Índice de contenidos
Tierra de los mejores vinos albariños que da la mano a las provincias de Ourense y Pontevedra. Puerta de entrada al parque nacional de Peneda-Gerês y testigo del Miño más indómito y salvaje. Melgaço se tiene bien merecido el apelativo del destino más radical de Portugal. Nosotros diríamos también el más bravo y auténtico. Un imprescindible para todos aquellos que aman la naturaleza y disfrutan con las tradiciones, el enoturismo y la gastronomía. Repasamos en esta guía los mejores planes que hacer en Melgaço en tres días con consejos sobre dónde comer y alojarse.
Melgaço es uno de los secretos mejor guardados de Portugal. Toda una desconocida para los propios portugueses como aseguran nuestros compañeros blogueros de Vagamundos. Y por supuesto también para los españoles. Sin embargo, en los últimos años se ha trabajado mucho y bien para dar a conocer todo lo que hacer en Melgaço. Su potencial es infinito. En primer lugar por la naturaleza virgen y salvaje que envuelve al municipio. El Miño más auténtico comienza en Melgaço su tramo internacional brindando la posibilidad de practicar deportes de aventura como el ‘rafting’. El senderismo, la escalada y el barranquismo son otras de las actividades que se pueden hacer en un municipio que tiene la suerte de estar inmerso en el único parque nacional de Portugal, el de Peneda-Gerês.
Melgaço también ha sabido conservar sus tradiciones, muchas de ellas relacionadas con la ganadería y el cultivo de una tierra. Una tierra donde crece la uva de la variedad alvarinho (albariño) dando lugar a un vino que se exporta a medio mundo. De la mano de la Câmara Municipal de Melgaço tuvimos la oportunidad de pasar tres inolvidables días en un municipio que sobrepasó las expectativas más ambiciosas.
Cómo llegar a Melgaço
En coche. Melgaço es el municipio más al norte de Portugal. Hace frontera con España, concretamente con las provincias de Ourense y Pontevedra. De la capital orensana está a una hora en coche tomando la autovía de las Rías Baixas (A-52) y posteriormente la EP-5003 en La Cañiza. De Vigo está también a una hora, en este caso por la A-55 y posteriormente por las carreteras PO-510 y PO-400 hasta la frontera. Oporto se encuentra a una hora y 50 minutos por la autovía A3 hasta Valença y posteriormente por las carreteras N101 y N202.
En tren. Melgaço no cuenta con estación de ferrocarril. La más cercana está situada en Valença, a poco más de media hora en coche. Esta estación forma parte de la Línea del Miño que parte des la ciudad de Oporto.
Hoteles en Melgaço
Melgaço cuenta con una interesante oferta de alojamientos donde destacan los que ofrecen un contacto más pleno con la naturaleza. No hablamos se simples casas u hoteles rurales, sino auténticos remansos de paz apartados del mundanal ruido y que han recuperado las viejas casas de granito y madera para dar una nueva vida a aldeas que habían caído en el olvido.
Ecotura Country House
Uno de los alojamientos más sorprendentes de Melgaço es el que han puesto en marcha Pedro y Anabella. Estos dos lisboetas recalaron un buen día a Castro Laboreiro y quedaron prendados del paisaje. Dejaron su anterior vida en la capital lusa para comenzar otra en plena naturaleza donde los caballos iban a jugar un papel fundamental. Al mismo tiempo que levantaban una granja ecuestre comenzaron a recuperar una aldea olvidada donde apenas un puñado de casas quedaba en pie. Con sus manos dieron nueva vida al granito y a la madera y decoraron cada estancia con elementos artesanales. Comenzó la aventura de Ecotura Country House.
Visitantes de todo el mundo amantes de los caballos comenzaron a recalar en este rincón del norte de Portugal para disfrutar del arte ecuestre en los singulares paisajes del parque nacional de Peneda-Gerês. Con la pandemia, Pedro y Anabella decidieron dar un giro al negocio y que cualquiera pudiera alojarse en él.
