Ruta de la cascada de Abelón y la desembocadura del Esla

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Ruta de la cascada de Abelón y la desembocadura del Esla (Abelón. Moral de Sayago. Arribes del Duero. Zamora). Dificultad: Fácil. Distancia: 7,4 kilómetros (ruta circular). Duración: 2 horas y 20 minutos aproximadamente

La cascada de Abelón es la más popular de las Arribes del Duero zamoranas. Un bonito salto de agua en el arroyo de la Cunca que se subdivide en numerosos chorros antes de entregar sus aguas al Duero. La cascada forma parte del itinerario de una sencilla ruta de senderismo que pasa por la enigmática peña de La Campana, el mirador de la Poyata y los restos de la ermita de San Vicente, desde donde se divisa la desembocadura del Esla en el Duero


Las primaveras lluviosas dan como resultado un campo repleto de colores para deleite de los aficionados al senderismo. Pero además, la abundante lluvia resucita algunas cascadas que permanecen dormidas en tiempos de sequía. Un ejemplo es la cascada de Abelón en la comarca de Sayago, en la vertiente zamorana de las Arribes del Duero. Gracias a otro buen aficionado al senderismo, nuestro paisano Luciano de Dios, descubrimos este enclave que, además de la cascada, permite contemplar la espectacular desembocadura del río Esla en el Duero. Dos joyas naturales en una misma ruta sencilla, cómoda y que se puede hacer en familia. Una forma de descubrir otra cara de las siempre atractivas Arribes del Duero (o los Arribes como se denominan en Zamora).

Desembocadura del Esla en el Duero en primavera
Desembocadura del Esla en el Duero en primavera

Cómo hacer la ruta de la cascada de Abelón

Para realizar esta ruta circular de poco más de siete kilómetros y que no cuenta con apenas desnivel hay que desplazarse hasta la localidad de Abelón, sólo 39 kilómetros de Zamora. Se trata de una pedanía que pertenece al municipio de Moral de Sayago. Para ello hay que tomar la CL-527 que une la capital zamorana con Fermoselle y coger a la derecha, poco después de Fadón, la salida de Gáname. Tras pasar por esta localidad llegaremos hasta Abelón.

Para comenzar hay que llegar hasta el final de Abelón, justo donde se encuentra la báscula. Es curioso pero este pueblo, a pesar de contar con poco más de 100 habitantes, está dividido en dos barrios. El primero es el más extenso y en él se levanta la iglesia y, unos metros más adelante por la carretera que lleva a Moral de Sayago, nos encontramos con el segundo, en el que hay otro puñado de casas y está ubicada la báscula. En este lugar existe un panel informativo de la ruta con todos los atractivos que nos vamos a encontrar.

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Inicio por una cómoda pista en un paisaje típico arribereño

Salimos del pueblo por la calle La Rita hasta llegar a un primer cruce de caminos junto a una nave donde tendremos que tomar el de la derecha. En este punto hay un panel informativo que nos indica la dirección de la cascada de Abelón y de la ermita de San Vicente. Toda la ruta está marcada con balizas blancas y amarillas de los senderos de medio recorrido. Empezamos a caminar por una amplia pista que se adentra en el paisaje característico de la comarca de Sayago con pequeñas parcelas delimitadas con vallas de piedra dominadas por las alcornoques y matorral bajo.

Inicio de la ruta de la cascada de Abelón
Inicio de la ruta de la cascada de Abelón

En el segundo cruce de caminos seguiremos por el de la izquierda sin perder de vista las marcas blancas y amarillas. Hemos tenido la suerte de hacer esta ruta de la cascada de Abelón en dos ocasiones. La primera, en la primavera de 2016 donde nos sorprendió muy gratamente el colorido del paisaje sayagués. Retamas, jaras, margaritas, lavanda… Una auténtica paleta de tonos amarillos, blancos, violetas y verdes sencillamente espectacular. Repetimos en invierno de 2022 aprovechando que las abundantes lluvias mostraban la mejor cara de la cascada.

