Día 1. Monumentos de Sevilla: Puente de Triana. Real Alcázar de Sevilla. Plaza del Triunfo. Calle Mateos Gago. Iglesia del Salvador. Plaza Nueva. Catedral de Sevilla. Giralda. Real Maestranza de Caballería (visita guiada). Torre del Oro. Palacio de San Telmo. Parque de María Luisa. Plaza de España. Paseo por el barrio de Triana.
Pocas jornadas viajeras nos han cundido tanto como la primera de las dos que vivimos en la capital hispalense. A pesar de no madrugar demasiado, tuvimos tiempo de visitar los monumentos de Sevilla más emblemáticos gracias a una soberana caminata. Declinamos el uso del transporte público ya que el tiempo acompañaba y Sevilla es una ciudad por la que sea pasea sin ningún tipo de problemas por la ausencia de cuestas.
Cruzamos el puente de Triana en dirección al centro de la ciudad con el objetivo de visitar el primero de los monumentos de Sevilla que teníamos programados: los Reales Alcázares. Para evitar colas es bueno sacar las entradas vía internet en su página web. Tienen un precio de 10 euros por persona más 1 euro por gastos de gestión. A la hora de obtenerlas también hay que elegir la hora de visita (entre las 9:30 y las 17:00 horas). De esta forman evitan que se concentre demasiada gente en sus salas, ya que es uno de los lugares más visitados de Sevilla. Las habitaciones del Palacio Alto o Cuarto Real Alto requieren una entrada aparte que cuesta 14 euros, pero nosotros nos quedamos sólo con el Alcázar que da mucho de sí. Se puede pasar una mañana entera recorriendo sus estancias y jardines ya que se trata de un lugar fantástico con una magia especial.
Es difícil aglutinar en un solo espacio tantos estilos arquitectónicos diferentes como los que vemos en los Reales Alcázares de Sevilla. Desde el islámico pasando por el mudéjar hasta llegar hasta el gótico, el renacentista y el barroco. Su estancia más reconocida y reconocible es el Patio de las Doncellas que guarda cierto parecido con el Patio de los Leones de la Alhambra de Granada. La portada del Palacio de Pedro I, el Arco de los Pavones del Salón del Techo de Carlos V o la Cúpula del Salón de Embajadores son otros de los elementos más llamativos que te dejan con la boca abierta.
Mención aparte merecen sus jardines, un auténtico paraíso terrenal repleto de fuentes, naranjos y limoneros. El tiempo se detiene en este vergel que el visitante no se cansa de admirar. Si además el flujo de visitantes no es muy grande y el tiempo acompaña, la paz que desprende ese lugar es aún más palpable. Un buen colofón para una visita imprescindible en Sevilla que deja tan buen sabor de boca como la que provoca la Alhambra en Granada, salvando las distancias.
Los Reales Alcázares de Sevilla, junto a la Catedral y el Archivo de Indias fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1897. El epicentro de estos tres puntos es la Plaza del Triunfo, en la que destaca la imagen de la Virgen y el Niño (Templete del Triunfo de Nuestra Señora del Patrocinio) que da el nombre al ágora y el solemne monumento a la Inmaculada Concepción. En los alrededores de esta plaza podemos ver las típicas calesas sevillanas que dan lugar a una estampa muy interesante. El paseo en estos coches de caballos está indicado para los bolsillos con más poderío ya que tiene un precio de 36 euros la hora, según la tarifa que fija el Ayuntamiento. Por lo tanto, si algún cochero les quiere cobrar más, les está timando descaradamente.
Era el turno de reponer fuerzas y lo hicimos, como relato en el post “Tapeo por Sevilla”, en la Bodega Santa Cruz, a la que se llega por una de las vías con más ambiente de tapas, cervecitas y finos de la ciudad, la calle Mateos Gago. Tras el receso nos acercamos, recorriendo algunas callejuelas con mucho encanto, a la plaza del Salvador, donde se levanta la iglesia del mismo nombre. Es otro sitio con mucho ambiente ya que hay numerosas terrazas de otros tantos bares de tapeo. Este templo es uno de los más bellos de Sevilla y el segundo más grande después de la Catedral. Cuenta con tres naves y 14 retablos que el visitante no se puede perder. Además, existe una entrada conjunta para ver la iglesia del Salvador, la Catedral y la Giralda por 8 euros, que se puede comprar a la entrada de este templo sin ningún tipo de colas. Es un truco para no tener que soportar las filas que se montan en los otros dos monumentos.
Antes de acudir a la Catedral y la Giralda, nos acercamos a la Plaza Nueva presidida por el monumento al Rey Fernando III y por el edificio del Ayuntamiento de Sevilla.
Ya en la Catedral hicimos un amplio recorrido “gorroneando” las indicaciones de un guía que explicaba a un grupo de alumnos de la ESO los pormenores de su retablo mayor. Una verdadera joya que está considerado el mayor de la cristiandad. Entre algunas curiosidades que explicó, está por ejemplo el porqué de la reja que lo protege. Esto se debe a que antiguamente la Catedral servía de cobijo para que pasaran la noche los mendigos. De esta manera se evitaba que accedieran al retablo y lo pudieran dañar o llevarse alguna pieza.