La experiencia que vive el huésped va más allá de dormir en una habitación con encanto con vistas al monte. A la hora de despertar puedes participar en una sesión de yoga o meditación con Anabella, disfrutar de un desayuno con productos naturales y caseros para reponer fuerzas y hacer una ruta de senderismo por la parte más salvaje del parque nacional de Peneda-Gerês acompañado de Pedro. Toda una vivencia relajante y de contacto pleno con la naturaleza que nos cautivó.
Branda da Aveleira
La tradición de los ‘brandeiros’ es una de las más arraigadas y singulares que tiene Melgaço. Las ‘brandas’ son aldeas levantadas en lo alto de la montaña donde los habitantes de los pueblos del municipio y su ganado pasaban el verano en busca de temperaturas más suaves y buenos pastos. Era como su particular apartamento de veraneo. Sin embargo, cuando llegaban las bajas temperaturas, tanto hombres como animales regresaban a sus localidades en busca del suave clima del valle.
El traslado de una casa a otra era un auténtico acontecimiento. En carros arrastrados por bueyes se transportaban todos los enseres necesarios. Era literalmente como llevarse la casa a cuestas. Hoy en día, muchas brandas han caído en el abandono. Otras todavía se mantienen, pero cada familia ya tiene enseres suficientes en ambas viviendas y no es necesario llevar a cabo la antigua liturgia.
Una de esas brandas que fueron abandonadas es la de Aveleira, en las faldas del parque nacional de Peneda-Gerês. Agostinho, uno de los hombres más activos del municipio, ha conseguido recuperar algunas de las viviendas que quedaron en el olvido para poner en marcha un complejo turístico muy interesante y sugerente.
En la actualidad la Branda da Aveleira cuenta con diez casas levantadas en granito y madera equipadas con todas las comodidades. El complejo cuenta además con una capilla y un restaurante en mitad de un paisaje fascinante. Nosotros nos alojamos en la Casa do Castanheiro situada en un punto privilegiado de la branda con vistas a la viña que Agostinho ha plantado hace unos años y que tiene el privilegio de ser la más alta de la zona. La casa cuenta con un gran salón con cocina y chimenea y en el piso superior, dos habitaciones y un baño. En el exterior se pueden realizar barbacoas y disfrutar de noches estrelladas sin el menor rastro de contaminación lumínica.
Hotel Boavista II
La tercera y última noche que pasamos en Melgaço nos alojamos en el hotel Boavista II, situado junto a las termas de la localidad. Es un hotel con una fantástica relación calidad-precio. Sus habitaciones no son excesivamente modernas, pero sí muy limpias, cómodas y confortables. Posee además una gran piscina exterior y un desayuno muy completo. El trato del personal, de diez.
Qué ver y hacer en Melgaço en tres días
La extensa oferta turística de Melgaço convierte a este municipio en idóneo para pasar unos días de desconexión en la naturaleza. ¿Cuántos días se necesitan para visitar Melgaço? Durante un fin de semana o un puente de tres días es posible recorrer sus lugares más significativos, pero si el objetivo es tomarse la visita con calma para hacer diversas rutas de senderismo por el parque nacional de Peneda-Gerês, en ese caso el viaje se puede alargar perfectamente a cuatro o cinco días. Vamos a hacer un repaso de algunos de los planes que hacer en Melgaço.
Castillo y ruinas arqueológicas de la praça da República
Un buen comienzo del itinerario por todo lo que ver en Melgaço es la praça da República. Allí se localiza la oficina de turismo, donde te facilitarán cumplida información y todo el material que necesitas para exprimir al máximo la visita al municipio. En la praça da República también se encuentran las ruinas arqueológicas donde adivinamos los restos de la antigua fortaleza y el sistema defensivo que protegió a la villa. Para acceder a ellas hay que bajar por unas escaleras que nos llevan en un viaje apasionante al subsuelo y, al mismo tiempo, al origen de Melgaço.
