Índice de contenidos
Permitidme que sea un poco escatológico pero la situación lo requiere. Imaginaos un retrete. Pero no uno cualquiera. El que debéis visualizar tiene un cuadro de mandos en la parte derecha como si fuera la butaca de un moderno avión. En lugar de ajustar el volumen de la música o cambiar de canal, las teclas de este WC sirven para oír música, activar un chorro de agua caliente, poner calefacción en el borde para calentar las posaderas y, por supuesto, tirar de la cadena. Y todo ello con una limpieza exquisita digna de la cocina más pulcra. No es algo surrealista ni el sueño de una persona que sufra constantes diarreas. Hablamos de los retretes de Japón. Y no sólo los de hoteles y casas privadas, también los públicos. Mientras, en España, nos tendremos que conformar con que no estén demasiado sucios para no salir corriendo.
El arte de hacer una cola, la ausencia de propinas, las baldosas amarillas para ciegos y otras curiosidades de Japón
Aunque sea la más liviana y jocosa de todas, la historia de los retretes es una de las veinte curiosidades de Japón que os relatamos en este post fruto de nuestra experiencia en un viaje por libre al país nipón.
Tronos en toda regla
Aquel que empezó a usar la palabra “trono” para referirse al retrete debió haber pasado por Japón. Porque las tazas del país nipón son auténticas poltronas en las que da gusto sentarse. Da igual que se trate de un baño público, el de un bar o el que posee una habitación de hotel. Todos están impolutos y perfectamente equipados. Además del borde calefactable, la música y alguna sorpresa más, lo que más llama la atención son sus chorros. Los hay específicos para hombres y mujeres, ya que cada uno apunta a donde debe. Caños de agua potentes, calentitos y certeros que dejan la “tubería” perfectamente limpia. Así cualquiera se lleva el periódico al baño.
Una llama (aunque algunos ven una hez) que es uno de los símbolos de Tokio
Siguiendo con el capítulo escatológico (prometo que esta es la última entrega) hablamos de una de las cosas curiosas de Japón que tiene su miga. Se trata de la Flamme d’Or, uno de los edificios más singulares de Tokio diseñado por el francés Philippe Starck. La construcción está coronada por una llama dorada que da nombre al edificio. La curiosidad viene porque algunos han querido ver en ese Flamme d’Or una hez pura y dura. Tanto el color como la forma pueden invitar a ello, aunque imaginamos que al bueno de Starck no le hará demasiada gracia.
Trenes del futuro con puntualidad británica o, más bien, japonesa
Trenes que llegan a la hora indicada, en el andén marcado y con unas butacas cómodas no, lo siguiente. En España lo más parecido sería el AVE, pero en el país el sol naciente la mayoría de los trenes son así. Concretamente en el capítulo de la puntualidad, todos son así. En nuestro viaje a Japón por libre nos movimos exclusivamente en este medio de transporte y la experiencia fue formidable. Con la Japan Rail Pass tienes tarifa plana para viajar en la mayoría de trenes. Existen aplicaciones móviles que te informan de las horas y andenes de las salidas. No se retrasan ni un minuto, y en el caso hipotético de que lo hicieran, piden disculpas por megafonía. En el interior la comodidad es absoluta: butacas amplias, espacio para dejar las maletas, enchufes, posibilidad de comprar comida a bordo, la gente no habla por el móvil chillando… La joya de la corona es el Shinkansen, una red de alta velocidad cuyos trenes casi alcanzan los 300 km/h.
Camino de baldosas amarillas para invidentes
Hay que tener muy mala leche para poner un camino de baldosas amarillas por el que caminen las personas invidentes. No penséis mal porque en Japón no dan puntadas sin hilo. Las calles de las grandes ciudades cuentan con una hilera de baldosas de color amarillo, pero en relieve, para que las personas ciegas puedan transitar por ella sin ningún tipo de obstáculos. Ese relieve está en forma de líneas verticales y, cuando se llega a un paso de peatones o a un cruce de calles, las líneas se transforman en puntos. De esta forma la persona sabrá que tiene que detenerse. Lo llamativo es que esto no solo sucede en la vía pública, también dentro de las estaciones de ferrocarril. Es solo un ejemplo de las curiosidades de Japón en materia de accesibilidad, porque además todos los bordillos están rebajados y en los trenes, el número y fila de casa asiento, está en braille. Un ejemplo a seguir sin lugar a dudas.
