Ruta al Lago del Valle, una incursión en Somiedo si la nieve lo permite

Ruta al Lago del Valle (Parque Natural de Somiedo – Asturias). Dificultad: Fácil. Distancia: 13,5 kilómetros (ruta semicircular). Duración: 4 horas aproximadamente

La nieve y los coches no nacieron para hacer buenas migas… O sí. Todo depende de lo hábiles que hayan estado las máquinas encargadas de limpiar las carreteras. Las paradojas que tiene España es que te puedes quedar bloqueado en una autopista de pago y, en cambio, no tienes ningún problema para subir un puerto por una pista asfaltada. Allí donde se pasan todo el invierno en una perpetua tarjeta de felicitación de Navidad, pero sin lucecitas ni Papá Noel, tienen que acostumbrarse a ello. Es pura supervivencia. Los que apenas vemos el blanco elemento un puñado de veces al año nos cuesta entenderlo, pero donde la nieve es un miembro más de la familia hay que echarle imaginación. Un ejemplo es el Parque Natural de Somiedo en Asturias. Por estos lares el turismo no acude en masa como a los Picos de Europa y quizás por ello el entorno mantiene un encanto singular y un espíritu salvaje.

Somiedo, desde Belmonte de Miranda

Hemos visitado en dos ocasiones Somiedo, y ambas alojándonos en el concejo de Belmonte de Miranda, concretamente en el Gran Hotel Rural Cela. Aunque se encuentra a unos 30 kilómetros del parque, este enclave es otro regalo la naturaleza. A orillas del río Pigüeña, la localidad está incrustada en un pequeño valle entre pequeñas elevaciones montañosas repletas de vegetación. Otra versión del cautivador paisaje asturiano a tan sólo una hora en coche de Oviedo. En este lugar hemos encontrado la cariñosa hospitalidad de Roberto Riesgo, el dueño del Hotel Cela, que se desvive para que a sus huéspedes no les falte de nada.

Famosos son sus desayunos donde las tortillas caseras de patata, chorizo, jamón y queso y atún son la mejor energía antes de realizar una ruta de senderismo. Porque Belmonte de Miranda cuenta con una red de senderos muy interesante, como la ruta de la Castañal, que realizamos en nuestra primera visita. Además, el entorno es muy diferente al que vemos en Somiedo, por lo que ambos se complementan a la perfección y configuran una escapada muy completa por tierras asturianas.

La nieve truncó la primera intentona

Pero volvamos a la nieve. En nuestra primera visita a Belmonte de Miranda en 2013 el objetivo era hacer la ruta al Lago del Valle, una de las más populares del Parque Natural de Somiedo. La carretera que une Belmonte con Pola de Somiedo es otro de los atractivos de la zona, ya que discurre, en primer lugar en paralelo al río Pigüeña y posteriormente al río Somiedo, encajonada entre las montañas donde la vegetación y el agua son los protagonistas. Una vez en Pola de Somiedo, hay que tomar una pista asfaltada que asciende hasta la población de Valle del Lago. Como por arte de magia, el verde se transformó en blanco. A medida que ascendíamos la cantidad de nieve acumulada en los extremos de la carretera era mayor y el entorno nos ofrecía esa imagen de postal navideña que antes relataba. Eso sí, el asfalto estaba totalmente limpio, impoluto. Parecía un raíl perfecto para que el coche circulara sin ningún problema. Las quitanieves habían hecho su trabajo y eso nos animó a ascender con determinación. Valle del Lago parecía un pueblo fantasma donde sus casas eran fresas sepultadas en kilos de nata. Una estampa maravillosa que nos hizo vivir un día fantástico, pero que nos impidió realizar nuestro objetivo, la ruta al Lago del Valle. No teníamos raquetas, tan solo nuestros inseparables bastones de senderismo, así que tendría que ser en otra ocasión.

La ruta al Lago del Valle, paso a paso

Esa segunda oportunidad llegó en noviembre 2016, en otro fin de semana en Belmonte de Miranda. En esta ocasión la nieve aún no había hecho acto de presencia en Somiedo y pudimos realizar la ruta, con frío, pero sin ningún contratiempo.

Para comenzar la ruta al Lago del Valle, hay que cruzar en el vehículo el pueblecito de Valle del Lago y dejarlo en el aparcamiento que hay al final, justo al lado del panel informativo del sendero. La ruta no tiene ninguna complicación, son algo menos de 14 kilómetros que se pueden hacer de forma circular y que poseen un desnivel acumulado de algo más de 300 metros. Como siempre recomendamos, es conveniente realizarla con botas de senderismo. Los que acudan en pleno invierno y gran parte de la primavera se encontrarán, casi con total seguridad, con un paisaje nevado como nos ocurrió a nosotros la primera vez, y el resto del año se podrán ver algunos pequeños neveros, pero el camino estará despejado.