La visita a las ruinas arqueológicas se completa con el símbolo de la localidad, la Torre del Homenaje de su castillo. Es el único elemento que se mantiene en pie de la fortaleza que mandó edificar el primer rey de Portugal, Afonso Henriques, entre los siglos XII y XIII. El castillo jugó un papel crucial en la defensa de la frontera del Alto Minho y el interior de la torre alberga un museo que recoge elementos del patrimonio cultural, histórico y arquitectónico del municipio.
Museo de Cinema Jean Loup Passek
Una de las sorpresas totalmente inesperadas que ver en Melgaço es su Museo de Cinema Jean Loup Passek. Inesperada porque este rincón del norte de Portugal no ha sido escenario de ningún gran rodaje cinematográfico ni existe ninguna vinculación especial con el séptimo arte. Sin embargo, presume de una maravillosa historia que explica la razón de un lugar que el viajero no se imagina encontrar.
Jean Loup Passek era un parisino acomodado amante del celuloide que llegó a dirigir el festival de cine de La Rochelle y el departamento cinematográfico del Centro Pompidou. Un día acompañó a un equipo de rodaje a los barracones donde los inmigrantes portugueses vivían hacinados en la capital gala. Como es lógico, los lusos corrieron prácticamente a gorrazos a los cámaras que habían llegado allí como elefante en cacharrería. Passek quiso mediar y tratar de calmar los ánimos dialogando con aquellos inmigrantes que no estaba dispuestos a que sus familias vieran las penurias que estaban pasando. De ahí nació una amistad entre Jean Loup Passek y dos hombres de Melgaço que creció con los años hasta tal punto que el cinéfilo visitó en varias ocasiones la localidad portuguesa y quedó prendado de ella. Como Passek no tenía descendencia decidió donar todos los objetos relacionados con el cine que había acumulado al municipio y compró un antiguo edificio donde se construyó el museo que ahora podemos visitar y que tiene el objetivo de ampliarse en los próximos años.
En él podemos ver desde antiguas cámaras cinematográficas, carteles, fotografías, películas hasta linternas mágicas y lampascopios. Estos objetos son solo una pequeña parte del legado de Passek. Hay mucho más y para mostrarlo al público la intención del ayuntamiento de Melgaço es ampliarlo en el edifico que albergó el antiguo cine de la localidad y que también compró el propio Passek para donarlo al municipio.
El Museo de Cinema también alberga exposiciones temporales relacionadas con el séptimo arte. Nosotros disfrutamos de una dedicada al genial cineasta italiano Federico Fellini con carteles y fotogramas de sus películas, además de dibujos que él mismo realizó de algunos de sus personajes. Entrada: 2 euros.
Espaço Memoria e Fronteria
Melgaço es hoy un municipio próspero donde el turismo, la cultura del vino y su vertiente deportiva y natural son sus señas de identidad. Sin embargo, décadas atrás la vida no era de color de rosa y Melgaço fue castigado con la pobreza del periodo entreguerras y con la salvaje austeridad y opresión de la dictadura de Salazar. Fueron años de contrabando y de inmigración. Dos fenómenos que desangraron Melgaço, pero que al mismo tiempo fueron su salvavidas. Dos tragedias que, con el paso del tiempo, permitieron a los melgaçenses prosperar y gozar de una vida mejor.
Todo ello se recoge de forma magistral en el Espaço Memoria y Fronteria. Una construcción moderna y sencilla, pero de obligada visita por todo lo que representa y lo mucho que dice de un pasado que pasó, pero que no es demasiado lejano. El museo está dividido en dos áreas. La primera, en la planta baja, repasa el fenómeno del contrabando. Como ocurrió en toda la frontera lusa, desde el segundo tercio del siglo XX el paso ilegal de productos de Portugal a España y viceversa fue una constante. Los portugueses introducían en territorio español artículos tan diversos como café o jabón y los españoles se los cambiaban por chocolate o legumbres, entre otras muchas cosas. El trueque de toda la vida, pero adaptado a un contexto de absoluta necesidad. Este fenómeno tenía que burlar la vigilancia de la Guardia Fiscal, que contaba con puestos en numerosos puntos de la frontera.
