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Repasamos algunas de las mejores calas de Menorca con consejos prácticos para visitarlas y recomendaciones para planificar un viaje a este paraíso del Mediterráneo
La isla de Menorca es uno de esos lugares que te enganchan de tal manera que provocan unas ganas irremediables de volver. Sus poco más de 701 kilómetros cuadrados albergan un paraíso natural que convierte unas vacaciones veraniegas en una experiencia inolvidable. Ya sea por sus calas de ensueño, sus aguas cristalinas, la tranquilidad de sus pueblos y ciudades o la virginidad de muchos de sus enclaves, la isla cautiva al visitante. Por algo Menorca es Reserva de la Biosfera de la UNESCO desde 1993. Nosotros tuvimos la oportunidad de descubrirla y desde entonces los anhelos de regresar han estado siempre presentes.
Ruta por diez de las mejores calas de Menorca
Ni la masificación de Mallorca en verano, la la juerga de Ibiza, ni el elitismo de Formentera. Menorca está en un perfecto y envidiable punto intermedio entre sus islas vecinas de las Baleares. El territorio más oriental de España tiene los ingredientes adecuados unas vacaciones en pareja que huyan del estatismo, pero que a la vez proporcionen grandes dosis de relajación y desconexión.
Al tratarse de una isla pequeña las distancias son cortas por lo que no es necesario pasar demasiado tiempo al volante. No está de más apuntar que es bueno madrugar para llegar pronto a las calas y no encontrarnos con los aparcamientos de las mismas abarrotados, especialmente en temporada alta. Como estos lugares son el mayor atractivo de la isla, os tenemos preparado un listado con diez de las mejores calas de Menorca. Todas ellas las recorrimos durante nuestro viaje a la isla. Cierto es que son las más populares, pero no dejan de ser auténticos paraísos naturales para relajarse, tomar el sol y zambullirse en unas aguas cristalinas y cálidas.
Cala en Porter
Aunque es complicado decir que una cala es mejor que otra porque en ocasiones solo las diferencian pequeños matices, encabezo la clasificación con Cala en Porter porque fue sin duda la que más nos fascinó. Pese a que no se encuentra aislada como es el caso de Cala Macarella o Turqueta (lo que les da un carácter más salvaje), esta cala situada en el sur de Menorca a solo 12 kilómetros de Mahón es una auténtica gozada. Todo en ella son ventajas: su aparcamiento gratuito está situado a pocos metros; la arena es lo suficientemente extensa para que se pueda estar allí sin agobios ni apreturas; el agua tiene una temperatura idónea y es totalmente transparente; y el entorno dibuja una postal de auténtico ensueño. Por si fuera poco, en Cala en Porter se encuentra uno de los lugares más visitados de la isla, la Cova d’en Xoroi, un bar discoteca situado en el interior de una cueva con unas terrazas que ofrecen unas vistas excepcionales. La entrada por la tarde ronda los 12 euros e incluye una consumición.
Cala en Porter también destaca por ofrecer numerosas opciones de deportes acuáticos como kayak, paddle surf, etc. Sin duda un lugar en el que no falta de nada y donde además se puede practicar el esnórquel junto a las rocas para contemplar un gran número de especies marinas.
Cala Macarella
Es junto a Cala Turqueta la más conocida y visitada de toda Menorca. No es para menos. La imagen que ofrece este rincón del sur de la isla balear no tiene nada que envidiar al de ninguna playa del Caribe al encontrarse la arena dorada y el agua cristalina color turquesa al final de un bosque de pinos. Se localiza al sur de la isla, y si se quiere tener un buen sitio en la arena y no quedarse sin aparcamiento es obligado acudir a primera hora de la mañana. Hay dos lugares para dejar el coche, el más cercano a la cala tiene un precio de 5 euros y solo está a cinco minutos caminando de la misma. Hay otro un poco más lejano que es gratuito, pero que obliga a hacer una caminata de 15 minutos. Si el primero de ellos está lleno, un cartel lo indica en la carretera y obliga al visitante a quedarse en el gratuito.
No está de más recordar que la única cala que tiene un aparcamiento de pago en toda la isla es Macarella (aunque existe la alternativa gratuita). Algo de agradecer y de valorar que hace más accesibles los encantos menorquinos en lugar de optar por aprovecharse del turista como sucede en otros lugares.