Un baño como Dios nos trajo el mundo para acabar el día
Una de las cosas que más curiosidad despierta en el viajero que acude a Japón son los onsen. Se trata de baños públicos termales a los que acuden los nipones cada día después de solventar su dura jornada laboral. Están separados por sexos y al agua hay que entrar totalmente desnudo. Los hay de muchos tipos, pero nosotros acudimos a uno de los más famosos de Tokio, el Onsen Odaiba Monogatari, una especie de parque temático con restaurantes, juegos y tiendas donde disfrutar de estos baños de una manera más animada. Antes de entrar en el agua, los japoneses llevan a cabo una especie de ritual en el que se sientan en un tajo de madera delante de un espejo para ducharse frotándose con la esponja casi hasta la extenuación. El objetivo es entrar en las termas totalmente aseados. Como dice el maestro Paco Nadal, “si la humanidad, en vez de zamparse dos o tres horas de telebasura cada noche delante de la TV, se diera una rato de onsen antes de acostarse… el mundo sería un lugar mucho más tranquilo”. Amén.
Prohibido dejar propina
Uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de viajar a un país es conocer la costumbre que tienen con las propinas. En Japón las cosas están muy claras: no existe este concepto. Se paga lo que se consume y punto. De hecho si a un cliente se le ocurre dejar unas monedas, seguramente el camarero salga a buscarlo a la calle para devolvérselas. Vamos, como si te dejas el paraguas o el móvil. En algunos restaurantes te quedas con ganas de dejarla por la amabilidad con la que te han tratado, pero ellos lo agradecerán simplemente con que inclines levemente el cuerpo y pronuncies un “arigatou gozaimasu” o, lo que es lo mismo, muchas gracias.
Sorber no es de mala educación
Una de las cosas más curiosas de Japón es la costumbre que tienen algunos nipones de sorber cuando comen los fideos soba o una sopa ramen. Llama la atención que una sociedad tan educada y correcta cometa semejante “sacrilegio”. Pero de pecado nada. A un país como Japón hay que ir con la mente abierta y no creer que todo lo que hacemos nosotros es lo correcto. Especialmente choca ver en algún restaurante de Tokio a un elegante ejecutivo con su traje impecable sorbiendo su sopa. De hecho es el único ruido que se escucha en muchos establecimientos, donde el silencio y el respeto reinan por encima de todo.
Los inventores de las colas “como Dios manda”
Cuántas veces hemos estado esperando pacientemente en la cola del cine, del teatro o de un aeropuerto y vemos al jeta de turno colarse con total pudor ante nuestra impotencia. O peor aún. Esas colas que no son tales y que se convierten en un arremolinamiento de gente en donde impera la ley del que más empuja. Como cerdos subiendo a un camión, para ser gráficos. Eso en Japón no se concibe. Después de viajar al país nipón te convences de que ellos inventaron las colas. Pero no las colas a la española, sino las buenas de verdad. Cuando llega un tren o un metro al andén, se forman escrupulosas filas delante de cada puerta donde absolutamente nadie se cuela. Sería impensable. Es más, hasta que no ha salido el último pasajero del vagón nadie comienza a montar. Pero eso mismo ocurre también en las filas para entrar a un museo o pedir la cena en un restaurante. Lo malo es que cuando vuelves a España echas todo eso de menos. Parece un sueño fugaz.
Escaleras divididas para subir y bajar
Hay una estación en Tokio, su nombre es Shinjuku, donde cada día pasan 3,6 millones de personas. En cualquier parte del mundo este lugar sería el caos más absoluto. Pero no se preocupen porque estamos en Japón. Los nipones consiguen que caminar por sus estaciones sea como hacerlo por la de autobuses de Salamanca, o sea, pan comido. Y esto se hace realidad gracias a dos palabras: orden y educación. Ese orden llega hasta tal punto que las escaleras normales, no las mecánicas, tienen una zona para subir y otra para bajar. Como si se tratara de una carretera y para que nadie se choque con otros. La curiosidad no radica en que pongan unas flechas para arriba y otras para abajo, sino en que todo el mundo lo cumple.
