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Lo que empezó siendo una construcción temporal para la Exposición Universal de Bruselas de 1958 ha acabado siendo uno de los símbolos de la capital belga. Con todos ustedes, el Atomium de Bruselas
Escribo este post unos días después de las brutales atentados del 22 marzo de 2016 en Bruselas. Tenía programado con anterioridad dedicar un artículo al Atomium de Bruselas, uno de los símbolos de la capital belga, y esta fatal casualidad no me impide hacerlo. Todo lo contrario. Bruselas necesita ahora más que nunca que sigamos visitándola para disfrutar de su Grand Place, admirar su Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, comer unos mejillones con patatas en un restaurante de sus céntricas calles o fotografiar al Manneken Pis con alguno de los trajecillos que le colocan. Y también, cómo no, acercarnos hasta el parque de Heysel para extasiarnos ante el Atomium de Bruselas. De esta impresionante estructura vamos a hablar ya que es una de esas visitas imprescindibles en la capital belga.
Cómo ir al Atomium desde el centro de Bruselas
Ya sea por mala suerte o por despiste, lo cierto es que nuestro viaje en metro hasta el Atomium desde el centro Bruselas fue un poco más largo de lo normal. Sobre el papel, las dificultades deberían ser nulas, pero tuvimos un momento de no saber dónde estábamos ni a hacia dónde había que ir. Vayamos por partes. Si se parte del centro de Bruselas, es decir, de los alrededores de la Grand Place, hay que tomar el metro en la Gare Centrale (Estación Central). Allí se coge la línea 1 en dirección Gare de l’Ouest (Estación del Oeste) y bajarse en la parada de Beekant. Una vez allí se realiza trasbordo para tomar la línea 6 en dirección Roi Baudouin (Rey Balduino) y apearse en la parada de Heysel. Aunque como ven solo hay que hacer un trasbordo que aparentemente no tiene complicación, nosotros nos despistamos bastante en la estación de Beekant, que además curiosamente está en el barrio de Molenbeek y que se encuentra al aire libre en lugar de estar soterrada. Cogimos el tren equivocado y nos tocó dar la vuelta. Lo achacamos a la mala suerte o al despiste, ya que en el regreso no tuvimos ningún problema. Por lo tanto aconsejo estar muy atentos a los carteles informativos. De la estación de metro de Heysel al Atomium hay apenas cuatro minutos caminando.
Qué ver en el Atomium de Bruselas
La visita al Atomium de Bruselas tiene un precio de 12 euros para adultos y de 6 euros para niños de entre 6 y 11 años. En las taquillas hay que informarse de los posibles descuentos o entradas gratuitas para personas que posean algún tipo de carnet universitario, de profesor, periodista, etc. Aunque no es un precio ni mucho menos barato, ya que nos desplazamos hasta este punto de Bruselas sería una pena quedarse sólo con la vista del Atomium por fuera.
Cada una de las nueve esferas de acero de 18 metros de diámetro que tiene esta construcción alberga exposiciones permanentes y temporales que pueden llegar a ser muy interesante. En la esfera más elevada hay un bar restaurante en el que, además de disfrutar de unas espectaculares vistas de toda Bruselas, se puede tomar algo tranquilamente. Los precios no son populares, pero merece la pena degustar alguna de las interesantes cervezas belgas mientras se divisan las panorámicas privilegiadas que ofrece la construcción.
Hasta ahora hemos hablado de cómo se llega al Atomium y el precio de la entrada, pero no de cuál es el significado de esta peculiar creación. Su construcción data de 1958 y fue el emblema de la Exposición Universal que acogió Bruselas en aquel año. De hecho, una de las muestras que se pueden ver en una de las esferas del Atomium versa sobre ese acontecimiento.
Con sus 102 metros de altura y nueve esferas, su arquitecto, André Waterkeyn, quería simbolizar un átomo ampliado 165.000 millones de veces. Ahí es nada. Entre las esferas el visitante se mueve a través de escaleras mecánicas que dan la sensación de estar en un escenario futurista.
Cosas que ver alrededor del Atomium
Salvando las distancias, el Atomium es a Bruselas como la Torre Eiffel es a París. De hecho los entornos de ambos símbolos tienen similitudes. Al igual que la construcción más célebre de la capital parisina cuenta con el Campo de Marte para disfrutar de su vista desde diferentes perspectivas, el Atomium también está rodeado de una zona ajardinada para inmortalizarlo y descansar sobre el césped.
Palacio del Centenario y estadio de Heysel
Y es que el átomo gigante belga se encuentra en un bonito entorno conocido como Heysel. Se trata de un parque ferial habilitado en un primer lugar para la Exposición Universal de 1935 y posteriormente para la de 1958. Además del Atomium, el visitante también puede ver el mítico estadio de Heysel, hoy llamado Rey Balduino. En la zona igualmente se levanta el Palacio del Centenario, una especie de centro de exposiciones y congresos que, como curiosidad, acogió el Festival de Eurovisión de 1987.
Parque Osseghem
Nosotros dimos una pequeña vuelta por la zona y posteriormente nos acercamos a un gran parque llamado Osseghem que a su vez forma parte de uno mayor de nada menos que de 26 hectáreas llamado Laeken. Los que tengan tiempo y la climatología favorable, pueden hartarse de pasear por este pulmón verde de Bélgica repleto de árboles centenarios, grandes superficies de césped y algunas sorpresas como una torre japonesa y un edificio gótico en memoria de Leopoldo I.
Mini-Europa
La zona de Heysel también permite la visita a un parque al aire libre con los monumentos más representativos de Europa en miniatura llamado Mini-Europa y además acoge un parque acuático y un planetario.
La visita al Atomium fue uno de los gratos recuerdos que nos trajimos de nuestro viaje a Bruselas en dos días donde también tuvimos tiempo para acercarnos a la ciudad de Brujas.
No recomiendo nada,el atomiun es un monumento feísimo y no merece la pena ir.bruselas me decepcionó del todo,como ciudad no vale nada y parece tercer mundo era.os aconsejo irxa cualquier sitio menos Bruselas,solo bastardos dinero y no veréis nada interesante y que merezca la pena
Hola Pablo. Es cierto que Bruselas no se puede comparar con la belleza de otras capitales europeas como París, Roma, Londres, Lisboa o Madrid. De hecho, si se va a Bruselas es imprescindible acercarse a Brujas y Gante para que el viaje merezca realmente la pena. Pero no estamos de acuerdo en que no haya nada interesante. Por ejemplo la Grand Place es una de las plazas más bellas de Europa. La zona de la Catedral también merece la pena. Y el Atomium, aunque no se pueda comparar ni mucho menos con la Torre Eiffel, es un monumento curioso. Para pasar un día en Bruselas no está mal, aunque insistimos en que si se compara con otros lugares es normal que decepcione. Un saludo y gracias por visitarnos.