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Ser el kilómetro cero y además la capital de España hace que Madrid parezca que está cerca de todo. De la costa cántara, de la mediterránea, de la andaluza, de las grandes ciudades como Sevilla y Barcelona gracias al AVE y también de las joyas de interior declaradas Patrimonio de la Humanidad. En este último caso la distancia es tan reducida que es posible hacer excursiones desde Madrid de un día a capitales que precisamente permiten recorrerlas casi al cien por cien en 24 horas. Hablamos de Salamanca, Ávila, Segovia y Toledo. En el peor de los casos son dos horas en coche por autovía que se pasan volando. Son un complemento perfecto a todo lo que ofrece Madrid, pero en un modo mini. Ciudades muy pequeñas e ideales para descubrir caminando con cascos históricos de auténtica excepción. Teniendo en cuenta las numerosas posibilidades que hay para alquilar coche en Madrid, no hay excusas para perderse por auténticas obras maestras como el Acueducto de Segovia, las murallas de Ávila, la Plaza Mayor de Salamanca y la judería de Toledo.
Salamanca, la cuna de la sabiduría que rebosa vitalidad
Cuna de la sabiduría. De Francisco de Vitoria, Fray Luis de León, Unamuno, Torrente Ballester… Reflejada en su Universidad. 800 años contemplan a la más antigua de España que sigue extasiando de puertas para afuera (gracias a su insigne fachada plateresca) y también en su interior (por el conocimiento que brinda) Salamanca es su Plaza Mayor, sin duda en el ‘top 10’ de las más bellas de todo el mundo. Bella por la genial creación que plasmó en piedra de Villamayor Churriguera. Pero también por su desbordante vitalidad. Porque en la capital del Tormes las piedras tienen vida y su casco histórico no es de cartón piedra. La gente vive, pasea, tapea, copea y se divierte en él. No es una vitalidad de fines de semana. Está presente los 365 días al año, incluso cuando el sol de julio dispara los termómetros o cuando el frío de enero los deja por los suelos. Por todo ello y más Salamanca es una ciudad idónea para realizar una de las excursiones de un día desde Madrid y, si es posible, pernoctar el fin de semana para estirar la experiencia un poco más. Dos horas de trayecto son peccata minuta.
Si se viaja a la capital charra después de alquilar un auto desde Madrid, lo ideal es estacionarlo en aparcamientos públicos como el de la plaza de Santa Eulalia (a tres minutos caminando de la Plaza Mayor) o los de la avenida de Portugal, Reyes de España o la Santísima Trinidad. Para aparcar en superficie cerca del centro aunque esté regulado por la zona azul, lo mejor son las calles Cuesta de la Encarnación y García Tejado.
En este post hacemos una ruta nocturna por Salamanca de un día que puede ser perfectamente aplicable cuando luce el sol. Hay una serie de imprescindibles que no pueden faltar en el itinerario. Plaza Mayor, Casa de las Conchas, Catedral, convento de San Esteban, huerto de Calixto y Melibea, fachada de la Universidad y Patio de Escuelas, Casa Lis, Patio Chico y calle Compañía. Sobre este recorrido básico podemos ir añadiendo otras opciones muy interesantes como el itinerario por las mejores vistas de Salamanca. También el recientemente abierto a las visitas Palacio de Monterrey, propiedad de la Casa de Alba y cuyas entradas se pueden adquirir en la Oficina de Turismo de la Plaza Mayor. Muy atractivo es también el plan de caminar por las alturas de la ciudad. O, lo que es lo mismo, ascender hasta las torres de la Clerecía (Scala Coeli) y a las de la Catedral (Ieronimus).
Fuera del centro ha emergido con fuerza la galería urbana del Barrio del Oeste, un distrito que ha pasado de no tener ningún atractivo turístico a acoger en sus edificios, cocheras y puertas murales. Alicientes hay, solo es cuestión de atreverse y vivir Salamanca con intensidad y los ojos bien abiertos.
Ávila, la vecina amurallada cuna de Santa Teresa
A medio camino entre Madrid y Salamanca nos encontramos con Ávila. Otra joya en miniatura que nos regala un día de fábula. Tan solo hay que flanquear sus murallas y viajar en el tiempo hacía el Medievo. Antes es bueno dejar el coche aparcado de forma gratuita en la zona de la carretera de Burgohondo o en el aparcamiento de pago del paseo del Rastro. Una vez que nos olvidamos del vehículo comienza la aventura. En este post hacemos un repaso de las principales visitas que hacer en Ávila en un día. La mayoría dentro de la muralla, donde podemos seguir la pista de Santa Teresa en su iglesia y convento. Por supuesto conocer la majestuosidad de la Catedral del Salvador, considerada la primera de estilo gótico de España. Extasiarse ante la Basílica de San Vicente o palpar la vida de Ávila en sus plazas del Mercado Grande y el Mercado Chico.
