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Día 2. Qué ver en Montmartre. Basílica del Sagrado Corazón. Mercado Aux Puces Clignancourt. Cementerio de Montmartre. Plaza de los Pintores. Moulin de la Galette. Moulin Rouge. Iglesia de la Trinidad d’Estienne d’Orves. Ópera de París.
En nuestro segundo día en París madrugamos bastante (como solemos hacer cada vez que visitamos una ciudad de esta envergadura) para trasladarnos al barrio de Montmartre. Para ello cogimos el Metro ya que andando hubiera sido una paliza considerable desde los jardines de las Tullerías. ¿Qué ver en Montmartre? El primer objetivo de este bello barrio parisino era visitar la preciosa basílica del Sagrado Corazón. Para llegar a ella desde la estación de metro de Abbesses existen dos opciones: subir andando 197 escalones o tomar un funicular. Como hacía frío nos decantamos por la primera para entrar en calor. La segunda opción merece la pena si se ha sacado la París Visite o el Passe Navigo, de lo contario es una tontería pagar para evitar subir 197 escalones de nada. El templo del Sagrado Corazón impresiona y no me extraña que sea uno de los monumentos más visitados de París. Además las vistas que hay desde allí de toda la capital gala son muy recomendables.
Después de visitar el templo concluido en 1914 (no bajamos a la cripta porque no merece mucho la pena pagar por verla) nos fuimos el cercano Mercado aux Puces Clignancourt (abierto de sábados a lunes de 9 a 18 horas). No lo aconsejo para aquellos que odien las aglomeraciones de gente, los trastos viejos, los trapicheos y el ambiente típico de mercadillo o rastro. También sobra decir que hay que tener más cuidado que en ningún sitio con bolsos y carteras. Tampoco lo voy a recomendar si se tiene poco tiempo para visitar París, pero ya que se sube a Montmartre no pasa nada por darse una vuelta. Allí hay un sinfín de puestos en los que se vende absolutamente de todo, especialmente objetos antiguos como joyas, muebles, relojes etc. Termina por agobiar un poco, pero impresiona su magnitud.
Después de comer dimos una vuelta por el cementerio del barrio. En París los camposantos son un atractivo turístico más por la belleza de las tumbas y las personalidades que hay enterradas. Historia viva, aunque en este caso, muerta (perdón por el chiste fácil). Entre los personajes que descansan en Montmartre se encuentra André-Marie Ampère (inventor del telégrafo), Emile Zola (escritor y mayor representante del naturalismo), Léon Foucault (inventor del péndulo del mismo nombre) y Jacques Offenbach (compositor alemán) entre otros muchos. Se puede dedicar el tiempo que uno quiera a pasear por el cementerio porque es inmenso y hay tumbas sencillamente espectaculares que son auténticas obras de arte. Más que un camposanto es un verdadero museo.
Moulin de la Galette y Moulin Rouge
Repusimos fuerzas con un típico crepe francés para acudir a la plaza de Tertre, más conocida como la de los pintores. Antes pasamos por el Moulin de la Galette, un molino siglo XVII que posteriormente fue una sale de baile y actualmente está cerrado al público. Su interés radica en que está declarado Monumento Histórico y la zona en la que se encuentra ha sido fuente de inspiración para grandes pintores como Van Gogh (una de sus obras se llama precisamente como el molino) y Picasso, entre otros. De pintores clásicos, a otros aficionados y contemporáneos, como son los que se encuentran a diario en la plaza de Tertre. Se trata sin duda de uno de los puntos más distintivos del barrio de Montmartre y en el que numerosos artistas crean y exponen sus cuadros para la venta.
Regresamos a la plaza de la basílica del Sagrado Corazón y, tras contemplar una actuación de break dance de un grupo callejero, emprendimos el regreso al hotel, pero esta vez, andando. Aunque fue una paliza soberana a caminar, mereció la pena porque en la ruta se encontraban más rincones del fantástico barrio de Montmartre entre los que se estaba el archiconocido Moulin Rouge. Obviamente no entramos, pero nos hartamos a sacar fotos de su populosa fachada en donde se concentran un sinfín de turistas que también la quieren inmortalizar. Esta zona de Montmartre es la más gamberra de París y en ella se pueden encontrar numerosos locales de striptease y sexshops con todo tipo de artilugios.
La Ópera de París, de noche
Siguiendo la ruta de vuelta en dirección sur nos paramos para contemplar la fachada de la iglesia del siglo XIX La Trinidad d´Estienne d´Orves, que es una de las más grandes del este de París. Justo detrás se encuentran los populosos almacenes Lafayette y un poquito más al sur la imponente Ópera de París. Como ya era muy tarde no pudimos visitarla por dentro (algo que según me han comentado merece mucho la pena) y nos conformamos con deleitarnos con su fachada. Para los que viajen a la capital gala y la quieren visitar se puede hacer todos los días de 10:00 a 17:00 horas por 9 euros.
Así concluimos un día muy provechoso, pero también cansado por lo mucho que caminamos, aunque mereció la pena.