Comida de plástico en el escaparate para saber lo que pides
Una de las barreras que tiene Japón para un occidental es el idioma. Aunque parezca sorprendente, el inglés no ha calado mucho en la sociedad nipona y son pocos los que lo dominan. Afortunadamente en estaciones y lugares turísticos la señalización sí está en el idioma anglosajón, porque de lo contrario sería imposible moverse. Donde de momento no reciben al inglés con los brazos abiertos es en los restaurantes. La única forma de saber lo que quieres comer es ver el aspecto que tiene cada plato. Para lograrlo los nipones han ideado una fórmula infalible: hacer réplicas en plástico de los platos y colocarlas en el escaparate. Algunas parecen casi reales y así puedes saber si te vas a jamar unos fideos, un poco se sushi o la exquisita carne de Hida.
Nadie se salta un semáforo en rojo
Incluir que nadie se salta un semáforo en rojo como una de las curiosidades de Japón puede parecer un tanto descarado. Es algo que no debería ser en absoluto curioso. Pero como en España los peatones no respetamos ni un semáforo, lo que ocurre en el país asiático se eleva a la categoría de curiosidad. Ya puede ser el semáforo de una callejuela por donde no pasa ni un solo vehículo en horas, que si la luz se pone roja para los viandantes nadie cruza. Lo tienen tan interiorizado que ni se plantean cometer tal osadía. Eso sí, si te ven a ti hacerlo puede que imiten la conducta y vayan detrás. Por lo tanto no es recomendable que los españoles nos plantemos en Japón para pegarles nuestras malas costumbres. Si hay que esperar, se espera.
Jizos con babero, gafas y gorra
Cualquiera que acuda a un templo budista en Japón se encontrará con unas pequeñas figuras de piedra que parecen representar a niños. Lo sorprendente es que muchas de ellas están ataviadas con gorros, baberos y hasta gafas de sol. Si lo trasladamos a la religión católica y nos imaginamos a cualquier santo de esta guisa nos escandalizaríamos, pero el sentido que tiene todo esto en Japón no es motivo de alegría, más bien todo lo contrario. Estas pequeñas figuras son Jizos, una deidad que sigue los caminos de Buda y que, según las creencias niponas, se encarga de ayudar a los niños que mueren antes del parto o a los que fallecen muy pequeños y quedan en una especie de purgatorio. Los padres de esos niños son los que colocan esos baberos, gorros y gafas a los Jizos para pedir compasión. La historia es mucho más extensa y apasionante, por eso os dejo este enlace a un post de El Rincón de Sele en el que se relata perfectamente con la habitual maestría de un viajero de los de verdad, como es Sele.
Karaokes de varias plantas
La película “Lost in transtion”, con aquella mítica escena de Scarlett Johansson y Bill Murray, nos enseñó que los karaokes en Japón no se parecen en nada a los de España y otros países del entorno. Mientras aquí el objetivo es lucirse un poco ante el personal que se toma una copa en una sala más o menos grande, en el país nipón estos lugares están divididos en pequeñas habitaciones. A los karaokes se va con un grupo de amigos a pasar un buen rato y socializar. Como los pisos en ciudades como Tokio son tan pequeños, es imposible hacer un botellón masivo en casa. La solución es ir al karaoke y estar todos juntos cantando unos temas. El resultado, edificios de hasta diez pisos repletos de habitáculos para cantar y cantar.
Una máquina de refrescos por cada 23 personas
Una de las cosas raras de Japón que llama la atención inevitablemente es comprobar la cantidad de máquinas de refrescos o de ‘vending’ que hay en cada ciudad. Además poseen algunos tipos de Fanta o Coca-Cola de sabores que aquí nos los habíamos visto ni en pintura. Se calcula que hay alrededor de una máquina de este tipo por cada 23 personas, lo que supone un total de 5,5 millones. Casi nada. Teniendo unas pocas moneditas nadie se muere de sed en plena calle.
Jóvenes vestidas de geishas
El domingo es día para ir al fútbol, al teatro, al cine o simplemente dar un paseo. En Kioto es el día en el que muchas jóvenes se engalanan para salir con amigas o sus parejas a dar una vuelta por el parque de Maruyama o por el barrio de Gion. Pero no salen con la ropa habitual, se disfrazan de geishas. Aunque las verdaderas se pueden ver en Gion caminando con paso firme, con rostro serio y soportando cómo decenas de turistas intentan fotografiarlas, a estas otras jóvenes simplemente les gusta lucir espectacular vestido. Viendo esto no pudimos resistir la tentación de fotografiarnos con un grupo de estas simpáticas chicas que posaron así de sonrientes.
