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Ruta de las Xanas (Villanueva. Concejo de Santo Adriano. Asturias). Dificultad: Fácil. Distancia: 8,7 kilómetros (ruta circular señalizada). Duración: 3 horas aproximadamente
Son pequeñas pero radiantemente bellas. Una inmensa cabellera rubia las distingue y las hace reconocibles. Un pelo sedoso, brillante, como miles de hilos de oro suspendidos en el aire. O más bien como penetrantes rayos de sol que iluminan la noche. Porque es con la caída del sol cuando ellas aparecen como de la nada. Concretamente en la noche más mágica del año, la de San Juan. Y lo hacen bailando mientras tienden sus ropas. Unas vestiduras que previamente han lavado con mimo en las aguas cristalinas del río. Pero esa belleza viene acompañada de una profunda generosidad. Regalan a los pastores ovillos de oro y plata. Solo piden una cosa a cambio: que les libren de su encantamiento. Hablamos de las xanas, uno de los personajes más fascinantes de la prolífica mitología asturiana y leonesa. Ninfas que parecen perfectas y que bautizan a una de las rutas de senderismo más atractivas del paraíso asturiano, la ruta de las Xanas.
La magia de la naturaleza en la Ruta de las Xanas
Nos situamos en el parque natural de Las Ubiñas – La Mesa. Epicentro de la Cordillera Cantábrica. Un espacio singular que en ocasiones queda relegado a un segundo plano tras los Picos de Europa y Somiedo. Durante un intenso fin de semana, en el que nos alojamos en Teverga, realizamos la Senda del Oso en bici, el camino que lleva a la cascada del Xiblu y, por supuesto, la ruta de las Xanas. Es considerada por algunos como “el pequeño Cares”, ya que es una versión reducida de uno de los itinerarios senderistas más populares de toda España. Es quizás un apelativo demasiado básico, puesto que cada uno tiene sus matices y sus profundas diferencias. Lo que sí es cierto es que la ruta de las Xanas es mucho más corta que la del Cares (8,7 kilómetros) y también transcurre por un desfiladero no apto para los que padezcan de vértigo, pero indicado para los que disfruten con los paisajes verticales.
Al igual que ocurre con la Senda del Oso, en la ruta de las Xanas comprobamos la osadía que tuvieron nuestros antepasados a la hora de salvar los accidente geográficos para comunicar poblaciones. En el primer caso lo consiguieron, ya que la Senda del Oso utiliza el trazado de una antigua vía férrea minera. Pero en el desfiladero de las Xanas no lograron su propósito. A principios de los años 30, y con los medios de aquella época, los habitantes de los concejos de Santo Adriano, Proaza y Quirós intentaron construir una carretera. Una obra casi faraónica en la que había que ir tallando la roca como auténticos escultores. La empresa fue demasiado ambiciosa y la carretera no se llegó a terminar. Al menos aquellos auténticos héroes estarían hoy orgullosos al ver que su trabajo sirve para que los senderistas gocemos de esos paisajes que tantos quebraderos de cabeza les dieron.
La ruta del desfiladero de las Xanas con la senda de Valdolayés
La ruta de las Xanas ida y vuelta suponer realizar poco más de 7 kilómetros. Un consejo para convertir el itinerario en circular y añadir un kilómetro y medio más es combinarlo con la senda de Valdolayés. De esta forma, cuando lleguemos a la parroquia de Pedroveya (concejo de Quirós) en lugar de darnos la vuelta, tomaremos esta senda y regresaremos al punto inicial. Esta opción tiene otra ventaja. Podremos contemplar tres tipos de paisajes totalmente diferentes. En primer lugar la roca y sus 80 metros de caída en el desfiladero de las Xanas. Posteriormente el verde intenso de los prados asturianos entre Pedroveya y Dosango y, por último, un escenario de matorral bajo y helechos.
La ruta de las Xanas arranca en el paraje conocido como el Molín de las Xanas en la parroquia de Villanueva. Es un amplio aparcamiento asfaltado con un merendero donde podremos dejar el coche e informarnos de las especificaciones de la ruta en un completo panel. Caminaremos unos metros por la carretera que parte del Molín de las Xanas e inmediatamente veremos a nuestra derecha un camino empedrado ascendente que habrá que tomar para que arranque el espectáculo. La vista tendrá su primer regalo con una panorámica sensacional del entorno de Villanueva. En lugares así se encuentra la explicación del magnetismo que tiene Asturias y de su perpetuo idilio con el color verde.
Aunque era el mes de junio cuando hicimos la ruta de las Xanas, el tiempo estaban un tanto inestable. La niebla deslució el itinerario y en algunos momentos la lluvia hizo acto de presencia. Es habitual que ocurra esto, por lo que hay que ir pertrechados de un chubasquero y, por supuesto, unas buenas botas de montaña para evitar resbalones y pisar sobre seguro.
Un pequeño túnel es la puerta hacia las emociones fuertes. Una particular bienvenida a un desfiladero vertiginoso donde en el fondo escuchamos el discurrir del agua del arroyo de las Xanas o Viescas. En poco más de un metro de sendero nos tenemos que mover cuan funambulista pisando firme, con precaución y pegados a la pared. No es complicado ni mucho menos, pero siempre en estos casos hay que caminar con calma. De esta manera además podemos disfrutar mejor del paisaje. Como si fuésemos hormigas que recorren la ruta escarbada en la roca por sus compañeras, vamos avanzando por el desfiladero. En algunos puntos donde la senda se estrecha hay pasamanos donde poder apoyarnos para mayor seguridad. La presencia de heces de animales nos indica que por aquí se sigue trasladando al ganado. No olvidemos que muchas de las rutas que utilizamos actualmente los senderistas son vías pecuarias, aunque algunas han caído en desuso. Normalmente los animales llegaron antes que los caminantes, por eso el respeto hacia ellos debe ser máximo.
