Índice de contenidos
Día 1. Qué ver en Oporto. Avenida de Los Aliados. Estación de ferrocarril de San Bento. Catedral de Oporto. Ribeira del Duero. Puente Luis I. Paseo por el Duero en barco. Palacio de la Bolsa. Centro Portugués de Fotografía. Mirador de la Rua Sao Bento da Vitoria. Iglesia de San Ildefonso. Cena en la Ribeira.
El primer día, y después de realizar la entrada al hotel, nos dispusimos a hacer un recorrido a pie por el centro de la ciudad. Bajamos a la avenida de los Aliados en busca de la Oficina de Turismo (concretamente está en la rua Clube dos Fenianos). Una vez obtenido un plano e información útil de la ciudad, disfrutamos de esta imponente avenida presidida por el edificio de la Cámara Municipal de Oporto y la plaza da Liberdade. Aquí es donde notamos que estamos en una gran ciudad por los continuos ríos de gente que van de un lado para otro y el trasiego constante de vehículos.
Unos metros más adelante vemos una de las joyas arquitectónicas de la ciudad, la estación de ferrocarril de San Bento. Un edificio de principios del siglo XX al que hay que acceder para deleitarse con los murales de azulejos que decoran sus paredes. Una maravilla que merece la pena contemplar mientras te ves rodeado por los cientos de personas que salen y entran de la estación. Ni en Oporto ni en ningún otro sitio hemos sufrido robos (tocamos madera), pero no está de más decir que en lugares con tanta aglomeración de gente como esta estación hay que tener especial cuidado con las carteras y bolsos.
Tras dejar la estación, bajamos unos metros por la avenida Dom Alfonso Henriques y nos encontramos con la Sé do Porto, es decir, la Catedral; mezcolanza del barroco, el románico y el gótico que se construyó entre los siglos XII y XIII. La plaza en la que está situada cuenta con un bonito mirador en el que podemos ver la primera imagen de la ribeira con el grandioso río Duero.
Paseo en barco por el Duero
En apenas unos metros el visitante disfruta de dos de los monumentos más significativos que ver en Oporto, la estación de ferrocarril y la Catedral, y sólo unos pasos más adelante aparece imponente el puente Luis I, el legado en la ciudad lusa del ingeniero alemán Théophile Seyrig, socio de Gustave Eiffel. Tiene dos pisos, por el de arriba transcurre una línea Metro y por el de abajo pasan los vehículos. Por ambos se puede ir caminando, aunque recomiendo encarecidamente cruzarlo por el piso de arriba ya que las vistas son espectaculares. Al otro lado del puente se encuentra Vila Nova de Gaia, la ciudad vecina de Oporto, pero esa visita la dejamos para el día siguiente. Dimos media vuelta en el Luis I y descendimos a su base por una calle que es sin duda la más cochambrosa de Oporto. La zona más humilde del centro de la ciudad en donde la ropa tendida en la calle domina el paisaje y los gatos llevan la voz cantante entre la basura acumulada y unas casas a punto de venirse abajo. Pobreza en estado puro que también hay que conocer aunque, eso sí, siempre con la luz del día. En la parte baja del puente, a pie de río, se pueden tomar los barcos que te dan un agradable paseo por el Duero hasta prácticamente su desembocadura en el Atlántico. Cuesta diez euros y son 50 minutos de travesía que merecen mucho la pena. Un guía explica lo que vemos a ambos lados del río y los puentes que vamos cruzando. El olor a agua marina y las gaviotas nos dicen que estamos muy cerca de la desembocadura y la sensación es inigualable. Una experiencia tan obligada como la ruta en barco por el Sena en París o alrededor de Manhattan en Nueva York, salvando las distancias.
Tras el paseo en barco repusimos fuerzas con una comida en la plaza da Ribeira, muy coqueta y acogedora con varios restaurantes típicos (aunque quizá demasiado enfocados el turismo) para degustar algún plato autóctono, entre ellos la archiconocida francesinha de Oporto (sándwich relleno de carne recubierto con queso gratinado y una salsa picante). A mí personalmente no me encantó.
