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Entre el montañoso parque natural do Alvão y el Douro Vinhateiro se encuentra la coqueta ciudad de Vila Real. Una situación estratégica para visitar estos interesantes enclaves y también para descubrir algunos de los encantos que hay en la propia urbe como el singular y elegante palacio de Mateus. Os proponemos un recorrido por todo lo que ver en Vila Real desde uno de los alojamientos más especiales y sostenibles que hemos visitado en Portugal, la Casa Agrícola da Levada
A pesar de ser la capital de uno de los 18 distritos de Portugal y de la histórica provincia de Trás-os-Montes, Vila Real no suele acaparar el interés del turista que viaja a Portugal. De hecho, nosotros habíamos tardado demasiado tiempo en dejarnos caer por allí. Un error, porque los alicientes que nos ofreció tanto la ciudad como su entorno son más que suficientes para vivir intensamente un fin de semana o un puente de tres días. Un papel fundamental en esta buena experiencia la jugó el alojamiento que elegimos, la Casa Agrícola da Levada. Desde allí pudimos disfrutar de la majestuosidad barroca de la Casa de Mateus y de formidable naturaleza del parque natural do Alvão, entre otros alicientes que te contamos en este post.
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Cómo llegar a Vila Real
En coche. La ciudad de Vila Real se encuentra perfectamente comunicada por autovía con las principales ciudades de la región Norte (Oporto, Braga, Guimarães y Braganza) gracias a la A4 y también con la región Centro a través de Viseu con la A24. Llegar en coche hasta Vila Real es por lo tanto una tarea muy simple y cómoda. En ambos casos se trata de autovías que cuentan con el sistema de peaje electrónico. Las capitales españolas más cercanas son Ourense (1 horas y media), Zamora (dos horas y cuarto) y Salamanca y León (casi 3 horas).
En tren. El aislamiento que ha vivido históricamente Trás-os-Montes se refleja, entre otras cosas, en que en ninguno de sus dos distritos (Vila Real y Braganza) pasa el ferrocarril. Es por lo tanto imposible llegar a Vila Real en tren. La estación más cercana es la de Régua, en la línea del Duero, ubicada a 28 minutos en coche.
Casa Agrícola da Levada, un vergel para alojarse en Vila Real
En algunos post y guías publicadas en este blog insistimos en que, en ocasiones, el alojamiento elegido para visitar un determinado lugar se convierte en un atractivo más del viaje. Va más allá de una cama en la que pasar la noche y un apetitoso desayuno para reponer fuerzas. A veces se erige en un lugar acogedor que invita a disfrutarlo con calma y saboreando cada rincón. Eso nos ocurrió durante nuestro viaje a Vila Real. Pocos se pueden imaginar que una ciudad así aparezca como de la nada un complejo de agroturismo que más bien parece un auténtico vergel. Se trata de la Casa Agrícola da Levada.
Conocimos a Inés, la propietaria del alojamiento junto a su marido, antes de la pandemia. Nos habló de su proyecto con la pasión y el cariño que solo muestran aquellos que creen verdaderamente en lo que hacen. Lo hizo en un perfecto español, ya que su abuela era gallega y tiene un gran apego a nuestro país. El maldito coronavirus truncó la posibilidad de visitar Vila Real, pero nos metió el gusanillo para cuando el temporal amainara. Ese día llegó y la experiencia no pudo ser más satisfactoria.
La Casa Agrícola da Levada se levanta a orillas del río Corgo, al norte del núcleo urbano de Vila Real. Es una inmensa finca ecológica donde están diseminadas nueve casas independientes y un coqueto palacete que acoge otras cinco habitaciones. Nosotros nos alojamos en una de esas casas, que formaron parte del antiguo complejo de la finca y que se han rehabilitado con un gusto exquisito. Pero lo mejor de todo es la sensación de encontrarse en plena naturaleza. En un pulmón verde que parece imposible que esté tan cerca de una gran ciudad. Basta con caminar por el sendero que transita junto al curso del río Corgo para sentir que estás haciendo una ruta de senderismo en un bosque de cualquier rincón de Portugal. En total son siete hectáreas donde hay jardines con terrazas, huertos ecológicos, una gran piscina, senderos…
Precisamente los productos que se obtienen de esos cultivos son los que se sirven en los desayunos y se venden en la pequeña tienda que hay junto a la recepción. La Casa Agrícola da Levada apuesta por la sostenibilidad y la ecología de una manera clara y decidida. Y lo hacía mucho antes de que estos conceptos se pusieran de moda. En los últimos años ha conseguido reducir los residuos que genera el alojamiento en un 60 por ciento; casi la mitad de los alimentos que consumen los propietarios y los huéspedes proceden de los huertos; se apuesta por el reciclaje y el compostaje; se han eliminado los geles unidosis y el agua se sirve en botellas de vidrio reutilizables. Son pequeños gestos que crean conciencia y ponen su granito de arena para proteger este medio que tanto nos da.
