Ruta por La Raya de Valencia del Alcántara al Alentejo

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La línea invisible que separa a España y Portugal es una tierra sorprendente y en muchas ocasiones olvidada que hace las delicias del viajero más inquieto. Os invitamos a acompañarnos en esta ruta por La Raya hispanolusa con todo lo que ver en Marvão, Castelo de Vide, Alegrete, Nisa y Valencia de Alcántara. Un viaje apasionante entre castillos, calles empedradas, monumentos megalíticos, ruinas romanas y una gastronomía extraordinaria. Y todo ello desde un estratégico alojamiento situado en mitad de la naturaleza. No se puede pedir más.


Aquella frontera caliente y variable que se convirtió en objeto de deseo y fue escenario de un sinfín de batallas hoy está silente y casi olvidada. Hace siglos que sus castillos, murallas e iglesias viven un letargo vitalicio. La Raya hace mucho tiempo que dejó de estar en la agenda, sin embargo su riqueza patrimonial acumulada a lo largo de la historia, la convierten en un diamante en bruto. Nosotros lo sabemos bien, ya que una y mil veces nos escapamos a esa frontera que comparten Portugal y la provincia de Salamanca. Pero en esta ocasión quisimos adentrarnos en la que une y separa al país vecino con la provincia de Cáceres. Más concretamente en la perfecta simbiosis que forman las sierra de San Pedro y São Mamede. Extremadura y el Alentejo mano a mano dejando a su paso desde dólmenes datados en el milenio III antes de Cristo, pasando por antiguas ciudades romanas, castillos musulmanes, puertas ojivales de origen judío e iglesias que acogieron bodas reales.

Una de las calles del Burgo Medieval de Castelo de Vide
Una de las calles del Burgo Medieval de Castelo de Vide

Aguas Claras, un camping diferente para descubrir La Raya

Para esta ruta por La Raya con todo lo que ver en Marvão, Castelo de Vide, Alegrete, Nisa y Valencia de Alcántara hay un alojamiento que tiene la ubicación idónea para saltar a un lado y al otro de la frontera siempre que queramos. Se trata del camping Aguas Claras, ubicado a 14 kilómetros de Valencia de Alcántara y a 19 de Marvão en mitad de un entorno natural dominado por crestas de cuarcita y granito, robles, alcornoques, pinos y castaños. Esta filosofía de unión hispanolusa que se refleja en el camping, es la que está presente en la mayor parte de los alojamientos de la red Turnat capitaneada por Eugenio Rodríguez. Un hombre apasionado por el turismo, por España y Portugal y por los rincones insólitos. Es suficiente una charla con él para empaparse de su pasión.

Vista aérea del camping Aguas Claras
Vista aérea del camping Aguas Claras

Aguas Claras es mucho más que un camping. Cumple con creces esa papel para acoger a todos aquellos que acudan con su tienda, su caravana o su camper, pero también posee once bungalós (cinco de hasta cuatro personas y media docena de hasta seis) equipados con cocina, comedor, aire acondicionado y hasta patio interior. Una alternativa para los que preferimos una habitación clásica para pernoctar, pero no queremos renunciar al mismo tiempo a ese contacto con la naturaleza.

Nuestro bungaló en el camping Aguas Claras
Nuestro bungaló en el camping Aguas Claras

El camping Aguas Claras cuenta además con una gran piscina abierta durante los meses de verano y una zona de restaurante.

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Ruta por La Raya con todo lo que ver en Marvão, Castelo de Vide, Alegrete, Nisa y Valencia de Alcántara

La privilegiada ubicación del camping Aguas Claras hace que un fin de semana no sea suficiente para visitar todos los atractivos que hay en su entorno. Sin embargo, en solo dos días pudimos hacer un recorrido muy completo repleto de sorpresas que os relatamos a continuación.