Escolares uniformados que siempre saludan
En cualquier país es normal ver en zonas a turísticas a algún grupo de escolares haciendo la preceptiva excursión que todos realizamos en nuestros años mozos. La diferencia es que en Japón van absolutamente todos uniformados de forma impecable. Pero ahí no queda la cosa, en cuanto ven un rostro occidental lo saludan efusivamente con una sonrisa en la boca. Para ellos seremos como una especie de bichos raros y les apetece mostrar su hospitalidad y cortesía. Incluso algunos practican su inglés soltando por su boca inocente un alegre “hello”.
Prohibido fumar en la calle
En Japón van un paso por delante que en Europa en el asunto de prohibir el tabaco, aunque todo tiene sus matices. Por la calle no está permitido fumar, salvo en los lugares habilitados para ello que están convenientemente señalizados y donde están colocados varios ceniceros. Sin embargo, algunos restaurantes sí lo toleran aunque, a decir verdad, nosotros no entramos en ninguno de esos. El motivo de que se prohíba fumar en la calle es por el riesgo que existe de quemar a alguien. Curioso cuanto menos.
El pachinko, una sala de juegos sin dinero
Además del nombre del blog de Pau García Solbes, pachinko es como se denomina a las salas de juegos japonesas que hay repartidas por las grandes ciudades. Son locales donde sí está permitido fumar y en los que cientos de viciosos ludópatas dilapidan sus yenes en máquinas de pinballs aparentemente inofensivas y que parecen más propias de un salón recreativo para adolescentes. Lo más curioso de todo es que para jugar hacen falta unas bolitas de acero. En estos locales no circula ni un euro (mejor dicho ni un yen) puesto que los casinos en Japón están prohibidos. Todo es una trampa para esquivar la ley, ya que esas bolitas de acero se cambian por boletos en la sala de pachinko y a la vez se canjean por dinero contante y sonante en locales que, curiosamente, siempre están al lado del pachinko.
Daiso y Don Quijote, los “todo a cien” nipones
Los míticos “todo a cien pesetas” españoles se han reencarnado en Japón con el nombre de Daiso. Se trata de una tienda donde todo se vende a 100 yenes (0,80 euros) y en la que se puede encontrar absolutamente de todo. En España los “todo a cien” se convirtieron en bazares chinos y en Japón los productos que se venden en los Daiso también proceden del gigante asiático en su mayoría. Las cosas no son tan diferentes en estos dos lados del mundo. Otra cadena de tiendas de este percal tiene un nombre muy español, Don Quijote (o Donki para abreviar). Existen algo más de un centenar por todo el país y en ellas se ofrecen artículos más variados y de mejor calidad. Un ‘totum revolutum’ bastante considerable.
Tokio también tiene su Torre Eiffel y su Estatua de la Libertad
Una costumbre japonesa es llevar a su país algo que han visto en otra parte del mundo y les gusta. Cuando descubrieron la Estatua de la Liberta en Nueva York (ver el post de Nueva York en una semana) les maravilló y, dicho y hecho, construyeron una igual aunque bastante más pequeña en la isla artificial de Odaiba, en Tokio. Algo parecido hicieron con la Torre Eiffel. Ellos la hicieron algo más alta y de color rojo y tiene el nombre de Tokyo Tower.
PD. Lo que no forma parte de la lista de cosas curiosas de Japón es que los nipones estén todo el día haciendo fotos. ¿Por qué será? La razón en simple. Ellos toman fotografías cuando salen de su país, exactamente lo mismo que hacemos nosotros cuando vamos al suyo. Sin embargo, nosotros no tenemos allí el sambenito de ser unos obsesos de la cámara. Este es uno de esos tópicos que se desmontan como un castillo de naipes y que en ocasiones opacan a un pueblo ejemplar en muchísimos aspectos. Tienen sus virtudes y defectos, como todos, pero en líneas generales nos enseñan el camino a seguir en muchos ámbitos de la vida. Por eso este post está hecho desde el más absoluto respeto y cariño a la cultura nipona y a su forma de vida.
Genial artículo, interesantísimo y curiosísimo. Tenemos mucho que aprender de la cultura Japonesa.
Un abrazo!
Muchas gracias Jameson. Totalmente de acuerdo, hay mucho que aprender de una cultura apasionante y repleta de cosas curiosas. Esta lista sólo incluye veinte, pero hay muchísimas más. Un abrazo.
Hola!
