Ruta de la Levada das 25 Fontes (Madeira). Dificultad: Fácil. Distancia: 12,5 kilómetros (ida y vuelta). Tiempo: 3 horas 45 minutos aproximadamente
Si Portugal continental es un territorio repleto de contrastes naturales y monumentales, las islas que posee en el Océano Atlántico son un auténtico tarro de las esencias. España puede presumir de las magnificas Islas Canarias, pero los portuguesas pueden hacer lo mismo con los archipiélagos de las Azores y de Madeira. A este último acudimos para disfrutar de unas inolvidables vacaciones de verano.
La isla de Madeira es una joya atlántica que conforma un espectáculo natural incomparable. Los caprichos de la madre naturaleza lo han convertido en un territorio abrupto, repleto de barrancos y acantilados y donde la abundante lluvia que cae durante todo el año ha dado paso a una vegetación exuberante. A Madeira no se puede ir buscado playas y sol porque las primeras se pueden contar con los dedos de una mano y los rayos del astro rey escasean hasta en verano aunque haya una temperatura muy agradable. Lo que sí se puede hacer es gozar con un paisaje de ensueño que pide aventura, recorrerlo sin prisas y realizar algunas de las apasionantes rutas de senderismo que ofrece. Una de las más frecuentadas, y no es para menos, es la que recorre la Levada das 25 Fontes.
¿Qué son las levadas?
En primer lugar hay que explicar qué son las levadas ya que la isla de Madeira no se puede entender sin ellas. Se trata de una red de canales de 1.400 kilómetros que sirve para transportar el agua que se recoge en el norte y centro de la isla hasta el sur, que es mucho menos lluvioso. Nos encontramos ante una de las obras más increíbles que ha hecho el ser humano ya que la orografía de Madeira complica sobremanera cualquier construcción que en otro lugar sería pan comido. Estos canales transitan por montañas y peligrosos acantilados para evitar que esa agua tan necesaria se pierda y pueda ser utilizada para el consumo humano.
Al principio las levadas se utilizaron para llevar el agua que impulsaba los molinos y posteriormente para regar los campos de caña de azúcar del sur, pero poco después los madeirenses se dieron cuenta de que era la mejor manera para surtir del líquido elemento a las zonas menos agraciadas en este aspecto.
Los senderistas le tenemos mucho que agradecer a las levadas, ya que en paralelo a estos canales se habilitaron unos senderos por los que llegaba el material para construirlas. De este modo, Madeira posee una amplia red de caminos para llegar a algunos lugares espectaculares en los que el agua y el verde que dominan la isla se unen en una simbiosis armónica y casi perfecta.
¿Donde pegarse un chapuzón en Madeira?
Después de realizar una ruta de senderismo no hay nada mejor que darse un chapuzón en las frías y transparentes aguas del Atlántico. En este artículo hacemos un repaso de las mejores calas, piscinas naturales y playas de Madeira. No son muchas, pero conviene tenerlas muy presentes.
Ruta de senderismo la Levada das 25 Fontes, una de las más populares de Madeira
La levada más importante de toda la isla es la de Rabaçal, de más de 10 kilómetros y que data de 1835. Precisamente por ella transcurre el inicio de la espectacular ruta de las 25 Fontes. Este trayecto senderista es realizado por miles de turistas cada año, por lo que si se acude en pleno verano será normal tener a numerosos “compañeros de viaje”. De hecho, si la visita a Madeira se contrata a través de alguna agencia de viajes con los vuelos semanales de la TAP opera en verano desde Madrid y Barcelona (algo que normalmente sale más rentable), una de las rutas que se ofrecerá para contratarla con guía será ésta. Personalmente invito a los aficionados al senderismo a hacerla en solitario, ya que no tiene ninguna pérdida y no presenta peligro alguno. Eso por supuesto se puede hacer si se ha alquilado un coche para recorrer la isla, algo que es fundamental y que nosotros hicimos durante nuestro viaje de una semana en Madeira.
