Qué hacer en Ámsterdam en tres días caminando (y unas horas en bici)

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Ámsterdam parece una república independiente dentro de Europa. Cosmopolita, fresca, joven, libertaria… El buen rollo que se respira nada más poner un pie en una de sus calles es abrumador. Es una mezcla perfecta entre el ambiente callejero y de gusto por los bares del Mediterráneo, con la elegancia vetusta del centro de Europa y la educación y apertura de miras de los países nórdicos. Bueno, en eso de la educación hay que poner un pero. Si cruzas caminando sin querer por el carril para bicis o vas con una de ellas demasiado lento, puedes llevarte una bronca de campeonato. Una versión holandesa de los ogros al volante que te encuentras en España y la que asistimos durante nuestro viaje a Ámsterdam en tres días.

Uno de los puentes sobre los canales Ámsterdam en tres días
Uno de los puentes sobre los canales

Si tenemos que destacar dos cosas que nos llamaron poderosamente la atención de Ámsterdam nos quedamos con las ansias de su población de tomar la calle cuando aparecen unos pocos rayos de sol. La ciudad holandesa no se caracteriza por el buen tiempo, por eso cuando las nubes y el frío se toman un respiro, la gente aparece como setas en parques, plazas, terrazas y cualquier zona verde que se precie. Y otro aspecto que sorprende es ver a muchísimas personas trabajando desde casa. ¿Por qué lo sabemos? La mayoría de los bloques de viviendas de Ámsterdam tienen planta baja con grandes ventanales, en muchos casos, desprovistos de cortinas. Es como una especie de Gran Hermano. Simplemente caminando por sus calles te das cuenta de la cantidad de personas que están delante del ordenador currando, pero en su habitación. En eso podíamos aprender un poco en España.

Sucesión de puentes en el río Amstel Ámsterdam en tres días
Sucesión de puentes en el río Amstel

¿Cómo llegar del aeropuerto de Schiphol al centro de Ámsterdam?

Nuestro viaje a Ámsterdam en tres días  fue intenso, como todas las escapadas de este tipo que hemos realizado en ciudades europeas. Hay poco tiempo y, por lo tanto, es imprescindible exprimirlo al máximo. Volamos desde Madrid con Air Europa hasta el aeropuerto de Schiphol. Para llegar desde allí al centro de Ámsterdam la opción más cómoda, rápida y barata es el tren. Hay frecuencias cada  cuarto de hora y en poco menos de 20 minutos se hace el trayecto entre Schiphol y Centraal Station. Los billetes se pueden comprar en el mismo aeropuerto a través de máquinas expendedoras o en ventanilla y su precio ronda los 5 euros por persona solo ida.

Centraal Station Ámsterdam en tres días
Centraal Station

¿Dónde alojarse en Ámsterdam?

Todos aquellos que estén interesados en perderse unos días en la ciudad holandesa tienen que reservar tanto los vuelos como los hoteles con cierta antelación. Es un destino muy visitado y el precio de los alojamientos suele ser bastante elevado. Nosotros nos decantamos por el Lancaster Hotel Ámsterdam. Se trata de un hotel correcto, cómodo y limpio situado frente al zoológico de la ciudad. Está a 25 minutos caminando de Centraal Station y a 20, de la plaza Dam. También cuenta con una parada de tranvía para poder comunicarse con ambos puntos de una forma más cómoda. Un alojamiento muy recomendable teniendo en cuenta la relación calidad-precio y también su emplazamiento.

Habitación del Hampshire Hotel - Lancaster Ámsterdam
Habitación del Hampshire Hotel – Lancaster Ámsterdam

Itinerario para visitar Ámsterdam en tres días

La pregunta del millón es si visitar Ámsterdam en tres días es demasiado ambicioso o, por el contrario, es factible. A raíz de nuestra experiencia podemos decir que es perfectamente asumible. De hecho, en esos tres días tuvimos incluso tiempo para dedicarle una mañana a Zaanse Schans, el pueblecito cercano a la ciudad donde se pueden contemplar los típicos molinos holandeses rodeados de tulipanes y al que se llega en tren. En Ámsterdam hicimos todo caminando, excepto el preceptivo paseo en barca por los canales y un recorrido en bicicleta. Porque nadie al que le gusten las dos ruedas puede ir a la ciudad holandesa y no caer en la tentación de pedalear y sentirse el rey por encima de vehículos, e incluso peatones.

