Etapa 31 de la Senda del Duero: Pinilla de Fermoselle-Gran meandro del Duero-Fermoselle-Miradores (Arribes del Duero. Zamora). Dificultad: Fácil. Distancia: 16,40 kilómetros (ida y vuelta). Tiempo: 5 horas aproximadamente
En Salamanca se habla más de las Arribes y en Zamora de los Arribes, pero se ponga delante el artículo que se ponga nos encontramos ante uno de los parajes naturales más sorprendentes de la Península Ibérica. No comprendo que a estas alturas no tengan la declaración de Parque Nacional, aunque probablemente se deba a la ausencia de una importante campaña de promoción. Sea como fuere, los amantes de la naturaleza tienen en las Arribes del Duero un punto obligado para disfrutar del paisaje que forma el encajonamiento del río entre a frontera de España y Portugal.
De Pinilla de Fermoselle a Fermoselle en busca del gran meandro del Duero
Conocemos con bastante profundidad las Arribes salmantinas, pero aún no nos habíamos adentrado en su parte zamorana. Por ello escogimos esta ruta que es la etapa 31 de la GR14, la conocida como Senda del Duero. Transita entre las localidades de Pinilla de Fermoselle y Fermoselle y en ella tenemos la oportunidad de contemplar el gran meandro del Duero.
Dejamos el coche en la plaza presidida por la iglesia de Pinilla de Fermoselle para comenzar la ruta unos metros más adelante. Está muy bien señalizada con los indicativos rojo y blanco del GR14 y con un gran panel de la Senda del Duero.
Los primeros metros se baja por un pequeño camino encajonado entre dos muros de piedra y después se toma un sendero que era utilizado por los arrieros. Este primer tramo del recorrido es el más llamativo por la abundante vegetación en la que la encina reina por encima de cualquier otra especie.
Pronto nos toparemos a nuestra derecha con la vista del río Duero e, instantes después, con el gran meandro que impresiona por su magnitud. No existe un mirador como tal para contemplarlo en toda su dimensión, pero sí nos podemos subir a alguna roca para intentar obtener la perspectiva más adecuada a la hora de tomar alguna fotografía. Merece la pena divisar durante algunos minutos ese capricho de la naturaleza que es sin duda el gran atractivo de esta ruta.
Tras deleitarnos con el meandro, seguimos la ruta descendiendo hasta el arroyo de la Gorbias, que cruzaremos por un paso de grandes piedras. El sendero retoma altura aunque en esta ocasión dejaremos de divisar el Duero para tener una amplia panorámica de la penillanura. De nuevo descenderemos para cruzar la Rivera de Pinilla por un puente en el que veremos una señal con los kilómetros que nos quedan para llegar a Fermoselle (4,2).
Tras volver a ascender, el paisaje se torna más tosco y perdemos la belleza inicial. Esto ocurre especialmente cuando el sendero se convierte en un camino. Las encinas han desaparecido por completo y, a medida que nos vamos acercando a Fermoselle, empezamos a ver viñedos y más adelante tierras de olivos. En la época en la que hicimos la ruta (puente de diciembre) pudimos contemplar cómo en algunas parcelas se estaba recogiendo la aceituna (“apañar” lo llaman en Fermoselle). Incluso un amable agricultor que nos encontramos nos invitó a ayudarle, asegurándonos que como premio tras el trabajo nos esperaría un buen cordero asado. La oferta resultó tentadora por la segunda parte.
Llegando a Fermoselle nos encontramos a nuestra izquierda con la Fuente de la Noria, una interesante construcción que en su día abasteció de agua a esta localidad zamorana.
Unos metros más adelante la etapa concluye en las afueras del municipio entre más tierras de olivos. Nosotros decidimos continuar andando hasta los miradores sobre el Duero que están bien señalizados. El camino hasta ellos está “decorado” con numerosos paneles que informan al visitante sobre algunas tradiciones de Fermoselle y la comarca. En el punto final tenemos otra panorámica muy interesante sobre el Duero.
Si se llega a Fermoselle a una hora prudencial es obligada haber una visita por el municipio. Muy recomendables son las vistas que ofrece su castillo de Doña Urraca, situado en la parte más alta. Para entrar basta con dar un donativo para su mantenimiento y con ello puedes disfrutar de unas ricas nueces que se tiene que cascar uno mismo con una piedra.
Tras la visita turística, toca regresar a Pinilla por el mismo camino. Se trata de una ruta sencilla en la que es conveniente el uso de ropa adecuada y botas de montaña. Un acercamiento muy interesante a las Arribes del Duero de la provincia de Zamora para sorprendernos con este fenómeno geológico que, vuelvo a insistir, espero que algún día sea considerado Parque Nacional.
Estoy recopilando información de la zona de los arribes para hacer una escapada. Queremos llevar las bicis y las fotos me sirven para saber que aunque es senda, es ciclable. Bueno gracias por compartir tus impresiones.
Hola Guillermo, alguna parte de este tramo de la Senda del Duero del que hablo en el artículo puede suponer alguna dificultad para la bicicleta porque es estrecho y rocoso, pero en línea generales se puede hacer bien porque es un sendero ancho. Yo también hago rutas en MTB y sí me gustaría repetir este trayecto, pero en bicicleta. Saludos y suerte con la ruta.