Olvidarse del estrés y de la rutina diaria es posible en el balneario portugués de Monfortinho, termas con propiedades beneficiosas en un entorno natural de gran belleza
El turismo termal está adquiriendo cada vez mayor protagonismo. Hace tiempo se ligaba en exclusiva con las personas de avanzada edad, pero actualmente cuenta con un público muy diverso. El placer de relajarse, desconectar, aliviar las tensiones del día a día y olvidarse del estrés no entiende de edades y es del agrado de todo el mundo. Un lugar en el que poder cumplir todo estos objetivos en un entorno natural privilegiado es el balneario de Monfortinho, termas que están abiertas de abril a noviembre en la localidad portuguesa del mismo nombre.
Cómo llegar a las Termas de Monfortinho
Montortinho es una pequeña población portuguesa fronteriza con España de apenas 600 habitantes. Se llega a través de la localidad cacereña de Coria, de donde está a sólo 50 kilómetros. Está enclavada en una bonita sierra a orillas del río Erjas (Erges en portugués) y junto a otros pueblos con mucho encanto como son Penha Garcia y Monsanto. Precisamente de la sierra de Penha Garcia llegan las aguas que surten al balneario de Monfortinho, termas que gozan de gran predicamento entre las poblaciones de la zona, especialmente las del lado cacereño.
Qué hacer en las Termas de Monfortinho. Senderismo y relajación
Todo aquel que acuda a este bonito rincón de Portugal se va a encontrar un remanso de paz en el que podrá relajarse, realizar alguna ruta de senderismo por la zona, visitar los bonitos pueblos cercanos y degustar la exquisita gastronomía lusa. Todo ello en un clima de sosiego absoluto. Además, la zona cuenta con una climatología muy propicia, con veranos muy cálidos, primaveras y otoños con temperaturas agradables e inviernos suaves. En nuestro caso fuimos en un mes de marzo y el tiempo que nos encontramos fue prácticamente veraniego.
Termas de Monfortinho es el nombre que recibe el pequeño complejo que se encuentra a algo más de tres kilómetros del propio pueblo. En él se localiza el balneario, cuatro hoteles (dos de ellos ligados a la empresa propietaria de las termas, la Compañía de Aguas da Fonte Santa), unos cuantos chalés y casas bajas, una iglesia, un centro BTT y algún que otro bar y restaurante.
Como el balneario está abierto entre los meses de abril y noviembre, ese periodo es el indicado para disfrutar de la gama de tratamientos que se ofrecen y sus excelentes baños. Las personas que vayan el resto del año tienen la posibilidad de recibir algunos de ellos, pero en el pequeño complejo termal del hotel Astoria. Allí hay una pequeña piscina climatizada con un circuito y se ofrece la posibilidad de someterse a masajes y otros tratamientos. Una especie de Termas de Monfortinho en pequeño para salir del paso durante el periodo en el que éstas se encuentran cerradas.
En cuanto al balneario, hay que apuntar que sus inicios se remontan al año 1940 de la mano de Jose Gardete Martins, fundador de la Compañía de Aguas da Fonte Santa. A la figura de este personaje está dedicado un busto a la entrada del balneario. Las instalaciones fueron totalmente renovadas en el año 2001 y sus aguas manan en la llamada Fonte Santa, cuyas virtudes terapéuticas ya eran reconocidas en la época romana. Están especialmente indicadas para las enfermedades de la piel y problemas reumáticos, digestivos o del sistema respiratorio. Sus beneficios son fruto de un alto contenido en calcio, magnesio y sílice. Además, son aguas bicarbonatadas e hipomineralizadas.
Hoteles en Monfortinho
Las Termas de Monfortinho cuentan con varios hoteles de diferentes categorías desde los que se puede concertar cualquier tratamiento con el balneario.
Nosotros nos alojamos en uno de los más populares, el hotel Fonte Santa. Se trata de un alojamiento moderno con unas habitaciones excepcionales y un servicio muy bueno. Obviamente el precio sube, aunque en temporada baja se puede reservar por alrededor de 65 euros la noche la habitación doble con desayuno. Cuenta con una piscina al aire libre para los meses de verano y está integrado en un frondoso jardín muy interesante.