El comienzo de la ruta de la Levada das 25 Fontes se localiza en una aparcamiento que hay en la carretera ER110 que encontraremos tomando siempre dirección Rabaçal, que será el nombre que tengamos que introducir en el GPS. Esa carretera une Paul da Serra con Porto Moniz. Allí será obligatorio dejar el coche y comenzar a andar por una carretera asfaltada que nos llevará, en un continuo descenso, hasta el puesto forestal de Rabaçal. Ese trayecto de 2 kilómetros se puede hacer también en unos minibuses que circulan continuamente al precio de 5 euros ida y vuelta. Si se está en forma aconsejo hacer este camino andando porque las vistas son espectaculares y es una gozada ir flanqueado por tanta vegetación. Hay que tener en cuenta que al regreso toca hacer estos dos kilómetros de continua subida, por lo que se deben guardar fuerzas y contar con reservas de agua.
En el puesto forestal de Rabaçal comienza el sendero en dirección a la Levada das 25 Fontes y la Cascada del Risco (PR 6 y 6.1). Se trata de un tramo empedrado que discurre en paralelo a la levada de Rabaçal y que empieza a dar una idea del privilegio de poder adentrarse en un espectáculo natural de esa magnitud.
Después de haber andando poco más de dos kilómetros, un desvío nos indica que podemos tomar el sendero de la derecha para acudir a la Cascada del Risco o seguir hacia adelante en busca de las 25 Fontes. La visita a esta cascada se puede hacer tanto a la ida como a la vuelta, pero nosotros optamos por hacerla al principio. Aquí podemos ver una caída de agua de más de 100 metros de altura que es la más grande de Madeira. Merece la pena obnubilarse con este espectáculo antes de deshacer lo andando y tomar el sendero que nos llevará al destino final.
Una larga escalera de peldaños de piedra nos introduce de nuevo en la vegetación dominada por brezos, laureles y hayas o. lo que es lo mismo, la laurisilva madeirense en su esplendor. Aquí se enlaza con la propia levada das 25 Fontes y, tras cruzar un puente a 30 metros de altura sobre el barranco del Risco, el camino se va haciendo más estrecho y difícilmente caben dos personas en paralelo. Es el tamaño suficiente para que el levadeiro (el encargado de controlar las levadas y eliminar los obstáculos que dificulten el paso del agua) pueda desarrollar su tarea.
Finalmente se llega al espectáculo natural que nos dejará boquiabiertos. Una imponente formación rocosa sirve de conducto para el agua que transportan 25 manantiales hasta una hondonada con aguas frías y cristalinas. Estamos en las 25 Fontes y el sonido del agua, la imagen de su contraste con la roca y el intenso verde de la vegetación conforman un paisaje de privilegio. Además, hay una gramínea endémica que ha conseguido agarrarse a la piedra por donde cae el agua con fuerza y eso genera un colorido impresionante. En temporada alta es normal ver en este punto a todas las personas que hacen la ruta descansar y reponer fuerzas, ya que es conveniente ir bien pertrechados con agua y comida.
Aunque podemos ver a gente bañándose en este punto, hay una leyenda que asegura que estas aguas son malditas, ya que los turistas británicos que se daban un chapuzón enfermaban de pulmonía cuando volvían a su país y finalmente morían. El agua está bastante fría, pero no es tampoco para ponernos tan pesimistas.
Tras el receso en el que se contempla la caida del agua de los 25 manantiales, se puede avanzar un poco más por el sendero y hacer un recorrido circular que no supone mucho esfuerzo para ver otro paisaje espectacular: la Ribeira dos Cedros. Se trata de un valle precioso que muestra un color verde intenso y que pone el colofón a una ruta de poco más de 12 kilómetros y que no ofrece demasiada dificultad. Sólo habrá que guardar fuerzas para subir la pista asfaltada de 2 kilómetros que nos conducirá al aparcamiento. Ni que decir tiene que el camino de vuelta es exactamente igual que el de ida.
Puedo decir que la Levada das 25 Fontes es la ruta senderista más bella que hemos realizado y que el visitante de Madeira no se puede marchar sin hacerla. Es otra pequeña joya de esta isla sorprendente que pone lo mejor de la naturaleza al alcance del viajero para que se adentre en una aventura inolvidable.