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Día 2: Cambio de guardia en Londres en Horse Guards Parade. Buckingham Palace y Queen Victoria Memorial. Wellington Arch. Harrods (grandes almacenes). Victoria & Albert Museum. Natural History Museum. Science Museum. Mercado de Portobello. Barrio de Nothing Hill. Tower of London. Tower Bridge. The Monument (columna conmemorativa del incendio de 1666). Catedral de St. Paul. Candem.
Como el primer día no habíamos podido ver el cambio de guardia más famoso de Londres en Horse Guards Parade, volvimos a este lugar para contemplar este ritual. Al ser domingo era a las 10:00 horas y merece la pena contemplarlo en directo e ir un poquito antes para coger un buen sitio.
Cruzamos la gran explanada de tierra y el St. James Park para conocer otro de los puntos obligados de la capital británica, el Palacio de Buckingham, que por desgracia sólo se puede visitar ocho semanas al año entre agosto y septiembre. Nos conformamos con verlo por fuera y fotografiarnos en su archiconocida verja de entrada. Junto él se encuentra el imponente Queen Victoria Memorial, otro símbolo del respeto que se le tiene a la monarquía en este país.
Si se avanza por Constitution Hill entre los bellos jardines el Palacio de Buckingham y Green Park se llega al Arco de Wellington, un bonito monumento que se construyó para conmemorar las victorias británicas en las Guerras Napoleónicas. Saliendo del Arco por la amplia avenida Knightsbridge y, caminando durante casi un cuarto de hora, nos encontraremos ante los Harrods de Brompton Road. Un imponente edificio que alberga estos grandes almacenes y que tiene cierta similitud con las Galerías Lafayette que podemos ver junto a la Ópera de París, aunque en esta ocasión con un estilo lógicamente más británico. Merece la pena darse una vuelta por algunas de sus plantas, aunque los productos que se vendan no sean precisamente baratos.
Museos de Londres
Caminando unos metros por la misma avenida aparece el Museo de Victoria y Alberto, otra visita imprescindible para los interesados en el arte. Su edificio es una preciosidad y la entrada es, como en el resto de museos londinenses, gratuita. En él podemos ver la mayor colección de obras de arte y diseño de todo el mundo entre las que destacan creaciones de Delacroix, Botticelli o Tintoretto. Un espacio inmenso al que se le pueden dedicar varias horas pero que, como es lógico, en una visita de tres días en Londres sólo se puede hacer un recorrido breve para contemplar las obras más destacadas.
Fue mañana de museos la de nuestro segundo día en Londres ya que, después de visitar el Victoria y Alberto, nos dirigimos al cercano Museo de Historia Natural, que se encuentra a sólo tres minutos caminando. Es todo un paraíso para los amantes de la naturaleza y seguramente el museo más apropiado para visitar con niños.
El tercer espacio museístico en discordia al que acudimos esa mañana fue el de Ciencias, que está pegado al de Historia Natural. Un edificio inmenso en el que, como una de sus piezas más destacadas, podemos contemplar el péndulo de Foucault.
Nothing Hill y Candem
Tras una intensa mañana de museos tocaba visitar los barrios más auténticos de Londres que demuestran la versatilidad de una ciudad multicolor. Tomamos el Metro en la estación de South Kensington, junto a los tres museos que visitamos, en dirección al norte de la ciudad, concretamente a Portobello Road (estación Ladbroke Grove). Es esta zona se encuentra el conocido Mercado de Portobello, uno de los más populares de Londres y repleto de puestos que venden antigüedades, comida, muebles y todos los objetos que uno se imagine.
Viene bien para alejarse de la vorágine del mercado acudir al tranquilo y populoso barrio de Nothing Hill, al que se puede ir caminando por Portobello Road. Sin duda lo que más llama la atención es su peculiar y llamativa arquitectura, que mezcla la tradición británica con un toque de modernidad desenfadada.
Después de un paseo obligado por Nothing Hill, vuelta al Metro para dirigirnos al este y contemplar la Torre de Londres y el Tower Bridge o Puente de la Torre, otros de los monumentos más representativos de la capital. La Torre es un bonito castillo situado junto al Támesis (la entrada cuesta la friolera de 21 libras). El Tower Bridge es un puente levadizo sobre el Támesis del que se obtienen bonitas fotografía desde el cercano parque Potters Fields. Una pasada cruzarlo y ver su buen estado de conservación.
Al otro lado del Támesis, por London Bridge (el puente paralelo al Tower Bridge), merece una visita el Monumento al Gran Incendio de Londres, una gran columna en pleno corazón de la City londinense y por lo tanto rodeada de edificios de oficinas. Tiene 61 metros y recuerda, como su propio nombre indica, el gran incendio que sufrió la ciudad en 1666. Se puede subir a su cúspide por 4 libras, pero sólo hasta las cinco de la tarde. Desde ella se goza de una privilegiada vista de Londres.
A 15 minutos caminando del Monumento al Gran Incendio por Cannon Street llegamos a la Catedral de San Pablo de Londres con su inmensa cúpula. Otra de las visitas ineludibles y lugar de acontecimientos importantes de la historia del Reino Unido como la boda de Carlos y Diana o los funerales de Churchill y Margaret Tatcher. Su entrada tiene un precio nada económico de 16 libras.
La noche estaba a punto de caer y aún nos quedaba por visitar el barrio más gamberro y bohemio de Londres, Candem. Cogimos el Metro en dirección norte y aterrizamos en este punto que el turista tampoco puede dejar de descubrir. Como ya era tarde nos quedamos sin ver su famoso mercado. Ya estaban desmontando los puestos y nos conformamos con una vuelta por sus calles y contemplar sus estrafalarias tiendas, sus poco discretos viandantes y degustar una extraordinaria pizza en un bar que, por más que he buscado en el mapa, no logro localizar. Está muy cercano a la estación de Metro de Candem Town, pero recuerdo más. Lo siento.
En el barrio más cosmopolita de Londres acabamos una intensa segunda jornada en la ciudad. Nos quedaban algunas cosas para el tercer día, pero, aunque parezca mentira, el grueso de los atractivos turísticos londinenses los habíamos visto en sólo 48 horas.
Que recuerdos, muy buena lectura, nos has hecho recordar la fantastica semana que pasamos en londres, volveremos una primavera para que lo vea el peque. Saludos
Muchas gracias. Es un destino para repetir una y mil veces y seguro que el pequeño lo va a disfrutar al máximo. Además creo que primavera es la época ideal para viajar a Londres. Un saludo.