Los contrabandistas se las tenían que ingeniar para salvar ese marcaje. Lo hacían aprovechando el planalto de Castro Laboreiro o cruzando en barca el Miño, por ejemplo. Algunos perdieron la vida por uno kilos de café o un puñado de legumbres por culpa de los rápidos del río o por los disparos de los guardias fiscales o de la Guardia Civil española. El museo expone, entre otros elementos, una de las barcas que se usó para el contrabando en el río, algunos de los productos que servían para el trueque y las actas que iba rellenando la Guardia Fiscal cuando capturaba a alguno de los contrabandistas.
La realidad del matute enlaza en el museo con otro fenómeno que marcó la historia de Melgaço: la inmigración. Sin oportunidades laborales y dependiendo exclusivamente del contrabando, muchos melgaçenses, especialmente hombres jóvenes, decidieron buscar una oportunidad mejor. La inmigración que a principios del siglo XX se había centrado en Brasil, se desvío en la segunda mitad de esta centuria hacia Europa, especialmente a Francia. En París, los inmigrantes portugueses trabajaron en las fábricas y empresas que tenían el cometido de reconstruir el país galo tras el desastre de la Segunda Guerra Mundial. Allí vivían en barracones levantados con lata de bidones y en unas condiciones extremas. Sin gastar absolutamente nada y con el único objetivo de ahorrar para mandar dinero a su familia. Pero si no era fácil la vida en Francia, tampoco el viaje de más de un mes desde Portugal. Cruzar la España franquista era una tarea complicada que había que hacer de forma clandestina, hasta que poco a poco se empezaron a expedir visados y autorizaciones para hacerlo.
Entre los muchos objetos, documentos y paneles informativos del museo hay uno que nos llamó especialmente la atención. Una fotografía de un inmigrante portugués vestido elegantemente ante la Torre Eiffel. Ese tipo de imágenes era las que mandaban a sus familias para demostrar que les iba bien en tierras francesas. Sin embargo la realidad era otra muy diferente y cruda. Entrada: 2 euros.
Solar do Alvarinho
La uva ‘alvarinho’ y Melgaço están íntimamente ligados. Cuando hablamos de albariño (‘alvarinho’ en portugués) los españoles pensamos inmediatamente en Galicia. Sin embargo, los viñedos no entienden de fronteras. En el municipio de Melgaço hay actualmente 26 productores que tratan con mimo y mucho cariño una uva que plantea unas posibilidades extraordinarias. Tenemos vinos albariños jóvenes, otros envejecidos en barricas de roble o castaño y hasta espumosos. Y cada uno de ellos con los matices diferentes fruto de la ubicación de cada viña y del suelo.
Para conocer esta cultura del vino es fundamental visitar una bodega en Melgaço, pero primero hay que pasarse por el Solar do Alvarinho. El elegante edificio que ocupó el antiguo tribunal del municipio se ha convertido hoy en un espacio dedicado al vino y su promoción. Una idea extraordinaria que debería calar en otros lugares. Con las certeras explicaciones de Micael conocimos la historia del albariño en Melgaço y realizamos la cata de tres vinos de bodegas diferentes. Cada uno con sus matices y peculiaridades. Estas catas gratuitas se ofrecen a todo aquel que visita el Solar do Alvarinho para que sirva de punta de lanza para una posterior visita a una bodega o para que el visitante se pueda llevar alguna botella de la tienda. El edificio cuenta también con un pequeño bar en el que maridar los albariños con embutidos y quesos de la zona.
Rafting con Melgaço Radical
Melgaço lleva por bandera ser el destino más radical de Portugal. Inmerso en el parque nacional de Peneda-Gerês y pegado al tramo del Miño más salvaje y auténtico, las posibilidades para realizar actividades de naturaleza y deportes de aventura se multiplican. Uno de los buques insignia en este sentido es el ‘rafting’, un deporte que todavía no habíamos practicado y que nos cautivó por completo. Lo hicimos de la mano de Melgaço Radical, una cooperativa que lleva años trabajando en el municipio con un absoluto respeto al medio y con un equipo de profesionales de todas las edades que conocen profundamente la zona y te facilitan mucho la tarea. Fue un placer conocer a Antonio y su gente y agradecemos que nos metieran el gusanillo de un deporte que seguramente volveremos a practicar en el futuro.
