Índice de contenidos
Día 6. Edificio Flatiron. Union Square. Grace Church. Paseo por los barrios de Noho y Soho. Universidad de Nueva York. Washington Square. Surrogate’s Court. Ayuntamiento de Nueva York (City Hall). St. Paul’s Chapel. Trinity Church. Wall Street. Federal Hall. Brooklyn Bridge Park. Times Square.
El sexto día en la Gran Manzana amaneció bastante nublado y amenazando lluvia. Afortunadamente no cayó ni una gota, pero las nubes deslucieron un poco las vistas de una jornada que dedicamos a ver las zonas que teníamos pendientes en la zona sur de Manhattan, lo que se conoce como el Downtown.
Desde Times Square bajamos por la calle Broadway rumbo al Flatiron District, en donde disfrutamos durante un buen rato de una de las construcciones más singulares de Nueva York, el edificio Flatiron. Su construcción data de 1902 y muchos neoyorkinos pensaron que no iba a durar muchos años en pie porque su peculiar diseño no era muy apropiado para resistir los fuertes vientos. El edificio Flatiron (llamado así por su forma de plancha) desafió a los más agoreros y, más de un siglo después, sigue intacto convertido en uno de los rascacielos más reconocibles de Nueva York.
Al igual que ocurre con el edificio Chrysler, sólo se puede visitar su vestíbulo ya que en los pisos superiores hay oficinas. En su última planta había un restaurante con un mirador, pero desgraciadamente lleva varios años cerrado.
Si se sigue bajando por la calle Broadway aparece Union Square Park, una extensa plaza que los lunes, miércoles, viernes y sábados acoge durante todo el día un mercado de productos hortofrutícolas de pequeños agricultores.
Barrios de Noho y Soho
Prosiguiendo con esa trayectoria descendiente hacia el sur de Manhattan dimos un pequeño paseo por el barrio de Noho, que llama la atención por sus locales bohemios y edificios deteriorados pero con encanto. Un poco al estilo de Candem en Londres. Está repleto de pequeños pubs que se adentran en los bajos y sótanos de cada inmueble y en los que numerosos jóvenes se toman una cerveza charlando animadamente. Un ambiente que nada tiene que ver con el del resto de Manhattan y que muestra otra de las muchas caras que ofrece la ciudad. En este barrio hicimos una visita a la bonita iglesia de Gracia (Grace Church), circundada por unos cuidados jardines.
Salimos de Noho para pasar por la Universidad de Nueva York (NYU), una institución privada cuyo campus es menos vistoso que el de Columbia (ubicado al norte de Central Park y que por desgracia no nos dio tiempo a visitar). Lo que sí pudimos ver fue a jóvenes graduados ataviados con el birrete y la toga como tantas veces hemos visto en las películas.
Junto a la Universidad aparece Washington Square Park. Se trata de un parque que en los 80 adquirió mala fama por ser muy frecuentado por traficantes de drogas, pero que en la actualidad ofrece un ambiente agradable, al menos si se visita de día. Además de sus ardillas, destaca una estatua de Garibaldi donada por los italianos a la ciudad de Nueva York y el arco del triunfo dedicado a George Washington, que es el símbolo del parque y una construcción muy parecida al Arco del Triunfo de París. Por este parque vimos a un peculiar personaje que apareció en “Callejeros Viajeros” de Cuatro. Se hacía llamar a sí mismo “La Primavera” y habla un perfecto español. Como veis en la imagen no pasa desapercibido.
Seguimos ese trayecto dirección sur para volver a tomar la calle Broadway, esta vez en el barrio del Soho, donde pudimos ver algunos edificios singulares con las típicas escaleras de emergencia en la fachada. Algunos de ellos se han rehabilitado para acoger tiendas de moda. Es el caso del Singer Building, histórico inmueble de 1908 que ha sido adquirido por la firma española Mango para instalar allí una tienda.
Nuestro siguiente objetivo en ese camino descendente era el New York City Hall (Ayuntamiento de Nueva York), pero antes pudimos contemplar el bonito edificio del Surrogate’s Court (Tribunal Testamentario). El Consistorio neoyorquino está ubicado en mitad de un parque en el corazón del Civic Center. En su subsuelo se encuentra la estación de Metro abandonada de City Hall, una verdadera obra de arte del español Rafael Guastavino que se dejó de usar en 1940 porque no se adaptaba al tamaño de los trenes. La única manera de verla es desde las ventanillas del Metro de la Línea 6 ya que cuando pasan por la antigua estación lo hacen de manera más lenta.
