La ermita de San Frutos es el mirador por excelencia de las Hoces del Duratón en Segovia. Una atalaya privilegiada donde la historia y las leyendas se enlazan para sorprender y encandilar al visitante
Cualquier maravilla natural que nos encontramos a lo largo y ancho del planeta cuenta con un mirador más o menos espectacular que nos permite gozar de una vista panorámica de la joya en cuestión. En el Parque Natural de las Hoces del Duratón en Segovia ese mirador privilegiado es la ermita de San Frutos. Pero no se trata de una simple atalaya para contemplar las caprichosas formas que va haciendo el río entre los cortados de este paraje castellano. La ermita de San Frutos es además un lugar de poder —como dirían los sabios del programa radiofónico “La rosa de los vientos— repleto de historia, leyendas y mucha espiritualidad. Desplazarse hasta este enclave es una parte intrínseca e indivisible de una visita a las Hoces del Duratón. Sin San Frutos el Parque Natural se quedaría huérfano en sentido figurado y literal.
Cómo llegar a la ermita de San Frutos
Para llegar hasta la ermita de San Frutos en las Hoces del Duratón hay que conducir hasta la localidad de Villaseca. En esta población se toma una pista señalizada que, aunque es bastante ancha, requiere circular con calma debido a la gran cantidad de baches que presenta. El camino concluye en un gran aparcamiento donde se deja el vehículo para afrontar caminando el pequeño recorrido que hay hasta la ermita. En total son 17 kilómetros los que separan este enclave del municipio de Sepúlveda, algo menos de media hora en coche puesto que son carreteras secundarias repletas de curvas.
Qué ver en la ermita de San Frutos, el mejor mirador de las Hoces del Duratón
Nada más dejar el vehículo y caminar en dirección a la ermita, comprobamos que no estamos solos. Y no lo digo por los numerosos turistas que visitan este lugar, sino por los auténticos dueños y señores del Parque Natural: los buitres leonados. Su majestuoso vuelo entre los cortados de las Hoces del Duratón configura una de las imágenes más reconocibles de la zona. En nuestro caso vimos a decenas de ellos surcar los cielos formando una danza armoniosa e imponente. Si se logra conseguir un poco de silencio, será posible escuchar el sonido del vuelo de una especie que puede llegar a tener hasta dos metros de envergadura. Una sensación muy gratificante que también experimentamos durante la ruta de senderismo de la Senda de los Dos Ríos en Sepúlveda y haciendo piragüismo por las Hoces del Duratón.
Nada más dejar el aparcamiento, nos desviamos a la derecha del camino para contemplar la vista de una de las hoces que forma el río Duratón. Un meandro de manual que se convierte en la tarjeta de presentación del lugar. Se trata de un pequeño mirador que suele estar bastante tranquilo, ya que muchos visitantes pasan de largo directos a la ermita de San Frutos. Por lo tanto es el perfecto remanso de paz para contemplar el paisaje más característico del Parque Natural mientras sentimos sobre nuestras cabezas el vuelo de los buitres leonados. Las Hoces del Duratón en estado puro.
Un puente de piedra sirve de acceso a la ermita de San Frutos y en este mismo momento la historia y la leyenda comienzan a fusionarse. Este puente tiene el objetivo de salvar una enorme grieta sobre la roca conocida popularmente como la “cuchillada de San Frutos”. Se llama así porque se dice que el santo provocó esta abertura con su bastón para salvar a un grupo de cristianos que estaban siendo perseguidos por los moros. Una historia que tiene paralelismos con el milagro de Moisés y la separación de las aguas del mar Rojo.
Hay que recordar que San Frutos es el patrón de Segovia y en este bello paraje del Parque Natural de las Hoces del Duratón pasó gran parte de su vida a pesar de haber nacido en una familia acomodada y con todo tipo de lujos.
Aunque actualmente el visitante sólo puede contemplar una pequeña ermita, junto a ella existió un monasterio benedictino del que aún se mantienen en pie algunos restos. Todo el complejo se conoció como el Priorato de San Frutos. También llama la atención la gran cruz de hierro que recibe al turista, levantada en el año 1900 con motivo de una gran peregrinación que se llevó a cabo en este lugar.
Los alrededores de la ermita de San Frutos permiten contemplar unas panorámicas excepcionales de las Hoces del Duratón. Un reencuentro con la naturaleza donde es posible observar la parca vegetación que distingue a la paramera y las espectaculares paredes del cañón que dan lugar a un paisaje donde la sobriedad se convierte en belleza. En este paseo nos toparemos con un pequeño cementerio posterior a la construcción de la ermita que sorprende al estar casi despeñándose hacia el río en una ubicación cuanto menos curiosa.
San Frutos es sin duda el mirador por excelencia de las Hoces del Duratón y un punto de partida idóneo para descubrir otros parajes de un Parque Natural único en España que sorprende y cautiva a partes iguales.
Hola . Gracias por tu explicación. El año pasado estuve allí y un lugareño me comentó que no pasara con el coche porque estaba fatal llegada hasta el aparcamiento de San Frutos. Este año quiero volver pero me gustaría tener tu opinión de si con un turismo normal hay algún problema. Quiero hacer fotos de los buitres volando y debe de ser un lugar estupendo para hacerlo.
Muchas gracias.
Hola Carmen. Gracias a ti por visitar el blog. Nosotros hemos estado en un par de ocasiones. En la primera de ellas fue en un año lluvioso, algo más propicio para que el camino estuviera mal y, sin embargo, no fue así. No sabemos cómo estará a día de hoy o si habrá empeorado, pero nuestra experiencia nos dice que se puede ir perfectamente con el coche. Tiene baches y obviamente hay que ir despacito y con cuidado, pero el camino es ancho y el recorrido no es muy largo. De hecho hasta el aparcamiento llegan coches de todo tipo y hasta autobuses. Además este año no ha llovido nada y eso hace que el camino no esté tan mal. Es fundamental llegar hasta allí en el coche, porque caminando es una paliza muy grande. Además el trayecto no ofrece un paisaje nada bonito. Lo espectacular nos espera al llegar a la ermita. Por lo tanto no te quedes con las ganas de ver el espectáculo de los buitres que merece mucho la pena. Un saludo
Muchisimas gracias y felicidades por el blog.
Me acordaré de ti cuando vaya sorteando baches. 🙂