Dicen que lo breve, si es bueno, dos veces bueno. Pero en el caso de la ruta de las Xanas nos quedamos con ganas de más. Después de dos kilómetros y tras pasar por una antigua mina excavada en la roca, llegamos al final del desfiladero. Dejamos atrás el sendero que los valientes escultores obreros de los años 30 crearon de la nada. Pero tranquilos, aún quedan muchos más regalos para la vista.
Como una obra teatral en la que el decorado cambia con un simple juego de poleas, en la ruta de las Xanas pasamos a una ambientación amazónica. El verde se adueña del paisaje con una frondosidad casi apabullante. Por unos momentos dudamos si estábamos en Asturias o en algunos de los espacios naturales que visitamos durante nuestro viaje a Costa Rica por libre. Una auténtica explosión de vida. Fascinante. El sendero se pega al arroyo de las Xanas ofreciéndonos dádivas como una pequeña cascada apenas visible por la espesura del bosque.
Antes de pasar por los restos de un antiguo molino, cruzamos el arroyo de la Boya (afluente de las Xanas) por un pequeño puente de madera. A partir de ahí se iniciará una ligera subida hasta llegar a un cruce en el que nos indica la dirección a La Rebollada a la derecha y al desfiladero de las Xanas, a la izquierda. Tomaremos el de la izquierda. Poco más adelante otra señal nos marca la dirección a Pedroveya y su restaurante. Habrá que seguir por ella. Este camino va recorriendo una sucesión de inmensos prados hasta llegar a la ermita de San Antonio de Padua y su tejo milenario. Este es el final de la ruta de las Xanas propiamente dicha, aunque como apuntamos al comienzo lo recomendable es convertirla en circular. Por este motivo, en lugar de dar la vuelta, lo mejor es avanzar hasta Pedroveya y allí tomar la senda de Valdolayés.
Pedroveya: La fabada de Casa Generosa y la senda de Valdolayés
Pedroveya es una coqueta parroquia del concejo de Quirós famosa por un restaurante. Su nombre es Casa Generosa y es un auténtico templo de la cocina tradicional asturiana. Por este motivo, muchos senderistas inician y acaban la ruta de las Xanas en Pedroveya. De esta manera, las calorías que se queman durante el trayecto, se recuperan de un plumazo con la fabada o las patatas rellenas de picadillo que elabora Enedina García, más conocida como Generosa. Desgraciadamente nos enteramos de la existencia de este restaurante después de haber hecho la ruta. Craso error. Al menos, los que uséis este blog de viajes como referencia para realizarla sabréis de antemano que la opción de comer en Casa Generosa hay que tenerla muy en cuenta.
Después de cruzar Pedroveya, a la izquierda de la carretera sale un desvío donde comienza la senda de Valdolayés, nuestro itinerario de regreso al Molín de las Xanas. Es el tramo más duro del recorrido, ya que supone una ascensión constante hasta la parroquia de Dosango por una pequeña pista de cemento. En este trayecto contemplamos algunas de las mejores vistas de toda la ruta. La parroquia de Pedroveya rodeada de deslumbrantes prados donde el ganado pasta plácidamente consciente de que la comida no falta durante todo el año. Un auténtico disfrute para los sentidos. Paisajes bucólicos que son una auténtica declaración de amor de Asturias. Con vistas así, es complicado no caer en sus redes.
Otras rutas de senderismo en Asturias
Además del parque natural de Las Ubiñas – La Mesa, Asturias tiene un sinfín de espacios para practicar el senderismo. Muy cerca de allí, en el parque natural de Somiedo, recomendamos la ruta al Lago del Valle. Otra interesante opción es el concejo de Belmonte de Miranda donde se pueden hacer atractivos itinerarios como la ruta de La Castañal.
Cruzamos Dosango y hacemos un pequeño trayecto por la carretera. Muy pronto veremos a la izquierda que aparece un sendero con un poste de madera donde se ha esfumado la señal que sostenía. Lo tomamos para adentrarnos en un escenario diferente con menor vegetación y dominado por los helechos. En este tramo hacemos un descenso pronunciado, cruzaremos una portera y nos iremos poco a poco acercando al punto de origen. Poco a poco la vegetación volverá a tupir el recorrido. Un cartel nos indica a la izquierda la dirección del desfiladero de las Xanas. Habrá que tomar ese sendero para enlazar rápidamente con la carretera que nos llevará al Molín de las Xanas.
Decimos adiós a las bellas ninfas de cabellos rubios que seguirán habitando estos hechizantes paisajes. Y estamos seguros de ello porque el entorno que las acoge ha cambado muy poco en el último siglo. Solo la presencia de senderistas perturba ligeramente la paz de unas parroquias que conservan la esencia que las hace tan atractivas. Asturias en estado puro, sin maquillajes ni pegotes del mundo moderno. Hasta la próxima.
Buenos días Pablo y Estefanía. Mi pregunta es si creéis que es una rura apropiada para realizarla sin peligro con niñas de 6 y 9 años. Gracias
Hola Laura. Gracias por visitar el blog y dejar un comentario. Si las niñas están acostumbradas a caminar y salir al campo creemos que sí. Lo único es que en la zona de la garganta donde se camina al lado del abismo hay que tener mucha precaución. Caminar pegado a la pared y despacio. No se puede ni correr, ni saltar ni hacer ningún movimiento raro. Teniendo claro eso, el resto de la ruta no ofrece ninguna dificultad. Un saludo y a disfrutar mucho de la ruta de las Xanas.