St. Paul’s Chapel y sus recuerdos del 11-S
El recuerdo de la tragedia del 11-S volvió a estar presente en nuestra sexta jornada en Nueva York como también lo estuvo en la segunda. La mezcla de emoción, tristeza y duelo al recordar aquel fatídico día se hace muy presente en St. Paul’s Chapel, un templo ubicado junto a las antiguas Torres Gemelas y que se ha convertido en un auténtico museo de homenaje a las víctimas de los atentados. No obstante, la iglesia se transformó por aquellos días en refugio para los bomberos y voluntarios que trabajaron día y noche recuperando los cuerpos de los fallecidos. En su interior podemos ver las fotos de algunas de las víctimas, pegatinas y gorras de policías y bomberos de todo el mundo que se han ido colocando como homenaje a los cuerpos neoyorquinos y toda clase de recuerdos de la barbarie terrorista. Llama especialmente la atención el destrozado y sucio traje de uno de los bomberos que vivió los atentados que se encuentra expuesto cuan pieza de museo. Una forma de tener muy presente la memoria de las víctimas de un acto que cambió la historia de la humanidad.
En la parte trasera del templo hay un cementerio y en él se puede ver la llamada “Campana de la Esperanza”, donada por Londres como homenaje a las víctimas del 11-S.
A cinco minutos caminando de St. Paul’s Chapel descendiendo por la calle Broadway se encuentra otro popular templo de Nueva York, Trinity Church. En su interior llama la atención una espectacular vidriera y el órgano. Esta iglesia marca el inicio de Wall Street, uno de esos contrastes que ofrece Manhattan y que unen de manera paradójica el mundo celestial y el epicentro del capitalismo mundial. De hecho una de las imágenes más curiosas que se pueden obtener desde la calle de la Bolsa de Nueva York es la que aparece Trinity Church al fondo entre los ríos de gente que transitan por esta popular vía.
El edificio de la Bolsa (New York Stock Exchange) parece de la familia de tantas veces que se ha visto en televisión. La sede del poder financiero estadounidense congrega en sus puertas a centenares de turistas deseosos de fotografiar su imponente fachada. No está mal hacerlo, pero lo más interesante es centrarse en la construcción que hay justo enfrente con un pórtico de ocho columnas y la estatua de George Washington. Se trata del Federal Hall, el primer Capitolio de los Estados Unidos y el lugar en el que el primer presidente de la nación fue investido en 1789. Aunque el original fue destruido en el siglo XIX, en la actualidad se encuentra totalmente reconstruido y puede ser visitado de forma gratuita para hacer un viaje en el tiempo al origen de los EEUU. En su interior hay una placa partida en dos que conmemora la fecha de la investidura de Washington.
Las mejores vistas de Manhattan
En ese constante viaje hacia el sur que iniciamos por la mañana en el Edificio Flatiron, decidimos rematar la jornada visitando el Brooklyn Bridge Park para poder contemplar algunas de las vistas más famosas de Manhattan. Para ello hay que trasladarse al barrio de Brooklyn y, como ir caminando era una auténtica paliza teniendo en cuenta lo mucho que llevábamos andando, tomamos el Metro hasta la estación de High St. (líneas A y C). Desde allí fuimos caminando hasta el Brooklyn Bridge Park. Un auténtico remanso de paz con zonas verdes y bancos para sentarse y disfrutar de las mejores panorámicas de los rascacielos neoyorkinos y del propio puente de Brooklyn. Como dije al principio el día permaneció nublado de inicio a fin y las idílicas visitas no lo fueron tanto. Una pequeña decepción. En este punto se encuentra el mítico River Café, uno de los restaurantes más conocidos de Nueva York ya que es un mirador privilegiado con un ambiente cuidado y romántico, aunque al alcance de los bolsillos más llenos.
Volvimos a tomar el Metro para desplazarnos al punto de origen, Times Square, y volver a disfrutar del ambiente de esta plaza que no nos cansábamos de transitar mientras nos quedábamos extasiados admirando a sus pantallas multicolores. De esta manera concluyó la penúltima jornada neoyorquina, con un provechoso trayecto de norte a sur a lo largo de la calle Broadway.
[…] peculiar edificio Flatiron (plancha) tiene este nombre porque su forma es parecida a la de las antiguas […]