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Día 1. Agua y tierra para tomar contacto con la ciudad

El cansancio del viaje obliga el primer día a tomarse todo con un poco más de pausa. Nosotros llegamos a la ciudad a mediodía, por lo que de esa primera jornada aprovechamos la tarde hasta que el cuerpo aguantó. Un buen plan para no acabar demasiado rendido es realizar el paseo en barco por los canales de Ámsterdam (ver el post de los mejores paseos en barco en Europa). Es una forma de quedarse con una visión global de la ciudad desde una perspectiva muy diferente y sin consumir ni una sola caloría. Las opciones para este tipo de paseos son variadas, pero suelen durar entre 60 y 90 minutos por un precio que se mueve en torno a los 16 euros por persona. La mayoría salen desde Centraal Station. Durante la travesía, un guía va explicando todo aquello que se presenta ante nuestros ojos en varios idiomas. Algunos incluso lo hacen en español.

Uno de los barcos que realiza los paseos Ámsterdam en tres días
Uno de los barcos que realiza los paseos

En esa primera jornada de los tres días en Ámsterdam se puede hacer poco más salvo tener un primer contacto con el irreverente y descarado Barrio Rojo. Nosotros lo hicimos para comer en el que califican, como uno de los mejores restaurantes chinos que hay en el mundo fuera de China. Se trata del New King, ubicado en la transitada y animada calle Zeedijk. Un lugar de cocina mandarina a precios razonables que nos sorprendió gratamente.

Puesto de arenques Ámsterdam en tres días
Puesto de arenques

Día 2.  Plazas, puentes, museos y el colorido mercado de las Flores

El segundo día fue el que concentró el grueso de visitas en este viaje a Ámsterdam en tres días. Durmiendo bien para reponer fuerzas y madrugando, cualquier viajero se puede “zampar” de una tacada gran parte de las visitas imprescindibles en la ciudad holandesa. Empezamos por algunos de los puentes más bellos. Auténticas obras de arte sobre el río Amstel en las que se obtienen instantáneas irrepetibles con elementos fijos como las bicicletas, las pequeñas embarcaciones y las típicas casas de la ciudad. Hay dos puentes imprescindibles, el Marege Brug y el Blauwbrug. El primero es de madera, basculante y pintado de un color blanco inmaculado. Es recomendable visitarlo de noche, momento en el que se ilumina con decenas de bombillas. Por su parte, el Blauwbrug se encuentra a continuación. Su nombre se debe a que el puente original de madera estaba pintado de azul, pero posteriormente se levantó el que contemplamos en la actualidad que está inspirando en los que hay sobre el Sena en París.

Vista del Marege Brug Ámsterdam en tres días
Vista del Marege Brug
El Marege Brug, de noche Ámsterdam en tres días
El Marege Brug, de noche
Candados en el Marege Brug Ámsterdam en tres días
Candados en el Marege Brug
Blauwbrug Ámsterdam en tres días
Blauwbrug

Esto en cuanto a puentes, pero Ámsterdam también son sus animadas plazas. Repleta de terrazas y de jóvenes charlando, cantando, tocando la guitarra, bebiendo o ‘wasapeando’ está Rembrandtplein, la plaza dedicada al insigne pintor neerlandés. Destaca una representación escultórica de su famoso cuadro “La ronda de noche”, que contrasta con la modernidad de una pantalla led  inmensa que programa anuncios al más puro estilo Times Square o Piccadilly Circus.

Escultura de "La ronda de noche" en Rembrandtplein Ámsterdam en tres días
Escultura de «La ronda de noche» en Rembrandtplein
Tranvías pasando por Rembrandtplein Ámsterdam en tres días
Tranvías pasando por Rembrandtplein

Pero si hablamos de plazas hay que hacerlo del Dam. Es el corazón de Ámsterdam. Una de las plazas más bonitas de Europa y un inmenso espacio donde conviven holandeses, turistas, artistas callejeros, puestos de perritos calientes… Está presidida por la Nieuwe Kerk, la iglesia que acoge todas las coronaciones reales, y el propio Palacio Real. Justo detrás de la plaza Dam está el Magna Plaza, un centro comercial al estilo de los Harrods de Londres, las Galerías Lafayette de París o las Galerías Pacífico de Buenos Aires. Merece la pena entrar simplemente para disfrutar de un magnífico edificio que anteriormente albergó las oficinas de correos de la ciudad.