El ‘rafting’ no es más que el descenso en barca hinchable por el río alternando zonas más tranquilas con los vertiginosos rápidos. El tramo del río Miño donde se desarrolla la actividad es ideal para aquellos que no han practicado nunca esta actividad, ya que no implica demasiada dificultad, pero al mismo tiempo tiene grandes dosis de emoción. De hecho, en Melgaço Radical presumen de tener clientes desde los diez hasta los ochenta años. La empresa te dota del traje de neopreno, el casco y el chaleco y los usuarios tienen que llevar sus zapatillas de agua o escarpines, además del bañador.
Antes de comenzar la actividad uno de los monitores explica con detalle cómo hay que colocarse dentro de la barca, en qué momentos se rema, en cuáles se para y las medidas de seguridad en caso de caer al agua. A partir de ahí solo queda disfrutar. Nosotros realizamos la actividad en un momento en el que el Miño no bajaba con excesiva fuerza, pero disfrutamos muchísimo de la adrenalina que supone acercarse a un rápido y tratar de mantener el control de la barca mientras el agua te salpica en la cara.
La actividad de ‘rafting’ se realiza durante todo el año con varias rutas en función del nivel del río. Hay que recordar que el Miño en este punto viene regulado por el embalse gallego de Frieira, pero está garantizado un caudal mínimo por motivos ambientales.
Melgaço radical también ofrece otro tipo de actividades como salto pendular y barranquismo, entre otras.
Castro Laboreiro
El clima suave del valle en el que está enclavada la localidad de Melgaço contrasta con la crudeza climatológica que se vive veinte kilómetros al sureste. La altiplanicie de Castro Laboreiro se abre paso a 1.000 metros de altura e inmersa en el parque nacional de Peneda-Gerês. Estamos en una de las aldeas más bellas de Portugal donde la tradición ocupa un papel capital. El pastoreo y la trashumancia forman parte de las señas de identidad de Castro Laboreiro donde es obligado perderse por sus callejuelas y admirar la coqueta iglesia matriz y la picota del siglo XVI. Junto a estas construcciones se ubica la oficina de turismo, donde nos trataron con un cariño y hospitalidad asombrosa. El Museo Etnográfico ayuda a entender la idiosincrasia de Castro Laboreiro gracias a sus objetos, fotografías y atuendos.
Un sendero que parte detrás del restaurante Miradouro do Castelo lleva precisamente hasta el Castillo de Castro Laboreiro. Hay que caminar durante un kilómetro para ascender al macizo rocoso en el que se encuentran los restos de una construcción cuyo origen no está documentado pero que puede que se remonte al siglo X.
Al igual que ocurre con el castillo, otras muestras del formidable patrimonio de Castro Laboreiro se funden con el entorno natural. Un ejemplo son los puentes románicos y medievales que salvan ríos y arroyos. Nos fascinó especialmente el ponte da Cava da Velha sobre el río Barcia o Castro Laboreiro. Junto a él está ubicado el de Moinhos da Assueira y más al sur, el de Dorna.
El río Barcia nos regala además varias cascadas a su paso, una de ellas junto al casco urbano de la localidad y conocida como cascata do Laboreiro.
Termas de Melgaço
El río Miño está íntimamente ligado al termalismo. Lo podemos comprobar en la provincia de Orense y en la propia capital, pero también en Melgaço. El mejor ejemplo son sus termas de las Águas do Peso. Manan a una temperatura de 15 grados y están recomendadas para tratar enfermedades como la diabetes y el colesterol.