Marvão, la inexpugnable villa pegada a una roca

La silueta de Marvão vista desde la carretera que une la frontera con Castelo de Vide ya impone por sí misma Una inexpugnable villa pegada a una roca elevada a 843 metros de altitud. Un lugar estratégico apreciado por los romanos y que fue elevado a la categoría de fortaleza por los musulmanes. Fueron ellos los que levantaron los muros de un castillo reconstruido posteriormente en numerosas ocasiones, pero que guarda ese carácter de fortín blindado reforzado con baluartes y desde el que se observa la campiña alentejana de forma abrumadora.

Castillo de Marvão
Castillo de Marvão

En Marvão hay que perderse por su dédalo de calles empedradas donde se amontonan casas enjalbegadas y decoradas con marcos de colores tan diversos como el añil, el amarillo o el albero. Un villa cuidada con mimo y que sorprende por su absoluta limpieza. Aunque también por detalles curiosos como que, pegado a la muralla, se encuentre un pequeño corral con gallos y gallinas.

Una de las calles de Marvão
Una de las calles de Marvão
Iglesia de Santiago de Marvão
Iglesia de Santiago de Marvão

En Marvão hay que detenerse ante su iglesia de Santa María, desacralizada y convertida en Museo Municipal. Las iglesias de Santiago y del Espíritu Santo y el imponente edificio del antiguo ayuntamiento, hoy  Centro Cultural de Marvão, son otras de las visitas.

Bicicletas sobre raíles en la estación de Marvão-Beirã

Una de las estaciones que formaba parte de la línea que unía Lisboa con Madrid gracias al mítico tren Lusitania (que curiosamente hoy pasa por nuestra ciudad, Salamanca), ha cambiado el ferrocarril por las bicicletas o biclonetas. La estación de Marvão-Beirã, ubicada a 11 kilómetros de la localidad, tiene un doble interés para el viajero. En primer lugar por el propio edificio de la terminal, decorado con los bellísimos azulejos portugueses que muestran diferentes monumentos emblemáticos del país. Pero sobre todo por una actividad turística de lo más original e interesante.

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Estación Ferroviaria de Marvão-Beirã
Estación Ferroviaria de Marvão-Beirã

Se trata de bicicletas de dos plazas que circulan por los raíles y sobre las que se pueden hacer dos recorridos. Uno de 15 kilómetro ida y vuelta con una duración de dos horas (20 euros por persona) y otro de 32 kilómetros que alcanza la estación de Castelo de Vide con una duración de seis horas (45 euros por persona). Se trata de paseos guiados, que requieren estar bien de piernas para pedalear y que además se adentran en el paisaje de la sierra de São Mamede. La empresa que gestiona esta actividad se llama Railbike Marvão.

Ciudad romana de Ammaia

La riqueza patrimonial que ver en Marvão durante esta ruta por La Raya se refleja también en las ruinas de la ciudad de Ammaia. Junto a São Salvador da Aramenha, nos encontramos ante los restos de una importante urbe que floreció por su estratégica situación junto a la calzada que comunicaba Cáceres con Santarem y por la riqueza agrícola de la zona.

Ruinas de la ciudad romana de Ammaia
Ruinas de la ciudad romana de Ammaia

La visita está divida en dos partes. En primer lugar recorremos un museo donde se exponen objetos cotidianos, lápidas, monedas, joyas o esculturas rescatadas en las sucesivas excavaciones. Un espacio que se está quedando pequeño ya que Ammaia no para de dar sorpresas cada vez que los arqueólogos escarban en su tierra.

Posteriormente el visitante se adentra en las pocas ruinas que se conservan de la ciudad, entre ellas las del foro, las termas, la puerta sur y alguna vivienda de la época.

