Ruta de La Castañal (Belmonte de Miranda. Asturias). Dificultad: Moderada. Distancia: 13,7 kilómetros (ruta circular con paso por Ondes, Samartín d’Ondes y Dolia). Duración: 4 horas 30 minutos aproximadamente
Cuando se habla de Asturias sobran los calificativos para describir una región que enamora a todo el mundo que la visita. Ya he relatado un par de escapadas veraniegas para disfrutar de sus playas y del mundialmente conocido descenso del Sella, pero en esta ocasión nos alejamos un poco de la costa para adentrarnos en otra actividad no menos atractiva que nos ofrece este paraíso natural: el senderismo.
Alojarse en Belmonte de Miranda
En febrero de 2013 recalamos en el concejo de Belmonte de Miranda, una verdadera joya de la naturaleza a sólo 26 kilómetros de Grado y a 48 de Oviedo. Se encuentra muy cerca del Parque Natural de Somiedo y en la ribera del río Pigüeña, que por aquella época registraba un importante caudal. En Belmonte nos alojamos en el Gran Hotel Rural Cela, una bonita casa convertida en alojamiento regentada por Roberto, un anfitrión de lujo que nos trató como marqueses y cuidó hasta el más mínimo detalle. La habitación, una verdadera gozada; la cena típicamente asturiana que nos sirvió una de las noches, de categoría y el desayuno, con abundantes productos naturales y caseros. No se le puede poner ningún pero y desde aquí lo recomiendo fervientemente si se quiere conocer este rincón tan bello de nuestro país.
Belmonte de Miranda tiene una amplia red de senderos y cada uno con un atractivo diferente. Nosotros nos decantamos por la ruta de La Castañal, que ofrece una buena radiografía de los bellos paisajes de este concejo asturiano y que transita por las aldeas de Ondes, Samartín d’Ondes y Dolia. Desde sus puntos más altos podemos contemplar unas impresionantes vistas del Parque de Somiedo que, en la época en la que estuvimos, se podían ver las cumbres totalmente cubiertas por la nieve.
La ruta de la Castañal, paso a paso
La ruta se inicia en la parte alta de Belmonte una vez que hayamos cruzado el puente sobre el río Pigüeña. Los primeros metros se realizan por un frondoso bosque de castaños, avellanos y laureles, entre otras especies, sin perder de vista a nuestra derecha el caudal del río. Una de las primeras vistas que nos impresionan es la del Regueiru de Cuovasil, un regato con abundante agua que desemboca en el Pigüeña. Unos metros más adelante aparece la Fuente de Santa Icía que, según reza su cartel informativo, ofrece un agua de gran calidad.
Cuando llegamos a un punto conocido como Valdeniseiros vemos que la ruta se bifurca en dos. Tendremos que tomar el sendero de piedras que sale a nuestra izquierda que es el que nos aleja del río Pigüeña, para comenzar la ascensión rumbo a Ondes tras dejar una pequeña cabaña a la derecha. El otro camino, sigue recto por la ribera del río en dirección a Somiedo.
Ondes es una pequeña aldea que data del siglo XII y que hay que cruzar para tomar la carretera que nos lleva a Samartín d’Ondes. En ambos núcleos la ruta no está muy bien señalizada y nos tocó preguntar a algunos lugareños que muy amablemente nos indicaron el camino. El tramo entre Ondes y Samartín es quizás el menos atractivo ya que como digo transcurre por una carretera en la que afortunadamente no hay apenas tráfico.
Samartín d’Ondes bien merece una pequeña visita. En esta aldea podemos ver algunos hórreos tradicionales asturianos y construcciones singulares. Después tomamos la pista asfaltada que sale a la izquierda del pueblo para volver subir en dirección a una zona conocida como La Corredoira. En su punto más alto podemos contemplar unas fantásticas panorámicas de la zona y del Parque Natural de Somiedo, totalmente cubierto por la nieve en la época en la que nosotros hicimos la ruta. Por allí también pudimos ver a vaqueros y pastores transportando al ganado. Esa parte del trayecto la cruza, nada más y nada menos que el Camín Real de la Mesa, una antigua calzada romana que unía Asturias con León y que es una de las sendas más conocidas de la Cordillera Cantábrica.
La ruta de La Castañal continúa por la pista asfaltada hasta otra pequeña aldea, la de Dolia, que parece sacada de un cuento por la belleza del lugar en la que está enclavada. Allí también tuvimos que preguntar a los lugareños por dónde seguía el camino de regreso a Belmonte porque la señalización brillaba por su ausencia. El tramo final de la ruta es muy bello porque vuelve a transcurrir por un pequeño sendero entre la frondosa vegetación y junto al Regueiru de Cuovasil.
Finalmente entramos en Belmonte por el Barrio de los Caleyos. En el track de la ruta que podéis ver en la parte superior del post, el final del trayecto se sitúa antes de llegar a Belmonte. Un fallo técnico debido a que la batería del teléfono se agotó antes de la cuenta y no duró hasta la conclusión de la ruta de La Castañal. De todos modos no hay ninguna pérdida, porque simplemente hay que seguir el camino hasta regresar al punto de partida.
Una de las más bellas rutas que ofrece el concejo de Belmonte de Miranda que bien merece ser descubierto por los amantes del senderismo y de la siempre sorprendente comunidad asturiana.