La capital abulense también nos propone otro interesante recorrido como es el paseo por su muralla. Una perspectiva diferente de su monumento emblemático. Se puede acceder desde las puertas del Alcázar, del Puente y de la Catedral. Al precio de 5 euros ofrece una imagen diferente de la ciudad. Desde las alturas y en una caminata agradable y pausada.
Nadie se puede ir de Ávila sin llevarse una caja de su dulce más típico, las yemas de Santa Teresa. Ni tampoco sin haber disfrutado de la panorámica completa de la ciudad desde su mirador por excelencia, los Cuatro Postes. Sin duda el mejor aperitivo o colofón a una excursión desde Madrid a la capital abulense.
Segovia, la ciudad del Acueducto y la tradición gastronómica
Un clásico para hacer excursiones desde Madrid de un día es Segovia. Un plácido y corto viaje de poco más de una hora en coche nos pone en la ciudad del Acueducto. Su emblema y motivo por el cual atrae cada año a miles de visitantes. Pero hay muchos más argumentos que descubrir. Lo primero es estacionar el vehículo. Las opciones gratuitas son la explanada que hay junto al Alcázar y la zona de la avenida del Padre Claret junto al Parque Municipal de Bomberos. Para quedarse más cerca del centro, el aparcamiento de pago Padre Claret es una estupenda opción.
Nosotros realizamos este itinerario de Segovia en un día en el que también pudimos incluir los magníficos jardines de La Granja de San Ildefonso. La plaza del Azoguejo es sin duda el mejor punto de partida para cualquier ruta. Con el Acueducto justo delante para admirar la magistral obra de ingeniería de los romanos, comenzamos a caminar para descubrir rincones como la Casa de los Picos, la románica iglesia de San Martín y, por supuesto, la Catedral de Santa María.
Un pequeño paseo nos llevará hasta el Alcázar, otra visita imprescindible en Segovia. Aunque cueste un poco de trabajo, es aconsejable subir los 156 escalones que llevan hasta su torre de Juan II. Desde esta privilegiada atalaya tenemos una panorámica completa de Segovia y también de la ribera del río Eresma con la iglesia de la Vera Cruz y la localidad de Zamarramala.
De regreso al centro conviene perderse por la judería segoviana y finalmente ascender hasta la plaza del Avendaño, punto desde el que se obtienen las mejores fotografías del Acueducto. Degustar un cochinillo y unos judiones de La Granja en restaurantes como Casa Cándido o José María para después pasar la tarde en los jardines del Real Sitio, es la forma de poner la guinda al pastel.
Toledo, la ciudad imperial con la judería más mimada
El cuarteto de excursiones desde Madrid imprescindibles lo cierra la ciudad imperial, Toledo. Un viaje de menos de una hora en coche es necesario para descubrir una de las capitales más bellas de España. Lo primero, aparcar el coche. El aparcamiento gratuito situado junto a la estación de autobuses es una estupenda opción. Desde allí se puede ir caminando al centro o cogiendo un bus urbano.
Para meterse en ambiente, es fundamentar acceder al casco histórico por la monumental Puerta de Bisagra y dedicar unos minutos a la plaza de Zocodover, el corazón y los pulmones de Toledo. La ciudad invita a perderse por sus callejuelas, descubrir secretos a cada paso y no mirar el reloj. Es ese laberíntico entramado se acabará desembocando en lugares imprescindibles para visitar como su majestuosa Catedral gótica y la iglesia de Santo Tomé, donde se puede disfrutar de la obra cumbre de El Greco, “El entierro del conde de Orgaz”.
Pero Toledo también brilla gracias a su judería, excelentemente conservada. Allí podemos entrar en la sinagoga de El Tránsito con su interesante museo sefardí. El monasterio de San Juan de los Reyes, y las excelentes panorámicas de la ciudad desde el Parador, son otras de las paradas necesarias para captar la magia de una ciudad que no se puede comprender sin el Tajo. Un buen colofón es recorrer su Alcázar, sede del Museo del Ejército.