almeida y su excelentemente conservada fortificación, otra de esas maravillas que nos ofrece la Región Centro de Portugal.
Figueira de Castelo Rodrigo no es una localidad especialmente atractiva, aunque para bajar la cataplana no es mala idea adentrarse en su casco histórico, donde destaca su iglesia matriz, y visitar el jardín del municipio, un pequeño y cuidado parque. Figueira cuenta además con una importante producción de vinos, en su mayoría blancos, gracias a una activa cooperativa. Nosotros nos hicimos con una botella de “Marofa Branco Adamado” en uno de los comercios del pueblo.
Comer en Figueira de Castelo Rodrigo una cataplana infinita
Muchos se preguntarán a estas alturas qué es una cataplana y en qué se diferencia de la paella. Al igual que sucede con el plato español más internacionales, la cataplana sirve para denominar tanto al guiso como a la cazuela en el que se elabora. Este recipiente está fabricado de cobre (o de aluminio bañado en cobre) y cuenta con dos partes que se cierran herméticamente para cocer al vapor los ingredientes que se pongan. Las cataplanas son muy habituales en el Algarve, pero en nuestro caso la primera vez que la comimos fue en Matosinhos, la playa de Oporto.
Existen numerosas variedades de cataplanas, como sucede con los arroces, pero la más popular es la que lleva marisco y pescado. En el hotel-restaurante Estalagem Falcão de Mendonça (Rua Álvaro Castelões, 20) la preparan con una ingente cantidad de mejillones, almejas, berberechos, gambas, pescado (creemos que era rape), buey de mar, pimiento, cebolla y mucho mimo. La que nos pusieron en Matosinhos allá por el año 2009 en un restaurante que ya ha cerrado incluía patata. Pero la que tuvimos el placer de comer en Figueira de Castelo Rodrigo tenía arroz. Eso de “tenía” no es del todo correcto, porque el plato de arroz se pone aparte en una bandeja. De esta forma, el comensal va saboreando el exquisito caldo de la cataplana gracias al arroz que va poniendo poco a poco en su plato. En lugar de estar continuamente mojando pan, se usa este cereal para no acabar saturado.
En Falcão de Mendonça solo hacen un tipo de cataplana, la de pescado y marisco que hemos mencionado. Tiene un precio de 40 euros y con una pueden comer perfectamente cuatro personas. Nosotros nos la metimos para la andorga entre los dos, pero hay que reconocer que casi acabamos rodando. Para acompañar nos sirvieron un exquisito vino blanco de nombre Versus, elaborado en la cercana localidad de Almeida (10 €) y pusimos el colofón con dos postres (2,50€ cada uno) que fueron una tarta de galleta y otra de chocolate.
Para dos personas que además no sean de mucho comer, la cataplana se vuelve interminable. El motivo es que tiene marisco para aburrir, algo que por otra parte se agradece. Un consejo es centrarse en los mejillones, almejas, gambas etc. y dejar de lado el arroz para no estar lleno a mitad del “partido”. Lo “malo” es que el caldo con el que se elabora la cataplana que pudimos comer en Figueira de Castelo Rodrigo está buenísimo. Tiene un marcado tono rojizo fruto, creemos, del uso de pimentón y tomate triturado.
En cuanto al trato, solo podemos tener buenas palabras. La agradable propietaria de Falcão de Mendonça, la señora Dulce, tiene el detalle de acercarse mesa por mesa para preguntar a los comensales si les ha gustado la cataplana y todo está correcto. El camarero nos atendió servicialmente y con rapidez y el lugar se encuentra muy cuidado y bien decorado. Falcão de Mendonça está enclavado en una casa señorial del siglo XIX totalmente rehabilitada. Además de restaurante alberga un hotel de cuatro estrellas.
El lugar se ha convertido en punto de peregrinación para decenas de españoles, la mayoría salmantinos. De hecho, todos los comensales que se encontraban el día que lo visitamos eran compatriotas. Uno de ellos era un hombre de la localidad salmantina de Santiz que había ido a Figueira solamente para comer allí. No se había decantado por la cataplana al estar solo, pero sí disfrutó de otros de los platos que ofrece el restaurante. Destaca el imprescindible bacalao a brás (13€), bacalao a lagareiro (17€), el arroz de marisco para dos personas (25€), solomillo de ternera (17€) o el filete Falcão de Mendonça (16€).
Una experiencia gastronómica formidable la de comer en Figueira de Castelo Rodrigo en un lugar donde la cataplana de marisco alcanza su máxima e interminable expresión.
Estuvimos en ese mismo lugar hará dos años , y es más, en la misma mesa sentados. Merece la pena ir a comer la catalana, porque a parte de degustar la, puede aprovechar uno el viaje para pasar por Vega de Terrón, con su carretera rodeada de olivos, y volver por ciudad Rodrigo, y parar de camino en Almeida. La verdad que fue un buen domingo. Para repetirlo.
Muchas gracias por tu comentario Rober. Buena ruta la que nos propones. Nosotros la hemos hecho varias veces y, como bien dices, desde Salamanca se puede hacer todo en un día perfectamente. Pronto hablaremos de Almeida en el blog y, por supuesto, también de Ciudad Rodrigo. Un saludo.
Sabes si hay mercadillo los jueves en Figueira de Castelo Rodrigo?
Sabéis si hay mercadillo los jueves en Figueira de Castelo Rodrigo?
Gracias por vuestra ayuda/respuesta
Saludos
Isabel
Hola Isabel. No tenemos esa información ya que las dos veces que fuimos a Figueira de Castelo Rodrigo fue en fin de semana y no había nada. Es cierto que en muchas localidades de Portugal hay mercadillo semanal o mensual, pero en este caso no podemos ayudarte. Hemos buscado información en internet pero no hemos encontrado nada. Lo sentimos. Un saludo.
Estamos comiendo en Estalagem Falcào de Mendonça gracias a vuestro blog… os habéis quedado cortos!!!! Es espectacular!!!
Ha sido imposible terminarlo (somos dos comensales) pero pocas veces nos hemos quedado tan a gusto como hoy!!!
Quién tenga oportunidad de acercarse por esta zona, no dejéis de venir, no os arrepentiréis!!!
Muchas gracias por tu comentario Cristina y nos alegra mucho que la experiencia de comer en Figueira de Castelo Rodrigo fuera tan buena. Es cierto que la cataplana para dos es mucha cantidad, pero merece la pena probarla porque es excelente. Un saludo y gracias por visitarnos.