La Casa Agrícola da Levada es ideal para acudir en familia y que los más pequeños de la casa conozcan cómo se cultiva la tierra, interactúen con los animales y corran y jueguen en un espacio amigable y repleto de encanto. Nuestra experiencia fue inolvidable y más teniendo en cuenta que desde allí pudimos conocer la ciudad de Vila Real y el fantástico parque natural do Alvão. Solo podemos estar agradecidos a Inés por su hospitalidad y nos quitamos el sombrero ante su apuesta por un turismo diferente, pausado, experiencial, sostenible y muy cercano.
Qué ver en Vila Real y alrededores en un fin de semana
Un fin de semana es ideal para realizar una primera toma de contacto con todo lo que ver en Vila Real y su entorno. Ya hemos dicho que esta ciudad no destaca especialmente por su belleza y patrimonio, pero sí hay una serie de visitas imprescindibles que no podemos dejar pasar. El perfecto complemento es sin duda el parque natural do Alvão y las fantásticas rutas y parajes que nos propone.
Casa de Mateus
Aunque no se encuentra en el casco urbano Vila Real (se localiza en la freguesia de Mateus), este palacio es la imagen más icónica de la ciudad. En sus orígenes no fue más que una pequeña casa con capilla que en el siglo XVIII se fue engrandeciendo gracias a la entrada en escena del Condado de Vila Real y el favor de la monarquía. La mutación de la modestia a la pomposidad tuvo la firma de Nicolau Nasoni, el hombre que se arruinó con la magnífica Torre de los Clérigos de Oporto y que también firmó la Capela Nova de Vila Real de la que más adelante hablaremos. Elementos como los pináculos y las escaleras le dieron un mayor porte al proyecto. Al mismo tiempo fue creciendo el jardín con especies exóticas como marcaba la moda de la época. Es por ello que podemos ver, entre otras joyas naturales, un inmenso cedro de 150 años de antigüedad y la imponente palmera que se encuentra junto a la capilla. El resto de los jardines datan de mediados del siglo XX.
Una vez en el interior no encontramos con el recibidor que distribuye las diferentes estancias del palacio. Encandila la biblioteca, que guarda la colección de libros de la familia y donde destaca una joya por encima del resto: una edición especial de Os Lusíadas de Luís de Camões que realizó el propio conde. Fueron 200 copias que mandó a diferentes bibliotecas, al Vaticano, a la realeza y a otros lugares simbólicos. De hecho, en la biblioteca podemos leer enmarcadas en las paredes las cartas de agradecimiento de todos aquellos que recibieron ese auténtico tesoro.
La visita prosigue por algunas de las habitaciones que conservan la ropa de cama original y algunos vestidos de la época. Destaca la sala rica, donde nos embarcaremos en un viaje por todo el mundo gracias a cerámicas chinas, una mesa de la India, sillones franceses… Otras maravillas del palacio son un plato de porcelana fabricado en Valencia y una colección de arte sacro donde se conserva una apabullante cantidad de relicarios con los restos de algunos santos.
Hay diferentes modalidades de visita a la Casa Mateus que puedes consultar de forma actualizada en su web oficial. Nosotros optamos por la visita guiada al palacio y libre a los jardines. Tiene una duración de 30 minutos por un precio de 13,50 euros. También se pueden hacer catas de vino en la propia casa.
Casco antiguo de Vila Real y Vila Velha
Aunque no es muy rico en lo que a patrimonio se refiere, merece la pena dar un paso por el casco histórico de Vila Real. Recomendable es pasear por la avenida Carvalho Araújo, recientemente renovada. Se trata de un gran bulevar ajardinado que une los elegantes edificios del Tribunal do Trabalho y de la Câmara Municipal. A mitad de camino es obligado realizar una parada en la Catedral de Santo Domingo. La Sé de Vila Real tiene su origen en un convento dominico del siglo XV y se sometió a profundas restauraciones en los siglos XVI y XVIII. Es de estilo gótico.
Si abandonamos la avenida Carvalho Araújo a la altura de la Oficina de Turismo llegaremos hasta la Capela Nova o Igreja de São Paulo. A nuestro juicio es el monumento más interesante que ver en Vila Real por la belleza de su fachada, obra de Nicolau Nasoni. En el interior destacan el retablo renacentista y los paneles de azulejos que repasan la vida de San Pedro y San Pablo.
