Este pueblo-isla fortificado comité con la bahía de Kotor por ser el la estampa más codiciada durante un viaje a Montenegro. Su acceso solo está permitido a los lujosos huéspedes del complejo hotelero que ha transformado esta antigua morada de pescadores. Eso sí te contamos que ver en Sveti Stefan, cómo contemplarlo con nitidez, dónde obtener las mejores fotos y todos los detalles para conocer mejor este lugar tan especial
Lo verás, pero no lo tocarás. Al menos que pagues los más de mil euros por noche que cuesta alojarse en su interior. Sveti Stefan es sin ningún género de dudas uno de los lugares más curiosos y fotografiados que ver en Montenegro. Muy cerca de Budva, se trata de un pequeño pueblo medieval del siglo XV dispuesto en una isla que está unida al continente por una estrecha calzada. En los años 50 del siglo XX fue nacionalizado y convertido en un exclusivo alojamiento por el que pasaron desde Orson Wells a Sofía Loren. Tras la guerra de los Balcanes fue adquirida por la compañía turística Aman que le dio una segunda y todavía más lujosa vida. Allí se casó el tenista serbio Novak Djokovic con Jelena Ristic, por ejemplo.
Sveti Stefan no va a figurar en ninguna lista de ofertas de hoteles en Europa. Para pernoctar será mucho más respetuoso con los bolsillos buscar alojamiento en los alrededores. Nosotros de hecho nos desplazamos hasta aquí desde la cercana Budva donde hicimos una de las noches dentro de nuestro viaje a Montenegro por libre.
Qué ver en Sveti Stefan sin traspasar sus muralla
Queda claro que pisar Sveti Stefan solo está reservado para aquellos que se alojen en alguna de sus lujosas habitaciones. No está permitido el paso a turistas, precisamente para que los que pagan más de 1.000 euros por noche no tengan que soportar la masificación de un pedazo de tierra compuesto por apenas un puñado de calles.
Pero además de los miradores que ver en Sveti Stefan de los que hablaremos un poco más adelante, lo mejor que se puede hacer en este lugar es disfrutar de sus playas donde las aguas son absolutamente cristalinas. Eso sí, para acceder a ellas también hay que pasar por caja. En primer lugar, los aparcamientos más próximos a la isla tienen unos precios que oscilan entre los 3 y 4 euros la hora. Para estacionar el vehículo de forma gratuita, no queda otro remedio que hacerse un hueco en alguna de las calles que descienden desde la carretera principal a la costa. No será tarea fácil.
La playa que lleva el nombre de Sveti Stefan permite darse un chapuzón mientras se contempla la isla. Eso sí, los precios de las tumbonas alcanzan los 30 euros al día. Lo mejor es buscar acomodo en la zona más alejada del acceso a la isla y disfrutar del baño algo que, por el momento es totalmente gratuito.
Al otro lado se encuentra King’s Beach o Sveti Stefan 2. En principio está solo destinada a los huéspedes del complejo de Aman (ya que la isla carece de playas como tal). Eso sí, nosotros pudimos acceder libremente y acomodarnos en el parque que hay junto a ella. No había ningún tipo de control de acceso ni nos pidieron absolutamente nada. Eso sí, no suele ser lo habitual ya que para disfrutar de este pequeño paraíso de guijarros rosados se paga hasta 180 euros por hamaca. También se ha convertido en playa privada la que se encuentra un poco más al norte, después de caminar por un sendero abrigado por los pinos. Miločer también tenía acceso libre cuando nosotros la visitamos, pero al ser propiedad del complejo que hay junto a ella, los visitantes deben pasar por caja.
Los mejores miradores de Sveti Stefan
Para obtener las mejores panorámicas que ver en Sveti Stefan hay que tomar altura. Junto a la propia carretera principal E80 hay algún punto muy interesante para parar y captar algunas fotos de postal del pueblo-isla fortificado. Eso sí, no es nada fácil. Aunque parezca increíble, no hay ningún mirador habilitado y el poco espacio que hay para los vehículos suele estar ocupado.
Otra opción muy interesante y mucho menos masificada (nosotros estuvimos absolutamente solos) es ascender por la zigzagueante carretera que conduce al monasterio de Rustovo. Solo hay que recorrer 1,5 kilómetros para llegar a una explanada donde está el mirador de Čelobrdo. La estampa de Sveti Stefan, las aguas color turquesa de la costa adriática y el verde de los bosques de pinos es casi hipnótica.
También es un mirador interesante el ubicado en la iglesia de St. Sava, pero para llegar hasta él hay que dar un pequeño rodeo.
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