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Palacio Real en el Dam Ámsterdam en tres días
Palacio Real en el Dam
Nieuwe Kerk en el Dam Ámsterdam en tres días
Nieuwe Kerk en el Dam
Magna Plaza Ámsterdam en tres días
Magna Plaza

Pero si la plaza Dam está llena de vida, el mercado de las flores o Bloemenmarkt está también repleto de ese ambiente y además de color, muchísimo color. Decenas de puestos, algunos flotando en el Canal Singel, ofrecen miles de especies florales que se convierten en un gusto para la vista y el olfato. Es complicado marcharse del Bloemenmarkt sin llevarse un paquete de bulbos de tulipán para plantar en casa. Algunos incluso se presentan dentro de un pequeño zueco holandés ideal para regalar. De hecho el mercado de las flores también está lleno de tiendas de souvenirs y de regalos.

Mercado de las flores Ámsterdam en tres días
Mercado de las flores

Junto al Bloemenmarkt se levanta una de las iglesias más interesantes que ver en Ámsterdam, se trata de De Krijtberg (iglesia de San Francisco Javier).

De Krijtberg Ámsterdam en tres días
De Krijtberg

En este itinerario y, antes de adentrarnos en el Barrio Rojo, tenemos otras dos visitas cercanas. Una es el patio de Begijnhof, un auténtico remanso de paz después de sumergirse en el bullicio de lugares como el Dam, el mercado de las flores o Rembrandtplein. Está precisamente en las inmediaciones de otra plaza llena de vida, y también de bicicletas encadenadas. Se trata de Spui. Begijnhof es como el patio interior que vemos en muchas zonas residenciales de nuestras ciudades, pero en versión elegante del siglo XV. De hecho es el más antiguo de este tipo que hay en Ámsterdam. Sólo se puede visitar hasta las 17:00 horas y es como adentrarse en un mundo paralelo. Su nombre significa noviciado, porque en su origen había una residencia de mujeres solas dedicadas a la oración. Es fundamental recorrerlo en silencio y con pausa. Dejándose llevar por el misticismo de un lugar que fue sin duda uno de los que más nos sorprendió y agradó en nuestro viaje de tres días en Ámsterdam.

Patio de Begijnhof Ámsterdam en tres días
Patio de Begijnhof
Ante algunas de las casas del patio de Begijnhof Ámsterdam en tres días
Ante algunas de las casas del patio de Begijnhof

Barcos convertidos en casas flotantes

Otra de las cosas que más llama la atención de Ámsterdam es ver en los canales de la ciudad decenas de barcos que hace años que no navegan. Su función es otra bien diferente. Se han convertido en viviendas. En total hay más de 2.500 por toda la ciudad, algunas equipadas con todo lujo de detalles y otras más modestas.

Uno de los barcos casa Ámsterdam en tres días
Uno de los barcos casa

¿Cuál es la razón? En algunos casos es por puro romanticismo y por el gusto de vivir en un barco disfrutando de otra perspectiva de la ciudad. Pero su origen está en la escasez de viviendas que había en Ámsterdam tras la Segunda Guerra Mundial y al elevado precio de los alquileres. Lo que ocurre es que hoy en día vivir en un barco es tanto o más caro que hacerlo en una casa convencional. Cada vez es más común que los visitantes de la ciudad quieran disfrutar de esta experiencia ya que hay alojamientos también flotantes.

Junto al Begijnhof podemos hacer parada en el Ámsterdam Museum (13,50€) en el que se cuenta la historia de la ciudad holandesa y además nos podemos tomar una cerveza en su bar que ofrece unas estupendas vistas sobre la urbe.

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Era el turno del Barrio Rojo. Ya habíamos hecho una incursión el día anterior, pero este lugar hay que pasearlo con más calma. Es la cara gamberra de la ciudad. Lo burdeles con vitrinas en las que se muestran las prostitutas, los coffe shops donde se puede fumar marihuana libremente, las tiendas por productos sadomasoquistas y eróticos y unas construcciones vetustas (no obstante es el barrio más antiguo de la ciudad) conviven con cientos de turistas que lo han convertido en el principal reclamo de Ámsterdam. Y también comparten espacio con la devoción de iglesias como Oude Kerk que se abre paso entre el vicio y el desenfreno de un distrito imprescindible al que no es recomendable ir con niños.

Tienda de preservativos en el Barrio Rojo Ámsterdam en tres días
Tienda de preservativos en el Barrio Rojo

Para acabar la jornada nos desplazamos caminando hasta el sur de la ciudad para visitar un museo totalmente diferente. Se trata del Heineken Experience. Puede parecer pretencioso dedicar unas horas de este viaje a Ámsterdam en tres días a un museo sobre la cerveza cuando esta ciudad es precisamente una de las cunas del arte mundial con un buen puñado de interesantes galerías. Lo sentimos, pero no nos resistimos a atraparnos por la magia de la compañía verde. El precio de la entrada es de 18 euros y, además de beber cerveza, se pueden visitar las instalaciones de la primigenia destilería de la marca, comprobar su evolución y disfrutar de espacios lúdicos.