La ruta, señalizada en blanco y amarillo, transcurre en el inicio por una amplia pista. A nuestra izquierda contemplaremos unos grandes macizos rocosos que nos acompañarán todo el camino, y a la derecha un paisaje mucho más “amable” con el río del Valle, pequeñas fincas con forraje para el ganado y un frondoso bosque de hayas y castaños pegado a otra línea montañosa. Al fondo, las altas cumbres de la cordillera Cantábrica que representan el límite con la provincia de León y su región de Babia.

En el camino nos topamos con un pequeño poema incrustado en una roca bajo el título “Una reflexión”, firmado en agosto de 2011 por un tal Fernando. “Pueblo que nos vio crecer… te veo muy transformado”, comienza. Pero lo cierto es que esta tierra de Somiedo posee el privilegio de haber sobrevivido al paso del tiempo con ese espíritu libre y radicalmente natural que la hace tan atractiva para el visitante. Un lugar en el que, como apunta el gran Paco Nadal en un post de su blog, te puedes encontrar desde un oso a una nutria. En nuestro caso no tuvimos tanta suerte.

Pronto veremos cómo a la izquierda sale un sendero que lleva hasta los lagos Saliencia, otro de los lugares más espectaculares de el parque natural, a los que se puede llegar también desde el alto de la Farrapona. Nosotros seguiremos recto.

Unos metros más adelante la ruta de Lago del Valle de bifurca. Aunque de la señal que lo indicaba sólo queda el mástil, la cosa es sencilla. Se puede tomar cualquiera de los dos caminos, siempre que a la vuelta usemos el contrario y así convirtamos la ruta en circular. El sendero de la izquierda se llama el del “sol”, porque trascurre pegado al macizo montañoso sin apenas vegetación. Y el de la derecha se denomina obviamente “sombra”, ya que se adentra en un frondoso bosque ofreciendo una estampa bellísima, especialmente en los meses de otoño. La elección queda a gusto del consumidor.

Nosotros seguimos por el “sol”, aunque en realidad tuvimos un día nublado y el astro rey no se dejó ver demasiado. Avanzamos por el camino mientras a nuestra izquierda aparecían los grandes pastizales verdes donde el ganado tiene su sustento. Algo así con un buffet para las vacas donde pueden comer a discreción. Eso sí, hasta que llega la nieve y el verde se transforma en blanco. Diseminadas por la hierba se encuentran algunas cabañas de teito, donde los pastores hacían noche y que llaman la atención por sus tupidos techos vegetales y gruesas paredes de piedra. Al conjunto de cabañas pastoriles se le denomina braña y todas ellas son construcciones tradicionales de Somiedo. Otro ejemplo de que afortunadamente en estas tierras el tiempo no pasa tan deprisa.

Después de remontar el tramo más exigente de la ruta llegamos hasta el Lago del Valle, a 1.580 metros de altitud. Se trata del mayor de Asturias y su agua, parcialmente embalsada, permite que la central de La Malva pueda generar energía. La estampa que nos encontramos nos recordó mucho a la de Laguna Grande de Gredos en una versión un poco más reducida.

Si el tiempo no lo impide, el Lago del Valle —conocido también como Lago del Ajo— es un buen lugar para reponer fuerzas con la merienda que hayamos llevado. También es posible dar una vuelta completa para contemplar todas sus perspectivas. Las mejores vistas las obtenemos desde una cabaña teitu ubicada junto a la llamada fuente Las Overnas.

Después de rodear el perímetro del Lago del Valle hay que regresar, pero esta vez por el camino contrario al que se haya elegido para la ida. A nosotros nos tocaba volver por el de la “sombra”. Recomiendo llevar el track de Wikiloc que acompaña a este post para no despistarse, ya que el inicio de este sendero no está demasiado bien indicado. Como se puede comprobar, transcurre en paralelo al del “sol” y parte del mismo Lago del Valle cerca de la llamada fuente de El Letrado.

El camino de la “sombra” ofrece un caminante una perspectiva totalmente diferente de la zona y convierte la ruta en más variada y atractiva. En lugar de una pista cómoda y ancha como la del “sol”, tenemos un sendero más estrecho que, en algunas zonas sombría, está embarrado. Poco a poco nos iremos introduciendo en un bosque de castaños, hayas, robles y avellanos que, en otoño, es un espectáculo. Las hojas de tonalidades marrón, amarillo, ocre… forman una alfombra perfecta. Los acebos con sus frutos rojos decoran el camino, mientras a nuestra derecha podemos ver una mejor perspectiva de las praderas en las que pasa el ganado. Algún pequeño arroyo que vierte sus aguas al río del Valle completa esa sinfonía de colores, olores y sonidos que tanto gusta en una ruta así. Un camino repleto de alicientes  que el senderista no se puede perder.

El sendero de la “sombra” desemboca en el tramo inicial común a la ida y a la vuelta y que nos llevará irremediablemente a la población de Valle del Lago. Atrás queda el recuerdo de haber explorado un apasionante rincón de Asturias donde el tiempo va más lento. Un lugar en el que, hombres y animales, se han acostumbrado a convivir con los rigores de la naturaleza. Se han adaptado a una tierra que mantiene viva su esencia.