Las termas de Melgaço están enclavadas en mitad de un frondoso bosque de cuento que posee además un camping y una zona de bar con terraza donde se tiene que estar de cine en los meses de verano. La zona termal cuenta con dos espacios. Por un lado, las construcciones originarias de las termas: la Fonte Nova y la Fonte Principal. Esta última está protegida en el interior de un majestuoso edificio de hierro y cristal obra del ingeniero Luís Couto dos Santos. Todo parece sacado de un escenario de cine en esta obra maestra conocida como la Buvete. Las vidrieras, las escalinatas de mármol, las barandillas, la iluminación… Una auténtica delicia de lo más fotogénico. Más escondidas entre la espesura boscosa están las ruinas del hotel do Peso, el alojamiento al que acudían los termalistas el siglo pasado. Afortunadamente, a finales de 2020 se puso en marcha el proyecto para la recuperación de ese emblemático hotel.
Por otro lado encontramos la vertiente más moderna de las termas de Melgaço como es la zona de spa y bienestar que se construyó en 2013. Un vanguardista edificio que cualquier persona puede visitar para disfrutar de los tratamientos que allí se ofrecen. Destaca la gran piscina termal totalmente acristalada y en la que sumergirse en las apreciadas Águas do Peso. El precio del circuito termal es de 15 euros por persona en horario de 9:30 a 19:30 horas. Además, se ofrecen tratamientos como masajes relajantes y terapéuticos y presoterapia, entre otros.
Porta de Lamas do Mouro
Uno de los planes imprescindibles que hacer en Melgaço es el senderismo en el parque nacional de Peneda-Gerês. Lamas do Mouro es una de sus puertas de entrada. Desde este punto parten algunas de las rutas que se pueden realizar en esta zona protegida. Se trata de un lugar muy apacible abrigado por un frondoso pinar y con vistas a alguna de las cumbres el espacio natural.
A Lamas do Mouro acuden muchas familias a pasar un agradable día de campo y comer en su merendero. Además, se puede visitar el centro de interpretación donde, a través de paneles informativos, se ofrece información sobre la flora y la fauna del parque nacional. Los aficionados a los paseos cortos y sencillos por la naturaleza tienen la posibilidad de realizar el sendero interpretativo de Lamas do Mouro, una ruta circular de 4,5 kilómetros que transita por lugares tan diversos como el ponte do Porto Ribeiro, un molino de agua, un horno comunitario, la iglesia de San Juan Bautista y la puerta que da nombre al enclave.
Visita a una bodega de vino albariño
Cuando visitamos cualquier región o zona que destaca por su tradición vinícola nos gusta adentrarnos en esa cultura a través de alguna de sus bodegas. En Melgaço, cuna del albariño en Portugal, no podía ser menos. Fue una grata sorpresa conocer a José y su proyecto de Encostas da Capela. Pasamos toda la mañana junto a él y nos transmitió como pocos su pasión por el vino.
En 2015 comenzó este proyecto que cuenta con una pequeña y moderna bodega ubicada junto su viñedo más representativo. Una plantación de 40 años que se extiende sobre una ladera y que rodea una pequeña capilla y un maravilloso cruceiro. De ahí el nombre de Encostas (laderas) da Capela. José produce alrededor de 6.000 litros de vino al año. Unos caldos que conservan la esencia de esta variedad y que no pasan por barrica. Considera que el albariño tiene unos matices y un cuerpo que no hace necesario que pase por la madera.
José nos hizo una cata de varias de sus añadas y tuvimos el privilegio de probar directamente de las cubas el vino el próximo año que todavía no había sido embotellado. Además, disfrutamos de su espumoso, novedad en 2020 y que nos pareció una auténtica delicia. Nada empalagoso e ideal para acompañar desde el principio una comida con pescado o marisco, por ejemplo.
Además del viñedo ubicado junto a la bodega, Encostas da Capela cuenta con otros enclavados en el entorno de Melgaço. Los más elevados aportan más acidez a la uva, un matiz que se complementa con la que se recolecta en las viñas que están más bajas. La recogida de la uva es totalmente manual, lo que hace que cada racimo sea tratado con mimo y escogiendo solo los aptos para producir los sensacionales albariños que José exporta a países como Noruega, Bélgica o Francia.