Margaritas en la ruta de la cascada de Abelón
Margaritas en la ruta de la cascada de Abelón

Sin ninguna complicación, puesto que el terreno es totalmente llano, vamos avanzando dejando atrás las pequeñas parcelas dominadas por las encinas. El paisaje cambia y las rocas con formas caprichosas típicas de las Arribes del Duero empiezan a hacer su aparición mientras que el matorral bajo lleva la voz cantante en el capítulo de la vegetación. Especialmente destaca la retama y su amarillo intenso que le da al campo una atracción añadida. Cuando hicimos la ruta en 2016 eran patentes las heridas del incendio que se registró septiembre de 2015. Sin embargo en 2022 el paisaje se había recuperado por completo y no quedaba ni rastro de aquel fuego.

El amarillo de la retama en el paisaje arribereño
El amarillo de la retama en el paisaje arribereño

La peña de La Campana, una curiosa formación con aspecto de seta

Cuando llevamos andados tres kilómetros, el sendero presenta el primero de los dos ramales que tiene la ruta. Tomaremos el sendero que sale recto en dirección a la peña de la Campana y al mirador de la Poyata. Para llegar hasta estos dos puntos deberemos cruzar con precaución del arroyo de la Cunca, el que más tarde forma la cascada de Abelón. Al no existir piedras pasaderas, cuando el caudal es importante hay que buscarse la vida ayudándose por alguna de las rocas allí colocadas.

La peña de La Campana carece de señalización, pero es perfectamente visible a la derecha junto a un alcornoque. Se trata de una curiosa formación rocosa que tiene el aspecto de una seta gigante. El paso del tiempo y los fenómenos meteorológicos la han ido modelando hasta convertirla en lo que es hoy en día. Merece la pena acercarse hasta ella para contemplar en su parte inferior las curiosas cavidades que presenta. Es lo que los geólogos llaman taffoni, una curiosa forma de erosión que llama poderosamente la atención.

Peña de la Campana
Peña de la Campana

Deshacemos lo andado para caminar unos metros más rumbo a un río Duero que ya hemos empezado a contemplar. Llegamos al conocido como mirador de la Poyata, una bonita atalaya desde la que se contempla el curso del río. En esta zona de las Arribes, el cañón no es tan espectacular como en Aldeadávila de la Ribera, por ejemplo, pero se va atisbando el marco característico del parque natural con el Duero poco a poco hundiendo su lecho entre las paredes rocosas que lo abrigan.

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Mirador de la Poyata
Mirador de la Poyata
Otra de las vistas del mirador de la Poyata
Otra de las vistas del mirador de la Poyata

La cascada de Abelón, uno de los mejores saltos de las Arribes

Regresamos al sendero principal para iniciar el tramo más interesante de la ruta. Andaremos unos pocos metros y pronto aparecerá un segundo ramal a la derecha, que en esta ocasión nos conducirá hasta la propia cascada de Abelón. Nos adentraremos en un estrecho camino animado por el sonido del agua del arroyo de la Cunca. Es el preludio de lo que nos esperará un poco más adelante. La zona donde desemboca el sendero era en su día un pequeño complejo de molinos harineros de los que hoy sólo quedan las ruinas y su recuerdo.

Vista de la cascada de Abelón
Vista de la cascada de Abelón

Aún se puede ver alguna de las piedras que molían el grano en tiempos pasados mientras se desciende hasta el lugar en el que muere en arroyo de la Cunca. En este caso se trata de una muerte maravillosa y por todo lo alto, ya que el agua cae en forma de cascada por una pared de rocas antes de unirse al río Duero. Estamos ante la cascada de Abelón. No se trata de una caída de agua sobrecogedora como es el Pozo de los Humos en Salamanca, pero sí ante una estampa con mucho magnetismo donde el líquido elemento se despeña por numerosos puntos decorado con el verde de la vegetación de la rodea. Merece la pena bajar hasta el pie de la cascada para inmortalizarla. Eso sí, a este lugar habrá que acceder con unas botas de montaña para evitar resbalones, ya que suele estar bastante encharcado. El día en que nosotros hicimos la ruta nos encontramos con algunas personas que no habían ido debidamente preparadas y se quedaron sin poder contemplarla de cerca.

Cascada de Abelón
Cascada de Abelón

Otra ubicación desde la que ver la Cascada de Abelón con un poco más de distancia es un antiguo molino de cubo que hay junto al Duero y que en su día se usó para almacenar agua. Popularmente recibe el nombre de Pozo del Cubo.