Castelo de Vide, la joya oculta del Alentejo

El rey Pedro V la denominó como la ‘Sintra del Alentejo’ (consulta nuestra guía con todo lo que ver en Sintra). Salvando las distancias y teniendo en cuenta que las comparaciones siempre son odiosas, no cabe duda de que Castelo de Vide tiene un magnetismo especial. En parte porque suele estar a la sombra de Marvão y muchos visitantes con prisas la dejan de lado. Craso error. Castelo de Vide es un pueblo blanco, construido a varias alturas. Repleto de casas encaladas en cuyas puertas encontraremos cientos de flores que en primavera nos trasladan a un auténtico jardín urbano.

Vista de Castelo de Vide
Vista de Castelo de Vide

Al igual que sucede con Marvão, estamos ante una localidad cuidada y limpia. Imprescindible perderse por las callejuelas de su Burgo Medieval, las más floridas de Castelo de Vide. Un entramado que ha conservado su esencia y donde nos encontramos desde su castillo medieval (actualmente en obras), pasando por el legado judío en forma de puertas ojivales, hasta llegar a la iglesia de Nossa Sra. da Alegria y su altar barroco.

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Fuente de la Villa de Castelo de Vide
Fuente de la Villa de Castelo de Vide

Fuera de su barrio más auténtico, Castelo de Vide sigue formando un laberinto donde se escuchan ecos de su pasado judaico en forma de la rehabilitada sinagoga convertida en un museo donde se explica el vínculo de esa cultura con la localidad. La fascinantes Fuente de la Villa tallada en mármol y un amplio listado de iglesias encabezado por la de Santa María da Devesa, moldean un rico patrimonio que se extiende mucho más allá de su casco urbano. Un ejemplo es el menhir de Meada, ubicado a 13 kilómetro de Castelo de Vide y considerado el más alto de la península ibérica con sus siete metros.

Alegrete, una magnífica atalaya alentejana

La sombra de Marvão es muy alargada. Capaz de eclipsar a Castelo de Vide, pero también a otras localidades del entorno que gozan de un atractivo singular. Eso hace que, por ejemplo, visitáramos Alegrete en completa soledad. Ni un alma nos encontramos en su casco antiguo ni en su castillo. Un lujo muy apreciado en estos tiempos que corren.

Una de las calles de Alegrete
Una de las calles de Alegrete

La visita a Alegrete no nos llevará más de una hora, pero será un tiempo muy bien empleado si queremos asomarnos a una de las mejores atalayas del Alentejo. Será suficiente con dejar el coche en su praça da Feira para adentrarnos en una minúscula y coqueta parte vieja donde nos recibirá la iglesia Matriz y la capilla de la Misericordia cuidadosamente encaladas y con marcos en color albero. Desde aquí parten tres callejuelas en las que captar la esencia de Alegrete. Casas bajas enjalbegadas y suelos empedrados donde se respira una paz inusitada.

Castillo de Alegrete
Castillo de Alegrete

Los restos del castillo son un espectacular mirador sobre la campiña alentejana. Esta fortaleza irregular del siglo XIV jugó un papel fundamental en las guerras entre Portugal y Castilla. Además de contemplar el magnético paisaje alentejano, el castillo es también un formidable observatorio de aves.

Cascadas de la Sierra de São Mamede

Estamos hablando de la riqueza patrimonial de la sierra de São Mamede, pero también hay que hacerlo de la natural. Una de sus representaciones son las cascadas que surgen imponentes entre la vegetación y la roca granítica que separan a Portugal de España. En el entorno de Alegrete hay varias, pero nosotros nos detuvimos en dos de ellas.

Cascada de Cabroeira
Cascada de Cabroeira

A la de Cabroeira se llega tomando un camino que parte de la carretera M1044 que une Telhada con Cabroeira de Baixo y que va pegada a la línea fronteriza. Andaremos durante un kilómetro y medio primero por una pista y después por un sendero que nos llevará a este salto de agua, uno de los más espectaculares de la sierra de São Mamede. La también conocida como cascada da Rabaça permite además que nos demos un chapuzón en su base donde disfrutaremos de unas aguas límpidas y frías que aplacarán las altas temperaturas que se registran durante los meses de verano.