Volvemos al gran bulevar de la avenida Carvalho Araújo para avanzar hasta la Câmara Municipal. Justo detrás de este edificio se encuentra el origen de la ciudad. La Vila Velha. Un espacio museístico recoge precisamente esos restos arqueológicos de la aldea que acogió a los primeros pobladores en el siglo XIII. En este punto también se encuentra el mirador de Vila Velha que permite contemplar unas fabulosas vistas del curso del río Corgo. Unas pasarelas de madera brindan la oportunidad de descender para disfrutar de diferentes perspectivas.
Pero si hablamos de pasarelas en Vila Real hay que hacerlo de las que tiene el Corgo pero un poco más al este. Junto al bello metálico que salva el curso del río, nace una ruta que prácticamente se sumerge en sus aguas para gozar de un espectáculo natural único junto al casco urbano.
Parque natural do Alvão
Hace unos cuantos años cuando regresamos de un viaje por las ciudades de Braga y Guimarães hicimos parada en la que está considerada como una de las cascadas más grandes de Europa, Fisgas de Ermelo. Su vista lejana desde el mirador del mismo nombre nos cautivó y nos invitó a volver. No solo por el salto de agua en sí, sino por un entorno natural absolutamente cautivador. Aprovechando el fin de semana que pasamos en Vila Real no pudimos resistir la tentación de regresar. No tenemos la menor duda a la hora de asegurar que el parque natural do Alvão es uno de los tesoros mejor guardados de Portugal y un extraordinario lugar para la práctica del senderismo.
Estamos ante un macizo montañoso de granito, cuarcita y pizarra donde la orografía conforma un molde de una belleza asombrosa. No es un enclave especialmente exuberante en cuanto a vegetación se refiere, pero sí muy diferente a todo lo que vemos en otros puntos de Portugal. Si no se dispone de demasiado tiempo para recorrer el parque lo más aconsejable es realizar la ruta de senderismo de las Fisgas de Ermelo. Se trata del itinerario más completo y atractivo que hacer en Alvão.
Ruta de las Fisgas de Ermelo
La ruta de las Fisgas de Ermelo es la más popular que hacer en el parque natural do Alvão. Es circular, tiene 14,2 kilómetros y una dificultad media con un desnivel acumulado de 757 metros. Está perfectamente señalizada con las balizas rojas y amarillas características de Portugal y parte de la pequeña aldea de Ermelo, perteneciente al municipio de Mondim de Basto.
Son varios los atractivos de la ruta. En primer lugar, el paisaje. Como hemos dicho, Alvão no se parece a ningún otro espacio natural portugués como pueden ser parque nacional de Peneda-Gerês, la serra da Estrela o la serra da Lousã. La roca granítica, desnuda o salpicada de matorrales bajos, adquiere formas imposibles. Parece estar trabajada con mimo para dejarnos pliegues que parecen dibujados con un pincel. Si además acudimos en primavera, los colores de los brezos y las retamas nos brindan una magnífica paleta repleta de magnetismo.
Una segunda razón de su atractivo es la cascada que da nombre a la ruta, Fisgas de Ermelo. Las aguas del río Olo se deslizan por un tobogán de roca interminable regalándonos una de las caídas de agua más grandes de toda Europa. Entre el comienzo y el final hay más de 200 metros de desnivel. Existen dos puntos en la ruta para ver la cascada. Uno es el mirador del alto da Cabeça Grande, donde la tendremos justo enfrente. Y otro, el mirador de Fisgas do Ermelo que mencionábamos anteriormente y al que también se puede llegar cómodamente en coche.
Y el último gancho de este itinerario son las pozas. Si acudimos cuando las temperaturas empiezan a subir, será una delicia aplacar el calor en las piocas de Cima y de Baixo. Son dos magníficas zonas de baño en el curso del río Olo donde disfrutar de un chapuzón refrescante y revitalizador en plena naturaleza.
Otras visitas que hacer en el entorno de Vila Real
Se dice que Vila Real es la puerta de entrada al Douro. Por eso no podíamos finalizar este post sobre todo lo que ver en Vila Real sin proponer una visita a uno de los paisajes vinícolas más hermosos de todo el mundo. Como nosotros ya hemos acudido en otras ocasiones al Douro, durante ese viaje preferimos pasarlo por alto. Pero todos aquellos que no lo conozcan, deberían dedicarle al menos unas horas.