Su indudable atractivo la convierte en un lugar muy frecuentado, lo que es en temporada alta el gran inconveniente de Cala Macarella. Una excesiva aglomeración de bañistas puede convertir en algo incómoda la jornada en este rincón de Menorca, aunque no por ello se debe dejar de visitarla. Al estar en un lugar tan apartado solo nos encontraremos con un único restaurante para poder reponer fuerzas.
Cala Macarelleta
A cinco minutos andando de Cala Macarella nos encontramos a su hermana pequeña, Cala Macarelleta. Se trata de una versión reducida de la primera, pero con no menos encanto. Al encontrarse un poco más apartada se ha convertido en una cala del gusto de los nudistas, pero en temporada alta acuden todo tipo de bañistas. Para llegar hasta ella solo hay que tomar el camino señalizado que sale por el lado contrario al restaurante que hay en Cala Macarelleta. Se trata de un sendero que además ofrece unas imágenes bellísimas de ambas calas desde su punto más alto. Solo por eso también merece la pena realizar el recorrido.
Cala Macarelleta también suele estar bastante saturada de bañistas dado su reducido tamaño, por lo que una buena opción es dejar la toalla en Cala Macarella y acudir andando hasta su hermana pequeña. Como en todas las playas no es aconsejable dejar objetos sin vigilancia mientras nos damos un chapuzón, pero en Menorca afortunadamente no proliferan los robos.
Cala Turqueta
Junto a Macarella y Macarelleta, Cala Turqueta compone el trío de honor de las calas menorquinas debido que se encuentran muy próximas y a su espectacular belleza. Cala Turqueta brilla con luz propia gracias al color turquesa que le da el nombre, a una arena fina y a unas rocas blancas que posibilitan una imagen para quedarse con la boca abierta.
Para acceder a ella tenemos dos opciones. Una es llegar hasta su aparcamiento que se encuentra a diez minutos caminando de la cala. El problema es que, a diferencia de Macarella, solo posee uno, por lo que si se llena, no hay nada queda hacer y toca darse la vuelta. La única manera de encontrar sitio es madrugar muchísimo. Además, eso también permite encontrar sitio en la arena, ya que esta cala no cuenta con demasiada extensión para poder dejar las toallas y la sombrilla.
Otra opción para llegar hasta Cala Turqueta es ir andando desde Cala Macarella y Cala Macarelleta a través del sendero señalizado del Camí de Cavalls. Se trata de un recorrido de algo menos de una hora entre los pinos que caracterizan esta zona boscosa de la isla. Si se lleva calzado adecuado merece la pena (desaconsejable por completo hacerlo con chanclas) porque el paisaje es bonito y el baño en Cala Turqueta sabe aún mejor. Nosotros optamos por esta opción y de esta forma conocimos las tres calas en un mismo día.
Cala Pregonda
Como normalmente la mayoría de los turistas que acuden a Menorca se alojan en el sur de la isla, que es donde están las mejores calas, parece que la zona norte queda un poco apartada y olvidada. Sería un error dejarla de lado ya que nos estaríamos perdiendo una de las calas más sorprendentes que tiene la isla. Si algo tiene Cala Pregonda es que es totalmente distinta al resto. Aquí la vegetación desaparece para dar lugar a un paisaje que parece transportarnos al planeta Marte. Tierra árida y rojiza que rodea una cala en la que las formas caprichosas de las rocas posibilitan una escena idílica. Y, por supuesto, aguas cristalinas ideales para zambullirse y hacer esnórquel.
Lo único negativo de esta cala es que el aparcamiento está un poco alejado de la misma. Hay que preparase para andar media ahora entre este paisaje marciano sin ningún árbol que pueda paliar el potente sol del verano.
De camino a Cala Pregonda se pasa por la playa de Benimal-lá, que se encuentra repleta de montoncitos de piedras que la gente que pasa por allí ha ido dejando como una especie de huella de su tránsito por el lugar.