Es una país que no para sorprender desde que llegas. Lo de las colas es algo flipante. El primer día, nosotros nos salimos de la línea de la cola haciendo una «L» dónde no correspondía y vino el revisor a decirnos que la cola debía seguir recta (la «L» se hacía un metro y medio más atrás). Ah! por cierto, lo que no haya un solo banco o papelera por la calle (salvo las de las máquinas de bebidas) también nos pareció super curioso. Pero eso no impedía que las calles estuviesen completamente limpias.
Después de todo ese orden, educación y pulcritud extrema llegas a España y vuelves a la realidad…
Un saludo.
Hola Alberto. Gracias por tu comentario. Totalmente de acuerdo en todo lo que apuntas. Se han quedado fuera otras veinte curiosidades como mínimo porque viajar a Japón es como hacerlo a otro planeta. Pero lo que apuntas de las papeleras es algo que llama mucho la atención. Tenías que guardar la botella o el papelito para tirar durante un montón de tiempo hasta localizar un lugar para tirarlo. Al final no quedaba más remedio que arrojarlo en la papelera de un baño, por ejemplo. Sin embargo, en la calle no se ve ni una triste colilla ni un envoltorio de caramelo. Es espectacular. Un saludo compañero.
Yo pensaba que la «llama» era una representación de la espuma de la cerveza, por que ahí queda el edificio de Asahi que es una cervecera
Gracias por tu comentario Ariana. La explicación que comentas es otra de las teorías que se maneja. Al denominarse la Flamme d’Or lo que parece que quiso reflejar su creador fue una llama, pero es cierto que se trata del edificio de la firma de cervezas Asahi, por lo que nada se puede descartar. Un saludo.
Hola Pablo, excelente articulo y muy completo. Tengo la intencion de hacer un tour por japon que pongo a tu opinion;
Dia 1 llegada a tokio,
Dia 2 tokio
Dia 3 tokio
Dia 4 tokio – nikko – noche en tokio o en nikko ??? activacion de JR
Dia 5 tokio – kamakura – tokio
Dia 6 tokio – kioto
Dia 7 Kioto
Dia 8 Kioto – Nara – Kioto
Dia 9 Kioto – Hiroshima – Kioto
Dia 10 Kioto – Tokio fin del JR de 7 dias
Dia 11 Tokio- Mexico
Que te parece este itinerario ? lo planee en base a leer tu blog
Es dificil moverse en metro en tokio ? Quiero comprar un ticket de 2 dias del metro, donde debo compararlo ? es estpo lo recomendable ? usar este pase de 2 dias en tokio y luego activar en JR de 7 dias para los traslados a Nikko, Kamakura, Kioto, Nara e Hiroshima. Que me aconsejas ?
Te agradezco de antemano la gentileza de tu persona para que me respondas.
D
Hola Miguel, muchas gracias por tus palabras y por visitar el blog.
Al viajar solo 11 días creo que es el mejor itinerario que puedes hacer. Nosotros también fuimos a los Alpes japoneses, visitando Kanazawa y alrededores, pero en tu caso no te da tiempo. Lo que sí te recomendaríamos es que pasaras una noche en Hiroshima para desplazarte desde allí a la isla de Miyajima. Fue sin duda uno de los lugares que más nos marcó en nuestro viaje, y te aconsejamos que no te lo pierdas.
En cuanto al metro en Tokio, nosotros usamos la JR. La línea Yamanote, que comunica con todos los barrios de la ciudad, tiene acceso libre con la JR. Pero si no la quieres activar hasta el día 4, te tienes que informar cuánto te puede costar usar el metro los tres primeros días y si te compensa. Yo creo que sí porque me imagino que no será excesivamente caro coger un ticket de dos días. Me imagino que se comprará en las propias estaciones y habrá información en internet al respecto.
La JR para el resto del viaje es fundamental, porque así puedes aprovechar para desplazarte desde Tokio y Kioto a otros puntos como vas a hacer perfectamente. Si vas a Miyajima te recordamos que con la JR también puedes usar el barco que comunica Hiroshima con esta isla.
Esperemos que disfrutes mucho del viaje y si tienes alguna duda más que podamos resolverte aquí nos tienes.
¡Hola Pablo y Estefanía! Este artículo nos ha encantado, ¡enhorabuena! Sin lugar a dudas Japón es un país muy especial del que tenemos mucho que aprender.
Un saludo
Muchas gracias. Como bien decís es un país muy especial y diferente a todo. No da lecciones en muchos ámbitos y nos aporta una visión más amplia de la vida. Nos ayuda a salir del egocentrismo en el que a veces estamos instalados. Un saludo y muchas gracias por visitar el blog.