Ruta Manteigas-Covao d’Ametade (Sierra de la Estrella. Portugal). Dificultad: Moderada. Distancia: 18,5 kilómetros (ida y vuelta). Duración: 5 horas y 40 minutos aproximadamente.
La Sierra de la Estrella es sin duda una fantástica sorpresa que guarda Portugal para los amantes de la naturaleza. Como ya relaté en el post de una de las rutas que hicimos en este enclave, la del Jabalí, se trata de un paraíso natural del país luso que ofrece un buen abanico de itinerarios para los aficionados al senderismo.
Aunque la Ruta del Jabalí y del Pozo del Infierno nos encantó por sus contrastes y cascadas, el primer día de estancia en la Sierra de la Estrella hicimos otro recorrido no menos interesante. Se trata de la Ruta del Glaciar que se extiende a lo largo del valle glaciar del río Zezere, afluente del Tajo. Aunque su punto inicial es la localidad de Manteigas, lugar en el que nos alojábamos, y el final es la montaña más alta de Portugal continental, el pico Torre (1.993 metros), nosotros sólo hicimos una parte de la ruta. El motivo es que realizarla al completo, ida y vuelta, es prácticamente imposible, ya que salen en total casi 30 kilómetros con tramos bastante duros. La única opción es que alguien con un vehículo os pueda recoger en lo alto del pico Torre.
Por ello, decidimos por llegar hasta un precioso lugar llamado Covao d’Ametade y darnos la vuelta. De esta forma salen un total de 18,5 kilómetros que configuran una ruta bastante exigente, pero que se puede realizar sin ningún problema a lo largo de un día. En otra ocasión acometeremos la subida pendiente al pico Torre.
Ruta en la Sierra de la Estrella por el valle glaciar del río Zezere
El itinerario, señalizado adecuadamente como PR 6 MTG, arranca en el punto más al sur de la localidad de Manteigas, concretamente en las termas conocidas como Caldas de Manteigas, un complejo perteneciente a la cadena Inatel. Allí se puede dejar el vehículo en un pequeño aparcamiento y de esta manera nos ahorramos el trayecto que hay desde el centro del pueblo hasta ese punto. Una señal nos indica el comienzo de la ruta cuyos primeros metros transitan por una pista adoquinada. Tras hacer un giro de 180 grados a la izquierda, el sendero ya no tiene pérdida puesto que circula en paralelo al río Zezere y a la carretera N338.
A medida que se avanza por el camino se puede ver alguna pequeña casa con su correspondiente huerto y con algún cerezo. Este tramo no supone ningún esfuerzo ya que es totalmente llano. Cuando se llevan andados más o menos cuatro kilómetros, el sendero pasa al otro lado del río a través de un puente. En este punto hay una pequeña presa que da lugar a una especie de piscina natural. Además, existe un coto de pesca deportiva de la trucha.
A partir de ahí quedarán cinco kilómetros hasta el Covao d’Ametade como indica una señal. Además, comienza el tramo más bello del recorrido. Después de pasar unas cabañas con originales obras de arte en piedra a su puerta, el sendero se estrecha y se adentra irremediablemente en el impresionante valle glaciar del río Zezere. Los caprichos de la naturaleza quisieron que una gran lengua de hielo se abriera paso entre las montañas de la Sierra de la Estrella dando lugar a una impresionante garganta de 13 kilómetros de extensión rodeada de paisajes de ensueño.
El camino va ganando altura poco a poco en el último tramo mientras se puede ver cómo el agua cae por algunos pequeños arroyos que desembocan en el Zezere. Para poner el colofón a una estampa de auténtico privilegio, el senderista empieza a apreciar las cumbres más elevadas de la Sierra de la Estrella donde se encuentra el pico Torre. El blanco de la nieve que permanece en esas montañas hasta finales de la primavera, el gris de la roca y el verde de los pastos que rodean el valle glaciar dan lugar a una imagen difícil de describir. En ese momento supimos que este enclave de Portugal, desconocido para nosotros hasta esa fecha, nos había conquistado para siempre.
Los últimos metros antes de llegar al destino final son los más duros ya que hay que remontar un importante desnivel. El camino desemboca en la carretera N338 que une Manteigas con el pico Torre, justo en el lugar donde se accede al Covao d’Ametade. A estas alturas del post muchos se preguntarán qué es el Covao d’Ametade. A simple vista no es más que un remanso de paz verde en mitad de las escarpadas montañas de la Sierra de la Estrella con una laguna que le da un toque bucólico. Como cuenta con un amplio merendero, es un lugar muy frecuentado por los oriundos y turistas para pasar una jornada de campo.
Pero en realidad, el Covao d’Ametade es otro de esos “milagros” de la naturaleza que ofrece la Sierra de la Estrella. Se trata de una gran depresión presidida por un lago de origen glacial con una curiosa particularidad. Los sedimentos que se fueron acumulando allí resultantes de la erosión de las montañas dieron como resultado la formación de un gran prado natural en el que también es posible acampar.
Desde este lugar y hasta el pico Torre, final de la Ruta del Glaciar, hay otros 6,3 kilómetros con un importante desnivel. Por este motivo insisto que es imposible hacerla al completo con ida y vuelta en un día.
La vuelta se realiza por el mismo lugar hasta regresar de nuevo a Manteigas. En total son 18,5 kilómetros por un paisaje de excepción que dan otra muestra de lo mucho y bueno que guarda la Sierra de la Estrella.
Gracias por compartir la experiencia. Estaba buscando información a ver si merece la pena disfrutar de estas montañas y vuestro post me ha animado.
Gracias por tus palabras Radian. Nos alegra mucho que la información te haya sido de utilidad. Te recomendamos encarecidamente la Sierra de la Estrella si te gusta la montaña y la naturaleza. Es uno de nuestros rincones favoritos de Portugal. Un saludo.