Marco número 1 de Portugal
Decíamos que Melgaço es el municipio más septentrional de Portugal. El punto exacto que representa ese extremo norte del país luso es el Marco número 1 de Portugal. Para llegar hasta él hay que dirigirse a la parroquia de Cevide y dejar el coche justo donde finaliza la carretera. Tomaremos el sendero que sale a la izquierda que desemboca en una pasarela de madera. Sin perder de vista el río Miño, llegaremos a un hito conocido como el Marco número 1 de Portugal. Desde este punto vemos las provincias de Pontevedra y Orense.
Regresando de nuevo al lugar donde dejamos el coche, tomaremos el camino que sale esta vez a nuestra derecha. Entre huertos alcanzaremos el antiguo puesto de la Guarda Fiscal y el puente sobre el río Troncoso, un símbolo del contrabando durante el siglo pasado. El puente establece la frontera entre España y Portugal, por lo que no tendremos ningún problema en hacernos la típica foto con un pie en territorio luso y el otro, en suelo español. Ya en la provincia de Orense, existe una senda junto al río Troncoso repleta de vegetación y muy agradable para disfrutar de un paseo por la naturaleza.
Dónde comer en Melgaço
El pasado pastoril y ganadero de Melgaço marca su rica y variada gastronomía. El cabrito al horno, la carne de vaca cachena, los embutidos, las sopas de legumbres o verduras, los quesos de cabra y el bacalao en sus múltiples preparaciones, son los platos estrella. Tuvimos la suerte de meternos de llenos en una cocina que nos cautivó como no podía ser menos en Portugal.
Restaurante Tasquinha da Portela (Portela. Paderne)
Detrás de una elegante casa señorial de tres plantas se encuentra uno de los mejores restaurantes para comer en Melgaço. Es imposible poner algún pero. Desde el minuto uno el trato es exquisito y los protocolos de seguridad COVID se cumplen de manera escrupulosa para mayor tranquilidad del cliente.
Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que Tasquinha da Portela es uno de los mejores restaurantes que hemos pisado en Portugal. Y después de llevar más de una década recorriendo el país vecino eso es decir mucho. Como entradas degustamos un delicioso hojaldre relleno de tomate y queso, un timbal de huevo, ‘alheira’ y grelos y un bollo de pan relleno de queso y nueces.
Aunque parecía complicado superar eso, el espectáculo llegó con los segundos. El bacalao A Tasquinha, gratinado al horno con queso y jamón, es una delicia. Las lascas se desprendían solas con una jugosidad inusitada. Tampoco exageramos si decimos que es el mejor bacalao que hemos probado. No se quedó para atrás la carne de novillo madurada. Al punto. Se deshacía en la boca. Y todo ello acompañado de unas patatas fritas onduladas que parecían de otro planeta.
Restaurante Chafarix (praça Amadeu Abílio Lopes. Melgaço)
El restaurante que posee Camilo Fernandes en pleno centro de Melgaço es un auténtica deleite. Cuenta con un comedor amplio y luminoso en el que disfrutar de una amplia carta de carnes y pescados a precios muy razonables. Los platos se nutren de productos de la zona y dan una vuelta de tuerca al recetario clásico portugués. Asimismo, el vino albariño está presente como condimento indispensable. Por ejemplo, en el jamón que comimos de entrada y que se presenta cocinado con una salsa aderezada con este vino y cebolla.
También nos cautivó la entrada de ‘enchidos’ con el chorizo ahumado típico de Melgaço y una ‘alheira’ de fabricación propia muy jugosa. Este embutido portugués lo hemos probado en otros rincones del país, pero el del restaurante Chafarix nos cautivó. Estaba jugoso y predominaba la carne y no tanto la grasa, cosa que no suele pasar.
