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Día 3. Museo del Louvre. Iglesia de St-Germain d’Auxerroix. Torre de Santiago. Hotel de Ville (Ayuntamiento). Catedral de Notre Dame. Saint Chapelle. La Sorbona. Panteón. Jardines de Luxemburgo. Iglesia de Saint Sulpice. Iglesia de Saint Germain des Prés. Plaza de la Bastilla. Plaza de la República.
La tercera jornada en la Ciudad de la Luz amaneció muy desapacible e incluso cayeron copos de nieve entre chaparrón y chaparrón y todo aliñado con el intenso frío del enero parisino. Este panorama convirtió en aún más acertado el plan de la mañana: visitar el museo del Louvre. Como lo teníamos al ladito del hotel fue un pequeño paseo de nada. Antes de entrar es obligado hacer las típicas fotos con la pirámide de 673 paneles de vidrio por la que se accede al museo.
La entrada cuesta 12 euros y obviamente merece la pena ya que es el espacio de arte más visitado del mundo y en él se pueden ver algunas de las obras más importantes de la historia como “La Gioconda” de Da Vinci o la “Venus de Milo”, entre otras muchas. Soy un profano en cuestiones de arte y por ello no me voy a extender en este apartado ya que por la red de redes podréis encontrar mucha y muy buena información sobre qué ver en el Louvre. Sí os diré que el tiempo que se puede dedicar a su visita es muy variable: desde una mañana a varios días. Todo depende del interés del viajero por el arte. Como mínimo para contemplar las principales obras hay que dedicarle tres horas ya que es inmenso.
Hotel de Ville de París
A la salida del Louvre es recomendable visitar la iglesia de St-Germain d’Auxerroix, que se encuentra justo al ladito del museo y que destaca por su campanario de estilo neogótico. Tras reponer fuerzas con el almuerzo y siguiendo caminando en dirección sureste por la Rue de Rivoli nos encontramos con la Tour Saint-Jacques (Torre de Santiago), bello campanario vestigio de una iglesia destruida en 1797. A unos pasos contemplamos el Hotel de Ville, que no es otra cosa que el majestuoso Ayuntamiento de París. En la plaza en la que está ubicado estaba instalada una pista de patinaje por eso de ser pleno invierno. Se pueden realizar visitas guiadas individuales y en grupo, pero optamos por sólo verlo por fuera ya que en París hay que seleccionar muy bien a qué sitios se entra. En primer lugar por el dinero y en segundo por el tiempo.
Catedral de Notre Dame
Desde la plaza del Ayuntamiento se cruza el puente de Arcole para acceder a la Isla de la Cité donde se encuentra la Catedral de Notre Dame. Aunque un molesto árbol de Navidad nos fastidió un poco las fotos de la fachada (incomprensible ya que estábamos a finales de enero), merece la pena contemplar son sosiego su cara principal y disfrutar con uno de los templos góticos más antiguos del mundo. La entrada es gratuita, pero si se quiere acceder a las torres hay que abonar 8,50 euros, y a la cripta, otros 7 euros. Nosotros nos limitamos a la visita al templo.
Siguiendo en la Isla de la Cité, visitamos la Saint Chapelle, una iglesia gótica concluida en 1248 para albergar las reliquias de la Pasión de Cristo. La entrada tiene un precio de 8,50 euros. Abandonamos la Isla (considerada antiguamente como el centro de la ciudad) por el puente de Saint-Michel en dirección al bullicioso barrio Latino para contemplar la Universidad de la Sorbona, una de las más antiguas del mundo junto a Oxford, Bolonia y, por supuesto, la de mi tierra, Salamanca. Fantástico el ambiente estudiantil que se respiraba con facultades repletas de carteles reivindicativos que hacían retrotraerse a tiempos pasados. En esa zona podemos ver el Panteón, uno de los primeros monumentos neoclásicos de París. Se trata de un espacio histórico que rebosa patriotismo y en el que se pueden encontrar las tumbas de personajes como Rousseau, Voltaire y Víctor Hugo. Su entrada tiene un precio de 7,50 euros y ya sólo son su fachada te haces una idea de su grandiosidad.
Jardines de Luxemburgo y plazas simbólicas de París
Caminando hacia el oeste nos encontramos con otros jardines señeros de París, los de la Luxemburgo. Como dije con los de las Tullerías, al ser pleno invierno estaban mucho menos vistosos que si se visita París en primavera, pero igualmente es obligado darse un paseo por ellos. Causalidades de la vida nos encontramos con una compañera de la Facultad de Comunicación, Beatriz, con la que tuvimos una agradable charla y nos hicimos unas fotos. Dicen que son los jardines más bonitos de la capital parisina, y es cierto que su cuidado y majestuosidad están fuera de toda duda. Están presididos por el palacio del mismo nombre, que actualmente acoge el Senado francés.
Al noroeste de los jardines se encuentra la inacabada iglesia de Saint-Sulpice, la segunda más alta de París y más famosa aún por ser de los lugares más citados en el “Código da Vinci”. Es obligado entrar a visitarla porque es gratuita y además se pueden contemplar unos fantásticos frescos de Delacroix.
Volviendo hacia el norte abandonamos el barrio Latino para entrar en el de Saint-Germain-des-Prés en el que se encuentra la iglesia del mismo nombre. Uno de sus atractivos es que en ella descansan los restos del filósofo y matemático René Descartes.
Para completar la jornada dimos un giro hacia el noreste para visitar, ya con la noche caída, dos históricas plazas parisinas: la de la Bastilla, símbolo de la liberación del pueblo francés, y la de la República.
Después de la cena, y ya que nos caía cerca del hotel, tuvimos la mala idea de volver al Louvre para ver la pirámide de noche. Digo mala idea porque no teníamos ni idea de que esa zona no es muy aconsejable cuando el sol se esconde. Estábamos solos y eso ya nos puso en alerta y cuando empezamos a ver merodear a personajes sospechosos nos dimos definitivamente cuenta de que había que alejarse. Parece mentira que un lugar tan bullicioso y transitado de día esté completamente desierto de noche, pero así es.