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Cascada de São Julião
Cascada de São Julião

Otra cascada en la que hicimos parada de regreso al camping Aguas Claras fue la de São Julião o do Monte Sete. Se localiza en el frondoso valle del río Xévora en un entorno de gran belleza. También hay que caminar poco más de un kilómetro por un sendero que parte de la localidad de Monte Sete y que desciende hasta los pies del salto de agua. Esos sí, a la vuelta cuesta más ya que hay que superar un desnivel de 100 metros.

Nisa, la villa que se asoma al Tajo

Aunque se ubique en Portugal y esté muy cerca de la frontera española, el origen de Nisa hay que buscarlo en Francia. Fueron colonos de este país los que la repoblaron tras la Reconquista y eligieron su nombre en honor a la Niza francesa. Todavía hoy esta ciudad sigue atrayendo  a numerosos galos en busca de sus orígenes. Mimada por los reyes portugueses que la dotaron de una magnífica fortaleza y un casi inexpugnable recinto amurallado, Nisa es hoy otro de esos puntos del Alentejo que suele permanecer en un segundo plano. Nosotros la visitamos de regreso a España desde el camping Aguas Claras.

Puerta de la Villa de Nisa
Puerta de la Villa de Nisa

La imponente puerta de la Villa da acceso al casco antiguo de Nisa, donde una vez más encontramos un dédalo de calles estrechas y con mucho encanto repletas de casas encaladas. En ese recorrido hay que hacer parada en dos de los museos que nos ayudan a entender las tradiciones de Nisa. Primero, el del Bordado, que recoge numerosas piezas elaboradas a mano por mujeres de la localidad que a día de hoy siguen saliendo a las puertas de sus casas para mantener viva la tradición. El museo del Barro, expone una colección del arte de la alfarería, del que también hacen gala los vecinos de Nisa.

Iglesia Matriz de Nisa
Iglesia Matriz de Nisa

La puerta de Montalvao, la coqueta plaza del Municipio presidida por la fuente del Frade o la iglesia Matriz, son otras de las paradas imprescindibles que hacer en una visita por Nisa. De regreso a España vía Castelo Branco, un espectáculo natural servirá para poner el colofón a la visita al municipio. Se trata de las Portas de Ródão, un estrechamiento del valle del Tajo formado por dos escarpadas paredes de 170 metros de altura.

Portas de Ródão
Portas de Ródão

Valencia de Alcántara, cuna del megalitismo

Si el peso de la historia ha forjado la personalidad y monumentalidad de las localidades portuguesas que hemos citado, en el lado español no podía ser menos. Un ejemplo de manual lo tenemos en Valencia de Alcántara, localidad a la que pertenece el camping Aguas Claras y que no podíamos dejar de visitar. En ella encontramos huellas de la historia dejadas hace la friolera de 60.000 años. Valencia de Alcántara puede presumir de ser uno de los mejores focos del megalitismo en Europa. Cuenta con medio centenar de monumentos de este tipo, algunos de los cuales se pueden ver en la imprescindible ruta de los Dólmenes, un itinerario de 8 kilómetros circular que permite conocer maravillas como el dolmen del Mellizo. Se trata de un monumento funerario excelentemente conservado ya que su cámara es una de las pocas que están cubiertas en todo el mundo.

Dolmen El Mellizo
Dolmen El Mellizo

Por Valencia de Alcántara pasaron los romanos, como así lo atestiguan los restos de su acueducto. También los musulmanes, que construyeron su castillo, una fortaleza muy activa en unas guerras contra los portugueses que hicieron incluso que la localidad perteneciera al país vecino en más de una ocasión. El legado judío está presente en su sinagoga y las puertas ojivales del barrio gótico. Y si hablamos del patrimonio religioso hay que hacerlo obligatoriamente de la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, el lugar donde se casaron Isabel, la hija de los Reyes Católicos, y el rey Manuel I de Portugal. Su Cristo de las Batallas, atribuido a Berruguete, al altar barroco de la escuela de Churriguera y, sobre todo, la obra “La Virgen y los santos Juanes” del Divino Morales, son algunas de las joyas que se encuentran en su interior.

