La playa de Las Teresitas es una creación del hombre con arena del Sáhara y diques rompeolas que se ha convertido en la playa de Santa Cruz de Tenerife
Cuando el ser humano decide modificar a su antojo lo que la naturaleza ha creado de una determinada forma, el resultado suele ser polémico, inesperado y hasta grotesco. Ejemplos hay muchos a lo largo y ancho del planeta, pero uno de los más nítidos que se puede ver en España es la playa de Las Teresitas en la isla de Tenerife. Aunque actualmente está considerada como una de las mejores de las Islas Canarias, se trata de una costa artificial que la mano del hombre creó en el año 1973. Donde había una peligrosa zona de baño compuesta por piedras y arena negra volcánica y en la que las olas rompían con una rotundidad asombrosa, el turista se encuentra hoy una playa de fina arena y unas aguas cristalinas y totalmente en calma. Eso sí, los vientos siguen soplando con fuerza dada la situación que tiene en la fachada noroeste de la isla de Tenerife.
Como cualquier transformación de este tipo, se pueden encontrar opiniones para todos los gustos. Hay vecinos de San Andrés, el barrio de Santa Cruz al que pertenece la playa, que siguen considerando la obra una auténtica aberración. Por su parte, otros lugareños y los turistas que acuden hasta el lugar muestran su fascinación por la calidad de una playa que significa un auténtico remanso de paz y relajación a las puertas de la capital tinerfeña.
Cómo llegar a la playa de Las Teresitas
La visita a la playa de Las Teresitas se puede enmarcar como el colofón a una jornada en la que se recorra la fascinante península de Anaga. Este sorprendente pedazo de tierra es, sin duda, el mejor lugar para practicar el senderismo en Tenerife. Un auténtico vergel que contrasta con los paisajes lunares que se contemplan en la Punta de Teno o en el Teide. A pesar de esta belleza, muchos turistas que acuden a la isla se centran en las playas del sur y en el volcán tinerfeño y se olvidan del macizo de Anaga y su apabullante biodiversidad. Nosotros no tuvimos tiempo para recorrerlo como se merece, ya que la única ruta de senderismo que realizamos fue la del barranco de Masca.
Para llegar desde Anaga a la playa de Las Teresitas se desciende por la carretera TF-12 desde El Bailadero. Bajar por esta vía es un auténtico espectáculo, ya que las vistas de todo el macizo y de la costa tinerfeña son espectaculares. Por el contrario, si se quiere llegar a la playa desde Santa Cruz, tan sólo hay que recorrer algo menos de diez kilómetros en paralelo a la costa.
Origen y peculiaridades de la playa de las Teresitas, uno de los imprescindibles que ver en Tenerife
Hay que remontarnos al año 1953 para conocer el origen de Las Teresitas. Por aquel entonces Santa Cruz se había quedado sin playas en la ciudad por la construcción del puerto y surgió la idea de transformar la costa del barrio de San Andrés en una playa artificial. Cualquier obra de este calibre tiene sus damnificados y en este caso fueron los agricultores de la zona que vieron cómo sus tierras eran expropiadas para acometer el proyecto.
Uno de los aspectos que más llama la atención de Las Teresitas es su arena. Y es que a las autoridades les resultó más barato traerla del desierto del Sáhara (por entonces colonia española) que utilizar la típica arena volcánica negra que hay en la isla. Un barco transportó cinco millones de sacos desde el norte de África para hacer realidad el proyecto faraónico. Pero antes había que solucionar algo no menos importante. Las olas en esta parte de Tenerife rompen con una virulencia terrible y para frenarlas se construyó un dique y una escollera de un kilómetro. De esta forma se conseguía una playa con un agua en perfecta calma que no se fuera comiendo poco a poco la arena.
Al fin en 1973 la playa de Las Teresitas se convirtió en una realidad. Pero como no es oro todo lo que reluce —aunque en este caso la arena se parezca al preciado metal— el paso del tiempo ha hecho mella. La fina arena del desierto es transportada muy fácilmente, por el viento y las corrientes, hacia el agua, lo que va desnudando poco a poco a la playa de su capa artificial. En 1998 trajeron de nuevo del Sáhara 2.800 toneladas para reponer esa pérdida. Y lo más probable es que más pronto que tarde se tenga que llevar a cabo una operación similar.
Mientras tanto, los tinerfeños y los turistas siguen gozando de un lugar con un encanto singular, a pesar de que la mano del hombre lo haya transformado a su antojo. Merece la pena alquilar una tumbona y una sombrilla (bastante baratas en comparación con otros lugares) y darse un chapuzón de vez en cuando en unas aguas cristalinas, en completa calma y con una temperatura excelente.
Las Teresitas recuerda en cierta medida a la playa de Calheta en Madeira. La orografía de la isla portuguesa hace que las playas de arena brillen por su ausencia y por ello se construyó en 2004 en esta ciudad una costa artificial con varios diques y arena importada de Marruecos.
Comer en Las Teresitas pescado fresco
Por otro lado, el barrio de San Andrés cuenta con una amplia oferta de restaurantes y marisquerías en los que disfrutar de las delicias del mar que se capturan en este rincón de la isla tinerfeña. Nosotros dimos buena cuenta de una parrillada de pescado variada en la Marisquería Ramón, que nos supo a gloria.
La playa de las Teresitas es un lugar idóneo para relajarse en la siempre sorprendente y cautivadora isla de Tenerife. Al igual que Las Palmas de Gran Canaria tiene su excepcional playa de Las Canteras, los chicharreros cumplieron el sueño de tener la suya con Las Teresitas. Esperemos que sea por mucho tiempo.