Desde la Catedral se accede directamente a la Giralda a cuyo campanario se accede por unas rampas que evitan que haya que subir escalones. Las vistas desde su la parte más alta son extraordinarias, aunque existe el inconveniente de que unas barras de hierro protectoras impiden que se puedan hacer mejores fotos. Antes de abandonar la Catedral se pasa por el Patio de los Naranjos, otro lugar de mucha paz y sosiego que, junto con la Giralda, es el único vestigio de la antigua Mezquita de Aljama sobre la que se construyó el templo.
De un templo a otro, pero esta vez del toreo. Porque desde la Catedral nos fuimos en dirección al Guadalquivir para visitar la Real Maestranza de Caballería. El coso del Baratillo (como también se le conoce) es la segunda plaza más importante de España tras Las Ventas. Una verdadera preciosidad con un anillo imponente y que por fuera no de la sensación de coso taurino ya que está incrustado entre las viviendas de alrededor. Por 4 euros se puede hacer una visitada guiada en la que te muestran su interior, el museo, la capilla y el patio de caballos. Una buena oportunidad para poder hacerse todas las fotos que se quiera con la plaza vacía.
Después de La Maestranza, caminamos en dirección sur por el paseo de Cristóbal Colón a la vera del Guadalquivir para contemplar otro de los monumentos de Sevilla más característicos , la Torre del Oro. Por 3 euros se puede visitar de lunes a domingo excepto los festivos y así recorrer el pequeño museo naval que alberga.
Junto a la Torre del Oro también parten los barcos que, por 16 euros, te dan un paseo por el Guadalquivir mientras un guía explica lo que se va viendo a ambos lados. Demasiado caro tratándose de un plan totalmente prescindible dado que las vistas de la ciudad desde el río son un poco limitadas al contrario de lo que sucede con el Sena en París, por poner un ejemplo de un paseo en barco de los que catalogo como obligados.
Desde la Torre del Oro nos dimos un paseo de un cuarto de hora andando, para casi rematar el día, en dirección al parque de María Luisa y la Plaza de España, no sin antes contemplar el bonito edificio del Palacio de San Telmo, sede del Gobierno andaluz.
El recorrido por María Luisa fue breve, pero daría mucho más de sí. Es el pulmón verde de la capital hispalense. Una especie de Retiro de Madrid o Central Park de Nueva York. Un lugar ideal para relajarse que en primavera debe lucir con una plenitud inigualable. Uno de sus puntos más emblemáticos es la glorieta de Bécquer, dominada por un monumento al genial poeta que es todo un homenaje al amor y el romanticismo.
No se puede concebir el parque de María Luisa sin la Plaza de España y viceversa. Este conjunto arquitectónico es otro de los clásicos de la capital andaluza y un lugar de una magnificencia y esplendor incuestionables. A todo esto se le suma el ambiente que hay. Niños jugando, parejas paseando en las barcas y los sevillanos y turistas disfrutando de un lugar para el esparcimiento no apto en los días de más calor del verano. Un homenaje a todas las provincias españolas en donde es obligado hacerse una fotografía en los azulejos de la tierra que a uno le vio nacer. En nuestro caso no faltó con el espacio dedicado a Salamanca.
Había que deshacer lo andando y eso teniendo en cuenta que el parque de María Luisa y la Plaza de España se encuentran apartados del centro de la ciudad y de nuestro hotel en Triana. Para no regresar por el mismo sitio, cruzamos el Guadalquivir por el puente de San Telmo y caminamos por la animada calle Betis del barrio trianero. Está llena de bares, edificios típicos y mucho ambiente que nos hicieron la vuelta al hotel mucho más llevadera.
Objetivo cumplido. El grueso de lo que había que ver en Sevilla estaba recorrido. Del cuerpo había salido. Aún quedaba una segunda jornada dedicada a otras de las sorpresas que nos depara la capital hispalense.
Espectacular descripción de tan bellos lugares. Estoy planificando mi viaje a Sevilla y esto me resultó de sua utilidad. Desde ya quedo muy agradecida!!!
Muchas gracias por tus palabras Sandra. Nos alegramos que este post sobre algunos de los principales monumentos de Sevilla te haya sido de utilidad. Un saludo y gracias por visitarnos.
Hola Pablo que maravilla de reportaje, así da gusto visitar una ciudad con tanta info, se nota que eres periodista. Muchas gracias
Muchas gracias Elena. Nos alegra que esta información te haya sido de utilidad para visitar Sevilla. Hemos hecho el artículo con todo el cariño posible. Un saludo y gracias por visitarnos.
Muy bueno articulo y super completo. Da gusto leerlo.
Muchísimas gracias por tu comentario, saludos.