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Iglesia de Rocamador
Iglesia de Rocamador
Barrio Gótico de Valencia de Alcántara
Barrio Gótico de Valencia de Alcántara

Para hacer una visita completa a Valencia de Alcántara es aconsejable dejarse acompañar por uno de sus guías, ya que es la única forma de acceder a la iglesia de Rocamador y a la Sinagoga, por ejemplo. Para ello es conveniente ponerse primero en contacto con la oficina de turismo para concertar la visita.

Los placeres gastronómicos de La Raya

En esta ruta por La Raya la gastronomía tenía que ocupar un papel fundamental. Ya habíamos descubierto los deliciosos platos del Alentejo durante nuestro viaje a Évora, pero en esta ocasión nos empapamos aún más de una cocina forjada por el peso de la tradición y repleta de platos sorprendentes.

El propio restaurante del camping Aguas Claras, llamado O Serrinha, es un buen lugar para adentrarse en esta gastronomía rayana donde destacan platos como los arroces caldosos, el cabrito estofado y el bacalao asado.

En Alegrete descubrimos un restaurante que nos encandiló por su sencillez y calidad. O Lagar está pegado a la carretera que atraviesa el pueblo y, como su propio nombre indica, se ubica en el lugar que ocupó un antiguo lagar de vino. Tiene una carta corta y sencilla con platos que se mueven entre los 12 y los 8,50 euros la ración y los 6,50 y los 10 las medias raciones. Nosotros nos decantamos por un ‘lombinho grelhado con coentros’. Carne de cerdo muy bien hecha acompañada de uno de los buques insignia de la cocina alentejana, las migas de coentros. En apariencia y sabor se asemejan al relleno que se sirve con algunos cocidos españoles. Está elaborado con pan alentejano, salsa de cilantro, aceite, ajo y tocino o chorizo. Es una masa contundente, pero muy esponjosa y sabrosa. En O Lagar también degustamos una sabrosa espetada de lulas (chipirones).

Migas de coentros
Migas de coentros

En Nisa descubrimos casi por casualidad un restaurante que ocupa el ‘top 5’ de los mejores que hemos visitado en Portugal. Escondido detrás de lo que podría ser una casa más de la localidad, se encuentra el Quintal da Festa. Un lugar casi idílico que reúne todos los ingredientes para conquistar al comensal. En primer lugar, por el escenario. Un enorme jardín repleto de parras repletas de apetitosas uvas que se deslizaban por encima de las mesas como una tentación divina. En segundo lugar, por el trato de su personal, cercano y muy amable. En tercero, por la comida. Platos tradicionales y muy bien elaborados, con productos de calidad y una presentación muy cuidada. Y en cuarto y último por el precio. Podríamos decir que irrisorio.

Quintal da Festa en Nisa
Quintal da Festa en Nisa

Para probar un poco de todo, nos dejamos aconsejar por la camarera que nos puso tres medias raciones y una sorprendente entrada. Hablamos de los papa ratos o papa ratinhos, una elaboración típica alentejana que nos encantó. Son una especie de tortillitas fritas elaboradas con manteca de cerdo, aojo, harina de trigo y aceite.

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Febras de porco servidas en una teja
Febras de porco servidas en una teja

En cuanto a los platos principales, probamos la sopa de la casa y feijao, que tenía un sabor delicioso, y las ‘febras de porco’ a la brasa, presentadas en una teja y acompañadas de unas patatas fritas de esas que quitan el sentido. Con postre y café, pagamos poco más de veinte euros. Sobran las palabras.

Pablo Montes y Estefanía Casillas
Pablo Montes y Estefanía Casillas
Periodista e Ingeniera Agrícola. Viajeros

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