Playa de Son Bou
Volvemos al sur de Menorca para acudir a la playa de Son Bou, la más grande de toda la isla. Aunque no es una cala, la incluyo en esta lista porque el turista que viaja a este paraíso de las Baleares no puede dejar de visitar esta playa con mucho encanto. Entre otras cosas, porque en el resto de calas no podemos hacer algo que nos gusta a muchos: andar y andar por la orilla del mar. En Son Bou es posible ya que tiene una extensión de 2 kilómetros de largo, lo que permite dar largos paseos. Es una playa que cuenta con todo tipo de servicios y cerca de la cual hay un pequeño centro comercial con tiendas y restaurantes. El agua por supuesto también es transparente, tarda bastante en cubrir y apenas hay oleaje.
Cala Trebalúger
Hasta ahora hemos hablado de calas más o menos accesibles (a excepción de Cala Pregonda) donde se puede dejar el coche en aparcamientos situados en las inmediaciones y acudir andando sin problemas. Con Cala Trebalúger nos tenemos que mentalizar que hay que realizar una importante caminata hasta llegar a ella. Lo mejor es que, una vez alcanzada su fina arena, disfrutaremos de un lugar en el que no hay una excesiva concentración de bañistas y podremos gozar de un día de playa excepcional.
La mejor manera de llegar a Cala Trebalúger es dejar el coche en el aparcamiento de Cala Mitjana (de la que hablaré más adelante) y tomar un sendero señalizado en dirección este. Aunque la caminata se puede hacer un poco larga, merece la pena transitar por un paraje de una gran belleza.
Una de las peculiaridades de esta cala es que en ella desemboca un pequeño río que habrá que atravesar cuando lleguemos a la misma y que no supondrá ningún problema. Como es una cala virgen no hay restaurantes ni otros servicios, por lo que es conveniente ir pertrechados de agua y alimento especialmente si el calor aprieta.
Cala’n Bosch
Un buen plan para uno de los días del viaje a Menorca es visitar Ciutadella por la mañana y relajarse en Cala’n Bosch por la tarde. No obstante está a solo quince minutos de la segunda urbe más importante de Menorca y es un lugar que también posee mucha magia. Lo malo es que, al encontrarse en una zona con numerosos hoteles y apartamentos, la afluencia de gente es muy importante y si se llega a mediodía o después de comer resulta muy complicado encontrar un sitio en la arena para poner la toalla.
A pesar de estos inconvenientes, nuevamente nos encontramos con un agua transparente en el que olvidarnos de todo o acercarnos a la zona rocosa para divisar algunas especies marinas con unas gafas de buceo y un tubo. Es un lugar en el que vemos a muchas familias con niños por el fácil acceso, ya que en este caso no hay que hacer caminatas por senderos ni nada por el estilo y podemos aparcar sin problemas a escasos metros de la cala.
Cala Mitjana
Una forma interesante de conocer el mayor número posible de calas en Menorca es visitar una por la mañana y otra cercana por la tarde. En el caso de Cala Mitjana, que se encuentra al lado de Cala Galdana y también de Cala Trebalúger como reseñaba antes, se puede llevar a cabo este plan para visitar dos de ellas o incluso las tres.
En Cala Mitjana contamos con un aparcamiento gratuito y posteriormente nos tocará realizar un breve recorrido de menos de diez minutos por un sendero. Aunque es una cala virgen con un gran atractivo, una de sus ventajas es la gran superficie de arena con la que cuenta. De esta forma podremos estar con desahogo con nuestras toallas y sombrilla.
El agua es cristalina y lo único malo es que empieza a cubrir muy pronto en comparación con otras calas de la isla.
Cala Galdana
Finalizamos esta clasificación con otra cala que se localiza en una zona muy turística con apartamentos, hoteles y restaurantes. Ideal para familias por su amplitud y fácil acceso, Cala Galdana posee todos los servicios necesarios. En temporada alta y a medida que avanza el día puede estar un poco masificada, por lo que recomiendo visitarla por la mañana y acudir por la tarde a la cercana Cala Mitjana o incluso a Cala Trebalúger, a las que se puede llegar también caminando.
Junto a la cala existen algunos restaurantes interesantes para comprobar la buena gastronomía menorquina y es recomendable subir hasta el mirador de Galdana desde el que se obtienen unas fantásticas panorámicas de la zona.
Hasta aquí esta personal clasificación que esperemos completar con otras calas interesantes que visitemos en un próximo viaje a Menorca. Si queréis aportar vuestra visión sobre las que consideréis más cautivadoras podéis plasmarlo en los comentarios de este post para enriquecerlo.