Como platos principales degustamos un bacalao al estilo de Chafarix. Nos recordó al modo de Braga que se elaborada rebozando el lomo de bacalao para después meterlo en el horno. Este tenía un toque de albariño y estaba acompañado por unas deliciosas patatas fritas. También probamos el ‘naco de vitela’, solomillo de ternera tierno no, lo siguiente. Se deshacía en la boca literalmente. También venía acompañado de patatas fritas. Rematamos con dos deliciosos postres que demuestran que en el restaurante Chafarix también manejan la repostería con maestría. Un ‘brownie’ de chocolate con pistacho y una panacotta espectacular con fruta fresca.
Camilo nos contó que en breve abrirá un nuevo restaurante en el edificio que albergó las termas de Cortegada en Galicia. Un enclave privilegiado a orillas del río Miño y en el que ha puesto toda su ilusión. Mucha suerte.
Restaurante Miradouro do Castelo (Castro Laboreiro)
La imprescindible visita a Castro Laboreiro se puede completar con una comida en el restaurante más reconocido de la localidad. Miradouro do Castelo recibe su nombre porque desde su comedor se obtienen unas vistas privilegiadas del castillo de Castro Laboreiro. La carta del restaurante se limita a cinco platos que elaboran con absoluta maestría. La especialidad es el cabrito al horno, que se ofrece para una o dos personas como el resto de los platos. Nos gustó su preparación, fantásticamente asado, tierno y acompañado de unas patatas ‘baby’ deliciosas e impregnadas con el jugo del cabrito. Rematamos con una tarta de la abuela elaborada con galleta. Además del cabrito, el restaurante Miradouro do Castelo también ofrece el bacalao con broa y al albariño.
Restaurante O Vidoeiro (Porto Ribeiro. Lamas de Mouro)
A unos pocos metros de la Porta de Lamas do Mouro, una de las entradas el parque nacional de Peneda-Gerês y rodeado de un jardín de hortensias, se levanta este restaurante regentado con esmero y cariño por la amable Laurinda. La carne de calidad es la columna vertebral de una carta donde brilla especialmente el cabrito al horno. Una vez más probamos este plato y de nuevo nos sorprendió. Muy bien cocinando, sabroso y muy jugoso. También acompañado de patatas ‘baby’ y arroz y todo regado con un exquisito vino blanco de la casa. De entrada, y como estamos en temporada de setas, Laurinda nos sirvió unos hongos cocinados con albariño realmente buenos. El trato fue formidable y muy cercano y sin duda nos hicieron sentir como en casa.
Restaurante O Brandeiro (Branda da Aveleira)
La aldea turística de Branda da Aveleira cuenta con un interesante restaurante en el que se puede degustar la cachena, raza de vaca que pasta en los verdes campos del parque nacional de Peneda-Gerês. Una carne muy sabrosa que en el restaurante O Brandeiro preparan con esmero. También elaboran bacalao al horno, pulpo a lagareiro, cabrito y secreto de cerdo ibérico. Nosotros degustamos unos ‘nacos de vitela’ y un chuletón. Como el restaurante cierra a las 18:00 horas, se puede encargar la cena y recogerla a esa hora para llevarla a una de las casas del complejo turístico y comerla tranquilamente.
Otros planes que hacer en el Norte de Portugal
Pablo y Estefanía, muchas gracias por vuestra guía turística de una zona tan mágica y a la vez poco conocida. Conozco bastante bien la zona, pues soy vecino e mi esposa es de Melgaço, así que puedo confirmar que todo loque decís, es sencillamente cierto. Si, la gente deveria aprender a disfrutar do que cada tierra tiene, sin perjuicios de lugar o cultura, porque en mente abierta, no hay fronteras ni perjuicios y eso lo dejasteis muy bien explicado. Os felicito.
Una vez más, muchas gracias.
Un saludo a los dos.
Muchas gracias por tus palabras Valdemiro. Nos llenan de orgullo teniendo en cuenta que eres vecino de la zona. Gracias de corazón y nos alegramos mucho que te haya gustado este artículo de Melgaço. Ha sido una de las más gratas sorpresas que nos hemos llevado en Portugal en los últimos tiempos y queríamos darlo a conocer para que más gente lo pueda visitar. Un saludo afectuoso.