A poco más de veinte minutos en coche de Vila Real se encuentra Peso da Régua o simplemente Régua. Es uno de los epicentros del Alto Douro Vinhateiro y un buen lugar para apreciar ese paisaje de los viñedos en bancales en las verticales riberas del río. El mirador de São Pedro de Lobrigos es un buen lugar para admirar esta estampa. Régua es una de las principales estaciones de la Linha do Douro, el itinerario ferroviario que transita junto al río entre Pocinho y Oporto. Nosotros hicimos un tramo de este apasionante viaje tal y como te contamos en este post.
Donde sí realizamos una parada durante nuestro viaje a Vila Real fue en Lamego. En esta ciudad hay un monumento que destaca por encima de todos: el santuario de Nossa Senhora dos Remédios. Situado en una colina de 600 metros, es uno de los principales centros de peregrinación de Portugal. Tiene similitudes con el Bom Jesus do Monte de Braga. Posee también una gran escalera en zigzag de 686 escalones diseñada por Nicolau Nasoni que comunica el templo con el centro de la ciudad. La Catedral de Lamego, el castillo y el convento de Santa Cruz, son otras de las paradas aconsejables en una ciudad muy interesante que nos causó una muy grata impresión.
¿Dónde comer en Vila Real?
Vila Real no es una excepción dentro del inmenso templo gastronómico que es Portugal. Estamos en tierra de buena carne de vacuno gracias a la raza autóctona maronesa que pasta en espacios naturales como el mencionado Alvão y la sierra de Marão, que le da el nombre. El bacalao también juega un papel fundamental en su recetario y, en el terreno de los dulces, hay uno típico que nadie que visita Vila Real se puede quedar sin probar. Se trata de las ‘cristas de galo’ (crestas de gallo). Efectivamente tiene la forma de la carnosidad que tienen estas aves en la cabeza, pero se elaboran con una masa de harina, manteca, huevo y sal que se rellena con una pasta que lleva azúcar, almendras, tocino de cielo y huevo. Es un postre contundente, pero delicioso y se puede tomar tanto en restaurantes como en pastelerías. Una de las más populares es la Loja do Covilhete.
Durante nuestro viaja a Vila Real visitamos dos restaurantes muy interesantes que os recomendamos a continuación.
- Restaurante Maria do Carmo (R. Gaspar Sameiro 761, Vila Real). Muy cerca de la Casa Agrícola da Levada se encuentra este popular restaurante donde no es habitual ver a turistas y a sí a muchos locales. Maria do Carmo tiene una amplia carta donde destacamos la ‘posta de vitela’ al estilo de la casa. Jugoso solomillo de vacuno acompañado de patatas cortadas al estilo chip y verdura. También pedimos una ‘pescata grelhada a Maria do Carmo’. Un medallón muy jugoso presentado con patata cocida y verdura. Todos los platos tienen opción de una ración y media. Con dos medias para una pareja es más que suficiente. Los precios de las medias en carne no pasan en ningún caso de los 10 euros y en pescado igual salvo el pulpo. Deliciosos también los postres. Nos gustó el ‘bolo brigadeiro’ (tarta de chocolate, leche condensada, huevos y harina) o uno de nuestros favoritos, el ‘bolo de bolacha’ (tarta de galleta). Todos ellos a precios muy ajustados que no superan los 3 euros.
💰 Precio medio por persona: 15€
- Casa de Pasto Chaxoila (Estrada Nacional 2, Borralha. Vila Real). También en las afueras de Vila Real se encuentra este restaurante que posee una agradable terraza y donde es recomendable hacer una reserva previa. El concepto ‘casa de pasto’ lo descubrimos durante nuestro viaje a las Azores y se refiere a un tipo de establecimientos que en el siglo XIX daban comidas y cenas acompañadas de vino y cerveza. Nos encantó este restaurante que dispensa un trato formidable y cercano y cuenta con una carta muy apetecible. Los precios son un poco más elevados que la media de la zona, pero merece la pena. Degustamos una magnífica ‘posta de bacalhau na grela’ (14,80 la media ración) presentada con patatas baby, aceite de oliva y cebolla. Las lascas se desprendían solas. Un placer divino. También optamos por una ‘carne à Chaxoila’ (10€), una pieza de vacuno guisada con una salsa deliciosa. Este restaurante es un buen lugar para probar carne de las razas maronesa y cachena. Asimismo, los fines de semana hacen cabrito grelhado o al horno. En Chaxoila fue donde saboreamos las ‘cristas de galo’ que se sirven junto a una bola de helado.
💰 Precio medio por persona: 18 €