Evolución del logotipo de Heineken Ámsterdam en tres días
Evolución del logotipo de Heineken
Antigua factoría en el Heineken Experience Ámsterdam en tres días
Antigua factoría en el Heineken Experience
Bebiendo Heineken Ámsterdam en tres días
Bebiendo Heineken

Día 3. Molinos, paseo en bicicleta y los museos imprescindibles de Ámsterdam

Este viaje de Ámsterdam en tres días llegaba a su final con la última jornada completa en la ciudad. Por la mañana decidimos tomar el tren a Zaanse Schans desde Centraal Station. Para ello hay que coger un billete hasta la estación de Koog Zaandijk y, desde allí, caminar diez minutos hasta la zona de los molinos. Se trata de una visita sencilla y corta que merece la pena si hay tiempo suficiente.

Con los molinos de Zaanse Schans Ámsterdam en tres días
Con los molinos de Zaanse Schans

De vuelta a la ciudad holandesa no pudimos resistir la tentación de alquilar una bici como explicamos en este post de Ámsterdam en bicicleta. Un recorrido muy intenso que nos permitió visitar puntos por los que ya habíamos pasado como la plaza Dam, pero desde otra perspectiva. Y también para hacer parada en otras zonas más desconocidas como pequeños puentes sobre los canales de lo más fotogénicos.

Y dos museos para acabar. En primer lugar uno que se escapa a este concepto. Se trata de la Casa de Ana Frank. Un imprescindible en cualquier viaje a Ámsterdam (9€). Normalmente hay que hacer cola porque son cientos las personas que la visitan cada día. Impacta ver las estancias de la casa tal y como estaban cuando la pequeña Ana y su familia se ocultaron de los nazis. Eso sí, sin los muebles que se llevó la Gestapo cuando la asaltó. Hablamos de casa en sentido eufemístico, ya que más bien fue el escondite que aparece detrás de una estantería móvil. Aún se mantienen algunas fotografías colgadas en las paredes y las marcas que dejaron sus atemorizados residentes. Las páginas del Diario de Ana Frank vienen directamente a la cabeza mientras se camina en silencio por un lugar que desprende un cúmulo se sentimientos difícilmente explicables con palabras. Una experiencia vital que, por nada del mundo, la hubiéramos eliminado de este viaje a Ámsterdam en tres días.

Ante la entrada a la Casa de Ana Frank Ámsterdam en tres días
Ante la entrada a la Casa de Ana Frank
Museo de la Casa de Rembrandt Ámsterdam en tres días
Museo de la Casa de Rembrandt

Y para acabar, el museo por excelencia de Ámsterdam. Se trata del Rijksmuseum. Puesto que el dedicado a Van Gogh (18€) estaba cerrado por obras, apostamos por hacer un pequeño recorrido por el que sin duda es el mejor museo de Holanda. Su entrada tiene un precio de 17,50€ y si se va a visitar en un fin de semana, es mejor adquirir las entradas con antelación vía online. Antes de entrar en él, es obligado hacerse una foto con las letras de “Iamsterdam”. Eso si queda un hueco en alguna de ellas. Lo mejor en el Rijksmuseum es visitarlo de arriba abajo y, sobre todo, no agobiarse. Hay personas que le pueden dedicar perfectamente un día entero. Nosotros no teníamos más que un par de horas, aunque lo aconsejable es permanecer en él toda una mañana o una tarde. Allí podemos ver, entre otras muchas obras, el cuadro “La ronda de noche” de Rembrandt, que en la plaza dedicada al pintor habíamos visto convertido en escultura.

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Ante las letras de "Iamsterdam" Ámsterdam en tres días
Ante las letras de «Iamsterdam»
Rijksmuseum Ámsterdam en tres días
Rijksmuseum

Así finalizó este intenso viaje a Ámsterdam en tres días en el que exprimimos al máximo una ciudad imprescindible en Europa. Con similitudes con Londres, París o Madrid, pero muy diferente a todas ellas. Una pieza más en el puzle que conforma el viejo continente.

Pablo Montes y Estefanía Casillas
Pablo Montes y Estefanía Casillas
Periodista e Ingeniera Agrícola. Viajeros

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