Después de la comida acudimos al cercano jardín del Infante Dom Henrique para contemplar el solemne edificio que lo preside, el Palacio de la Bolsa. Aunque nosotros no pudimos visitarlo de forma guiada y sólo vimos alguna sala, lo recomiendo porque es sin duda uno de los edificios más bellos de la ciudad conservado de una forma envidiable y cuyas estancias impresionan. De estilo neoclásico, cuenta con una importante biblioteca y por los siete euros que cuesta la visita guiada merece la pena dedicarle unos minutos. La próxima vez que acudamos a Oporto, la realizaremos sin lugar a dudas.
Mirador de Sao Bento de Vitoria
Cuando casi estaba anocheciendo y nos seguíamos perdiendo por las callejuelas y recovecos del centro de Oporto, empezamos a ver a algunos estudiantes con las típicas capas negras, que es el uniforme de los universitarios de la ciudad. Uno de ellos, al vernos un poco perdidos, nos hizo una recomendación: un mirador desde el que se gozaba de unas fantásticas vistas de la ribeira. Nos comentó que no venía en ninguna guía turística y era muy poco conocido, pero su encanto nos impresionó ya que además estaba atardeciendo. Se encuentra a final de la rua de Sao Bento de Vitoria junto a la pequeña iglesia de Nuestra Señora de Vitoria. Se entra por una pequeña verja y se trata de un pequeño jardín con dos grandes palmeras un edificio ruinoso a la derecha. Está muy cerca del Centro Portugués de Fotografía (Campo Mártires da Patria). Lo digo porque justo después de disfrutar de sus maravillosas vistas acudimos a este Centro ya que también nos lo había recomendado el amable estudiante. Allí contemplamos de una exposición de imágenes de la huella del terrorismo en España donde el periodista Antxón Urrusolo hacía de maestro de ceremonias.
Por la noche volvimos a bajar del hotel a la ribeira y, después de disfrutar de la fachada de la iglesia de San Ildefonso decorada con azulejos, degustamos una exquisita cena en el restaurante Chez Lapin, del que hablo en el apartado de gastronomía. Al ser sábado por la noche aprovechamos para tomar una copa en un bar cercano, ya que esa zona de la ribeira tiene una buena animación nocturna y numerosas terrazas.
He descubierto tu página hoy, buscando información en Internet sobre Oporto.
Quería decirte que me ha sido de muchísima utilidad toda la información que he encontrado. Y que tomo nota para otros viajes, ya que por lo que he visto tus explicaciones son fabulosas.
Gracias a gente como tú, nos es más fácil preparar nuestros viajes a las personas que como yo nos gusta viajar a nuestro aire.
Gracias y un saludo.
Gracias por tus palabras Loli. No te imaginas cuánto se agradecen y lo mucho que animan a seguir con este proyecto. Me alegro que el artículo te haya sido de utilidad, pero tengo que pedirte disculpas porque éste sobre Oporto fue uno de los primeros que hice y las fotos no tienen toda la calidad que deberían. Como hace un año regresamos a esta ciudad, tengo nuevo material que iré colgando poco a poco. Un saludo y que vaya todo bien.
He descubierto vuestra página mirando comentarios sobre Coimbra y Oporto que seran nuestra próxima visita. Me encanta como describes todo.gracias
Muchas gracias por tu comentario Rafaela. Nos hace mucha ilusión leer cosas así. Disfruta mucho del viaje a Coimbra y Oporto, son dos ciudades que te van a encantar. Un saludo.
Muy útil vuestra página para las personas que huimos de los viajes organizados. Gracias por contar vuestra experiencia.
Una vieja viajera por antigua y por edad, pero q sigue fascinada por recorrer el mundo a su aire
Muchas gracias por sus generosas palabras Teresa. Es todo un honor. Viajar no tiene edad y esperamos que lo siga haciendo por muchos años más. Un saludo afectuoso