El turismo es siempre un buen termómetro de la situación económica de un país. España viene de registrar un 2014 histórico como demuestran las cifras de visitantes extranjeros, pero también las de españoles que han renunciado a salir de sus fronteras y han preferido optar por alguno de nuestros fantásticos destinos. La crisis frenó el gusto por los grandes viajes internacionales, pero las cosas parecen haber cambiado ligeramente. Sólo hace falta haberse pasado por la feria Fitur 2015 para comprobar que el interés por viajar está poco a poco recuperándose. La afluencia de visitantes del pasado domingo 1 de febrero fue inmensamente mayor a la que los pabellones de Ifema en Madrid tuvieron un año antes, también en domingo. Puede parecer una simple anécdota, pero se trata de una feria a la que un porcentaje alto el público no profesional que acude, lo hace para interesarse por hacer algún tipo de viaje, escapada o crucero y el resto van en busca de degustar algún producto típico, participar en unos cuantos sorteos y llevarse algún regalito. Los viajes vuelven a interesar y, aunque aún queda un camino muy largo para que este país recupere lo mucho perdido durante estos años de dura crisis, hay ciertos mensajes de confianza que van llegando.
Fitur volvió a ser una fiesta que nos permite dar una vuelta al mundo sin movernos del recinto ferial madrileño. También es un indicador del poderío de algunos países emergentes que se vuelcan sin complejos en promocionar sus encantos. Panamá y Brasil son dos claros ejemplos. Sus estands en la feria Fitur eran un auténtico espectáculo multicolor con música, bailes típicos, degustaciones y un numeroso personal para atender a todos los interesados en acudir a estos dos destinos americanos. Sin duda el pabellón que recoge los estand de los países de este continente se lleva la palma. El más animado, colorista y generoso. Aquí también brilla uno de mis países favoritos, Costa Rica, que ensalza todo su atractivo natural. Esta joya de Centroamérica despierta cada vez más interés y prueba de ello fue que muchos visitantes se acercaron hasta sus asesores para interesarse por un posible viaje.
La Península Ibérica está de moda y no sólo por España, también por Portugal. Mi gran debilidad turística también dio el do de pecho en Fitur con un stand inmenso lleno de sorpresas. Una de ellas fue el cuadro de los Reyes de España realizado con 30.000 tapones de corcho que los portugueses llevaron a la feria como un guiño a nuestro país. Sin duda, de lo más fotografiado por los visitantes.
En el pabellón de Europa también demostraron su apuesta por el turismo países como Italia, Grecia y Polonia que, aunque no atraviesen tampoco una situación económica precisamente buena, se toman la cita como una inversión para que este sector tome las riendas de su recuperación.
El paseo por los estands de los países asiáticos tampoco deja lugar a la indiferencia. Desde el exotismo de Uzbekistán, pasando por la colorista India hasta llegar a la ostentosidad de China y Japón. Todos ellos se venden de la mejor manera posible dando un peso muy importante a sus tradiciones y ofreciendo al mismo tiempo las imágenes más idílicas de su geografía. En esa misma línea se afanan los africanos, que intentan hacerse un hueco y medio de la oferta de destinos más tradicionales y llamativos. Ahí se erigen lugares como Botsuana o Mozambique, que intentan mostrar al visitante algo más que safaris y selva.
Las regiones españolas presentaron unas propuestas muy similares a las del pasado año. Destacó Andalucía que ocupó ella solita un pabellón en el que se sucedieron las actuaciones de flamenco y sevillanas. No se quedó para atrás Madrid, que le dio bastante peso al deporte presumiendo de sus cuatro equipos en Primera División y en el que ofrecía un concurso que consistía en tirar penaltis sin balón, al más puro estilo Wii.
Las ciudades Patrimonio de la Humanidad organizaron el sorteo de un viaje en el que se participaba con un pasaporte que había que sellar en los estand de cada una de ellas. Una manera de visitarlos obligatoriamente y captar a más visitantes. En este punto hago parada obligatoria en mi tierra Salamanca, que se presentó dentro del estand de Castilla y León apostando por una importante cita que tiene lugar este año, el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. Aquí tiene un papel protagonista Alba de Tormes, lugar en el que murió y está su sepulcro.
Guijuelo conquistó el paladar de los visitantes con sus degustaciones de jamón y Ciudad Rodrigo se plantó en Fitur de la mano de la localidad portuguesa de Almeida para dar una pequeña muestra de todo su potencial.
Brillaron también con luz propia las propuestas de Asturias, que llegó a la feria con un verde estand en el que repartió escapadas a esta comunidad con un concurso que consistía en una caja fuerte que tenías que abrir con un código que te facilitaban. Si lo conseguías, el premio estaba servido. También Euskadi mostró sus virtudes y sorteó una estancia en Bilbao durante el fin de semana del Concurso Mundial de Saltos Red Bull en la ría si previamente te hacías una divertida foto con todo el equipamiento propio de los nadadores y saltadores.
Una Feria que da mucho de sí y que es sin duda una visita obligada año tras año para los profesionales del sector turístico, pero también para los blogueros de viajes y público en general.