Comer en Asturias

Comer en Asturias es una delicia y un verdadero placer. Lo difícil en esta tierra es dar con un restaurante, bar, taberna o tasca que dé mal de comer. Aquí va una pequeña muestra de los lugares que hemos visitado y que pueden adquirir la categoría de templo gastronómico.

Restaurante La Cerezal (Carretera de Ribadesella a Llanes. Ribadesella). Precio por persona: 30 euros.

Sin duda la sorpresa gastronómica más agradable de la breve estancia en Asturias. Restaurante ubicado en la carretera que une Ribadesella con Llanes nada más abandonar el primero. Aspecto de recinto para grandes eventos, pero con un trato cercano, rápido y eficaz. La especialidad, el arroz con bogavante. Una cazuela para dos y un pequeño entrante es más que suficiente para acabar con una barriga dos centímetros mayor y con la necesidad de echarse una siesta en la playa. Sabor exquisito de bogavantes frescos, con un arroz en su punto. La mejor elección se si visita la zona.

El Ovetense (Calle San Pelayo, 15. Cangas de Onís). Precio por persona: 15-20 euros.

Al igual que La Cerezal, otra recomendación de mi amigo Javier Lorenzo. En la calle en la que estaba ubicado nuestro hotel en Cangas de Onis y con una amplia terraza asturiana para degustar allí sus raciones de pulpo, chorizo a la sidra, fabada, chipirones a la plancha, lacón, solomillo, quesos asturianos etc. Todo muy bien elaborado regado con la sidra que te sirven sin problema cada vez que tienes vacío el vaso. Con tres o cuatro raciones para una pareja queda uno más que cenado o comido.

Al estar situado en la calle con más ambiente de todo Cangas de Onis, es un lugar muy demandado por la clientela y en los meses de verano es complicado poder encontrar un hueco. A pesar de todo merece la pena esperar para poder saborear algunos de los platos más representativos de la cocina asturiana. La plantilla de camareros es muy amable, están pendientes para escanciar la sidra cuando sea preciso y no hay que esperar demasiado para tener las raciones encima de la mesa.

Sidrería El Bodegón (Calle Mayor, 16. Llanes). Precio por persona: 23 euros.

Si algo tiene Llanes es variedad de restaurantes, sidrerías y bares para degustar los deliciosos productos asturianos. Lo complicado es decantarse por uno o, más bien, encontrar sitio para sentarse cuanto más si acudimos a la bella localidad asturiana en pleno verano. La Calle Mayor es la vía más bulliciosa y también la más repleta de lugares para tomarse unas viandas.

Nosotros nos decantamos por la Sidrería El Bodegón. Local típico cien por cien, con mesas y sillas para enanos en su interior y una gran terraza en la plaza de la Magdelana, por donde tiene otro acceso. Quizá un poco elevado de precio para tratarse de un sitio que no destaca por su presencia aunque se coma bastante bien. Lo más caro el delicioso plato de anchoas (siete unidades a 9,50 euros) y el exagerado (por su gran tamaño) cachopo (17,50).  Casi a precio a chuletón. Exquisita la tabla de quesos y el chorizo a la sidra. También he leído muy buenas críticas de sus percebes, pero como ocurre con las anchoas la ración no es demasiado abundante.

No es un lugar que recomiende encarecidamente por su elevado precio, pero no hay que negarle la calidad de sus platos.

Restaurante La Toscana (Calle Ramón Bautista Clavería, 10. La Felguera. Langreo). Precio por persona: 25 euros

Es un lugar que al que no se puede dejar de ir en una visita a Langreo. Ubicado en la parroquia de La Felguera, que pertenece al municipio langreano, se trata de un restaurante a la antigua usanza con un trato y limpieza exquisitos. La decoración es clásica y es un lugar idóneo tanto para tomar unas raciones, comer el menú del día o ir a la carta. Todo con un precio bastante económico.

El Restaurante La Toscana posee una cocina de gran calidad con unos platos abundantes. Destaca especialmente por el cachopo (presumen de hacer el mejor de Asturias), aunque en nuestra visita para cenar durante un viaje a Langreo nos decantamos por otras opciones. Espectacular el calamar relleno de mariscos y la lubina con salsa y patata panadera.

Pero si hay algo que destaca en La Toscana son las tostas. Acostumbrados a las que sirven en ciudades como Salamanca, de un tamaño relativamente pequeño similar a una rebanada de pan normal, en este restaurante hace unas «megatostas» de campeonato. Pedimos una (que en realidad son dos unidades porque las parten a la mitad) de cecina de aperitivo para los dos y quedamos totalmente saciados. También las preparan de carpaccio de bacalao, morcilla con compota de manzana, queso ahumado de pría y anchoas, etc.