Pozo del Cubo
Pozo del Cubo

Desembocadura del Esla en el Duero y ermita de San Vicente

Deshacemos de nuevo lo andado para volver al sendero principal y girar a la derecha para continuar la ruta en dirección al segundo de los atractivos que nos ofrece, la desembocadura del Esla en el Duero. Desde que nace en el leonés Valle de Valdosín hasta que muere en este lugar, el Esla recorre 287 kilómetros en las provincias de León y Zamora. A su desembocadura llega regulado por el embalse de Ricobayo.

Mirador de la desembocadura del Esla en el Duero
Mirador de la desembocadura del Esla en el Duero

Para ver este fenómeno natural se ha construido un mirador en el terreno que ocupó la antigua ermita de San Vicente. Un lugar privilegiado para gozar con las vistas y relajarse ante uno de esos regalos que ofrecen las Arribes del Duero.

Proseguimos el camino y veremos una gran cruz poco antes de contemplar los restos de la antigua ermita de San Vicente. Más bien es un homenaje a este templo, porque lo que se ha hecho es construir un pequeño campanario sin campana en lo alto de una gran roca. Una forma de recordar que en este privilegiado punto de las Arribes se levantaba una ermita.

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Restos de la ermita de San Vicente
Restos de la ermita de San Vicente

Regreso por la Senda del Duero

El camino continúa hasta un cruce en el que a la izquierda la ruta de la Cascada de Abelón se fusiona con la etapa 20 del camino natural de la Senda del Duero entre Pereruela y Moral de Sayago (marcada con señales blancas y rojas).

Tramo común de la Senda del Duero y la ruta de la Cascada de Abelón
Tramo común de la Senda del Duero y la ruta de la Cascada de Abelón

Poco a poco volvemos a ver las pequeñas fincas sayaguesas delimitadas con las piedras, algunas de ellas utilizadas para que paste ganado ovino, concretamente ovejas churras. Tuvimos la suerte incluso de ver el parto de una de ellas, que se había alejado del rebaño para parir a un cordero. Inmortalizamos el momento en el que el bondadoso animal se puso de pie. Uno de esos regalos imprevistos que alberga una jornada senderista.

La oveja tras parir a su cordero
La oveja tras parir a su cordero

Sin ninguna pérdida y por una pista en buen estado nos dirigiremos de nuevo a Abelón. El punto más interesante de este tramo es el puente sobre el arroyo Peña Velasco que nos vuelve a dejar, si las lluvias han sido generosa, una estampa de los más atractiva.

De esta forma concluimos una ruta que nos sorprendió gratamente por los atractivos turísticos que ofrece. Nos llamó la atención las numerosas personas que la estaban haciendo, algo que tiene mucho que ver con su cercanía con la capital zamorana y con Salamanca. Además, hay que insistir en que la espectacularidad de la cascada de Abelón va íntimamente ligada con que hayamos asistido a un periodo prolongado de lluvias.

Pablo Montes y Estefanía Casillas
Pablo Montes y Estefanía Casillas
Periodista e Ingeniera Agrícola. Viajeros

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Comentarios

4 COMENTARIOS

    • Hola Merce. Gracias por visitar el blog. Que sepamos no hay ninguna empresa en la zona para alquilar bicis. La única forma es llevarlas desde casa. De todas formas el tramo de la ruta que baja hasta la cascada no se puede hacer en bicicleta, aunque el por el resto de caminos de la zona se puede transitar sin problema. Es una ruta para hacerla caminando mejor. Un saludo.

  1. Buenas tardes,
    Al final en la bifurcación del principio que camino hay que tomar porque al principio decís el de la izquierda y luego el de la derecha, supongo que será el de la derecha que es donde está la persona de la foto, pero no estaría demás corregirlo.
    Un saludo

    • Hola Rubén, muchas gracias por tu comentario y tu apunte. Se trata de un error que acabamos de corregir. En la primera bifurcación donde está la nave hay que tomar el sendero de la derecha. Y luego en la siguiente, el de la izquierda. Gracias de nuevo por advertirnos del error y un saludo.

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