Una de las visitas que no puede faltar dentro de una escapada a la provincia de Cuenca es la Ciudad Encantada. Este paraje natural repleto de rocas, mayoritariamente calizas, que han adquirido formas caprichosas con el paso del tiempo, tiene un carácter especial. Para ello es aconsejable realizar una visita guiada ya que, de lo contrario, se pierde gran parte del encanto de esta peculiar ciudad y se corre el riesgo de salir diciendo que sólo se ha visto un montón de rocas sin más. Dentro de nuestra escapada a Cuenca en tres días no faltó la visita a este paraje durante una agradable tarde.
Antes de este recorrido, buscamos un lugar para comer junto a la Ciudad Encantada que nos ofreciera buenos platos tradicionales de la gastronomía conquense. Vimos en el mapa que una de las localidades más próximas a este lugar es Valdecabras (a diez kilómetros). Allí hay un único restaurante que nos sedujo inmediatamente.
Cocina tradicional de Cuenca para comer junto a la Ciudad Encantada
Si Cuenca nos conquistó por sus parajes naturales de ensueño, no se quedó atrás en el apartado gastronómico. Gran parte de la culpa de esa grata experiencia culinaria la tuvo el restaurante Rincón de Valdecabras (calle La Iglesia s/n), una estupenda opción para comer junto a la Ciudad Encantada. Digo que nos sedujo inmediatamente porque, nada más ver los platos de su carta, sus precios y las buenas críticas que encontramos en la red, decidimos que sería el elegido para reponer fuerzas antes de visitar la Ciudad Encanta.
Valdecabras está a solo 18 kilómetros de Cuenca y es un bonito pueblo enclavado en un valle que parece sacado de un cuento. Con una arquitectura muy característica y un entorno natural muy atractivo, estamos ante el escenario más propicio para adentrarse en la contundente y sabrosa gastronomía conquense. El único restaurante del pueblo es el Rincón de Valdecabras y está regentado por Francisco, que se portó de maravilla durante la comida.
Este lugar para comer junto a la Ciudad Encantada posee una amplia carta con raciones, primeros y segundos platos a precios muy ajustados. En nuestro caso optamos por pedir varias raciones para así picotear un poco de todo. Nos decantamos por unas croquetas caseras de carne (diez unidades 6€) que estaban exquisitas. De las mejores croquetas que hemos probado sin duda alguna. También las hacen de pimientos y de gambas.
No se quedó para atrás la ración de lomo de orza (7,50€). Se trata de un plato típico de las matanzas de la zona, ya que es una manera de que el lomo se conserve frito en su propia manteca dentro de una orza de barro. En otras partes de España se le llama lomo de olla.
Quien vaya a Cuenca no puede de dejar de probar los zarajos, otra de las especialidades de la tierra. Se trata de un preparado a base de intestinos de cordero lechal marinados que posteriormente se enrollan en un pincho de madera y se fríen. En el Rincón de Valdecabras cada unidad cuesta 3,50€ y, como ven en la imagen, es una cantidad considerable. Para los que les dé un poco de reparo el tema de los intestinos, que sepan que el sabor es a lechazo o a cordero. Por lo tanto, están exquisitos.
En este festín gastronómico pedimos también una fuente de huevos con patatas (7€). Para chuparse los dedos. Cuatro huevos de corral fritos sobre una base de patatas con cebolla, ajo y perejil. Un plato aparentemente sencillo, pero preparado a las mil maravillas.
Rematamos con una ración de queso curado (7€) de muy buena calidad y con un sabor intenso y delicioso. Como a ambos nos gusta mucho el queso, disfrutamos muchísimo.
Preparan además raciones de oreja a la plancha, morcilla casera, morteruelo, ajoarriero, pisto, caldereta… Una enciclopedia gastronómica conquense.
Aconsejo dejar sitio para los postres, porque en este capítulo el Rincón de Valdecabras también brilla con luz propia. Recomiendo la delicia de Valdecabras (3,50€), un postre autóctono hecho con queso cremoso, nueces, toffee y alguna sorpresa más. Sencillamente espectacular. Tampoco le va a la zaga la tartaleta de chocolate (3€). Como veis, precios totalmente irrisorios si hablamos de postres, ya que últimamente algunos restaurantes se están subiendo a la parra en este aspecto y cobran hasta siete u ocho euros por cada uno.
El Rincón de Valdecabras es además un lugar acogedor. Cuenta con un salón con una decoración rústica en la parte alta y abajo tiene la típica barra de bar de pueblo. Muy auténtico.
Sin duda fue una experiencia muy gratificante y una inmejorable opción para comer junto a la Ciudad Encantada y hacer una incursión en la cocina que se estila en la provincia de Cuenca.
💰 Precio por persona: 18-20 euros aproximadamente